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¿Quiénes eran los cadáveres hallados en Ategua?

Vista aérea del yacimiento de Ategua.

Carmen Reina

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Las excavaciones arqueológicas que se desarrollaron en el yacimiento de Ategua en los años 80 del pasado siglo hallaron, entre otras cosas, los restos de varios cadáveres de personas. En su momento, no se relacionaron más que con el yacimiento, pero de unos meses a esta parte, los informes que entonces se hicieron y una relectura de los mismos por una arqueóloga de la Junta, han puesto el foco en el origen real de esos restos humanos y abren la puerta a investigar si son restos de represaliados de la Guerra Civil.

La arqueóloga que ha tirado de ese hilo ha releído toda la información que existía sobre aquellos hallazgos de los años 80 y ha elaborado un informe para que Cultura y la Dirección General de Memoria Democrática tomen cartas en el asunto y que se pase del mero estudio arqueológico al forense para determinar el origen concreto de estos restos humanos.

Los detalles sobre las excavaciones llevadas a cabo entre 1980 y 1983 se escribieron en los cuadernos de campo de entonces de los arqueólogos que participaron en aquella tarea. Ahora, esta arqueóloga ha ido estudiando cada uno de ellos para saber qué significaba cada anotación sobre aquellos restos, según explica a este medio. En ese estudio, se empezó a reflejar la existencia de varios cadáveres –en concreto, de un mínimo de cinco cuerpos- y entre el millar de fotografías de la excavación, se encuentran también fotos de esos cadáveres.

Explica cómo, desde su ámbito de estudio, lo primero que llama la atención es que en Ategua haya cadáveres, puesto que desde épocas inmemoriales, todos los muertos se entierran en un cementerio, en un lugar específico para ello, por higiene. “Pero estos cadáveres no están en una necrópolis, sino dentro de lo que era la ciudad de Ategua. Eso es inviable, no puedes enterrar cadáveres dentro de la ciudad”. Es la primera pista para determinar que no se trata de un enterramiento normal.

Además, el estudio arqueológico arrojó que los cadáveres estaban dispuestos, en un lugar donde había una ciudad, “rompiendo estratos” del terreno de distintas épocas: romana, medieval y moderna. Y los estudios dejaban claro que, en ningún caso los cadáveres pertenecerían a las primeras etapas, sino que serían de la época moderna o contemporánea.

El número de restos hallados, que corresponderían al menos a cinco personas, refuerza la idea de que eran demasiadas personas fuera de un enterramiento adecuado, de un cementerio. “No es normal”. Y la posición de los restos, también arroja nuevas luces, puesto que los enterramientos se suelen hacer con la persona con el cuerpo depositado longitudinalmente y, en este caso, no fue así: la fotografía de uno de los cadáveres lo muestra en posición de cubito supino, a otros dos los muestra uno encima de otro, de uno más no existe fotografía…. Todos estaban muy juntos, pegados, amontonados.

Y de un quinto cadáver, aunque no existe foto, sí hay una “muy buena descripción” en el cuaderno de campo sobre su excavación, donde se dice que “arriba, del todo, a menos de un metro del coronamiento de la muralla”, aparece este cadáver, en posición de cubito prono –contra la muralla-, boca abajo. “A nadie se le entierra así”, dice la arqueóloga sobre una posición que recuerda más bien a un fusilamiento contra una tapia.

“¿Son de la Guerra Civil?”

Además, los arqueólogos hacen un croquis y comentan que uno de sus brazos aparece separado del cuerpo y que todas las costillas las tiene rotas. Aparecen, además, muchas piedras encima. Y una anotación clave en esos cuadernos de campo: “¿Son de la Guerra Civil?”. Parece, además, que uno de esos cadáveres, llevaba una insignia militar.

Con todos estos datos recuperados de aquella excavación y analizados ahora, la pregunta que entonces se hicieron vuelve a aflorar: ¿Son restos de fusilados de la Guerra Civil?

Con toda esta información, la arqueóloga ha elaborado un informe para la delegación de Cultura y para la Dirección General de Memoria Democrática, para que un análisis forense determine el origen de estos restos humanos.

Porque del análisis arqueológico se puede llegar a sospechar que los cadáveres estaban dispuestos en Ategua como un enterramiento ilegal, no de forma natural y de época reciente, pero no será hasta el estudio forense cuando se pueda determinar con más precisión su posible origen y muerte.

¿Y dónde están esos restos ahora? Esta arqueóloga ha comprobado que, efectivamente, se guardan en el Museo Arqueológico actualmente. Ahora, el siguiente paso está en manos de la Dirección General de Memoria Democrática, para que antropólogos forenses comprueben si los restos tienen daños compatibles con las muertes que se produjeron en la Guerra Civil y conocer con detalle cómo murieron estas personas y quiénes eran. “Esa es la parte más difícil”, asegura.

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