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Córdoba canta a sus Dolorosas

Nuestra Señora de la Paz y Esperanza | ÁLEX GALLEGOS

Redacción Cordópolis

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“Quien canta, ora dos veces”, decía, según se le atribuye, San Agustín. Y en Córdoba los fieles rezan también cantando a algunas de las imágenes dolorosas de la Virgen María que se veneran en la ciudad. No importa el carácter más o menos serio en la calle de su cofradía para que se le ofrezca el rezo acompañado de la música, aunque no todas las oraciones cantadas que se han compuesto están hechas para el bullicio de una procesión. Las hay de mayor y menor calidad literaria, de mayor y menor profundidad religiosa, más o menos íntimas, para cultos o para la calle, más o menos populares, más sencillas y más artificiosas y con mayor o menor calado entre el pueblo que las escucha y en ocasiones las reproduce haciéndolas suyas.

Pero todas tienen algo en común, y es el inmenso amor con el que sus autores las han pensado y escrito en honor y gloria de las imágenes sagradas a las que las han dedicado. Así, no sería justo pensar que en el plano de los sentimientos unas sean superiores a otras, pues cada cual siente a su Virgen, para la que escribe o a la que le canta, más cercana que las demás imágenes y une su canto y su rezo a momentos únicos en su vida. De ahí que el orden seguido en este reportaje sea aleatorio y no atienda a criterios de calidad literaria, musical o fama.

En lo musical, algunas de estas oraciones y plegarias están compuestas para banda, otras para orquesta, para órgano o para coro con guitarras; para ser cantadas por soprano, tenor, por coros de distintos tipos y, en algunas ocasiones, por el pueblo, si bien esto no siempre se consigue aunque hayan sido interpretadas en conciertos, cultos o estaciones de penitencia. A continuación se reproducen algunas de ellas.

https://www.youtube.com/watch?v=2wxddPu60rY

La hermandad de las Angustias cuenta con un rico patrimonio de oraciones para cantar a su titular, aunque no está, por desgracia, entre los más conocidos ni entre los que más se escuchan, tampoco en sus cultos de manera constante aunque sí se le han ofrecido a la obra cumbre de la Semana Santa de Córdoba en momentos puntuales. Se puede hablar así de la Plegaria a la Santísima Virgen de las Angustias con música de Enrique Báez Centella y letra del que fuera hermano mayor de la corporación Manuel Revuelto Nieto, que es la más interpretada aunque estuvo olvidada durante mucho tiempo. Su letra, fechada en 1945, dice así:

Ave María, Reina del cielo, Madre de Angustias y de consuelo. A tus plantas rogamos los pecadores, no nos niegues, Señora, dulces favores. Que en ti confía, que en ti confía, segura de salvarse el alma mía.

También para la Virgen de las Angustias se han compuesto Madre mía y La Reina del Dolor. Ambas tienen música de José Timoteo Franco y letra de Manuel Revuelto. Bendita sea la Pureza cuenta con música de Ramón Medina Hidalgo y letra de Manuel Revuelto. Además, existen las  Coplas a Nuestra Señora de las Angustias Coronada, con música de José Manuel Delgado Rodríguez y letra de José Antonio Rojas Moriana, sacerdote y hermano de la cofradía. Estas coplas son la segunda composición más reciente junto a Himno a la Virgen de las Angustias, con música de Luis Bedmar y letra de Manuel Gahete.

María Santísima de la Paz y Esperanza cuenta también con varias composiciones de distintos estilos. Tiene varias salves y oraciones para ser cantadas por coro o acompañando a una banda de música dentro de marchas de procesión como en Los destellos de tu palio, de Manuel Pérez Rodríguez, quien también es autor de una plegaria para la misma imagen, o Pasa la Paz y Esperanza, de Manuel Alba. Sin embargo, la que más se conoce y más ha llegado al pueblo y los hermanos de esta cofradía es la letra que Rafael Castejón escribió para la marcha Paz y Esperanza, de Martín Salas, y que dice así:

Luna blanca de Nisán, iluminando al pueblo cordobés, por caminos de hermandad, bajo las alas de San Rafael. En su llanto de Humildad, tus ojos dan sentido a nuestra fe. Y los que alzaron el vuelo contigo a los cielos pueden escuchar, la plegaria de Esperanza que cantan tus niños, Reina de la Paz.

Nuestra Madre y Señora Santa María de la Merced cuenta con dos salves, una en la marcha de José Ramón Rico titulada Salve, Madre de los mercedarios y otra, más antigua, de Rogelio Benítez dentro de la marcha Madre de la Merced. Reza así:

Dios te salve, Reina y Madre de la Merced. Vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.

Salve, celestial Señora de pureza y hermosura y santidad sin igual. Esa mirada amorosa de tus ojos soberanos, dirigida hacia nosotros nos está pidiendo amor.

Ante tan dulce reclamo el corazón te entregamos; danos tu bendición. Señora de la Merced, redentora de cautivos, de los hijos que te invocan eres luz y eres camino. Señora de la Merced, yo te alabo con mi canto por las gracias que recibo a raudales, de tu mano. Salve, Madre, salve.

Por su parte, María Santísima de la Esperanza tiene también varias salves y plegarias sin música dedicadas, aunque con música cuenta con un himno de Antonio Fernández Moriana. Más reciente es la plegaria que Francisco Jesús Flores Matute escribió en su marcha Esperanza y Dulzura, así como la salve ¡Alégrate, Esperanza!, escrita por José Prieto Sicilia -periodista y colaborador de EL CIRINEO-, que se inserta en la marcha de procesión Una oración a la Virgen, de José Manuel Bernal Montero, y cuyos primeros versos cantan los músicos de la banda de la hermandad el Domingo de Ramos:

¡Alégrate, mujer revestida de Sol, que Dios está contigo! ¡Alégrate, que el “Fiat” de tu corazón a la Luz es camino! ¡Alégrate, Dolor, que en tu pena sin par renacerá la Vida! ¡Alégrate, pues mi alma goza, Esperanza, confiada a ti!

¡Alégrate, María, pura en plenitud, Madre de Dios y mía! ¡Alégrate, Candor que en fértil oración tras Jesús peregrinas! ¡Alégrate, Virtud que elevan a la gloria coros de ángeles Virgen! Y llévanos en tu regazo ¡Oh mi Esperanza de salvación!.

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Si se habla de la Virgen de los Dolores hay que decir que es, con diferencia, la que cuenta con mayor número de plegarias y oraciones para serle cantadas, según consta en el archivo de la hermandad. La corporación servita conserva incluso una letra de 1762 aunque no la música que la acompañaba. Este “oratorio sacro” se titula La Aurora llorosa del difunto Sol, y es de Manuel Ramírez. Hay que destacar que la mayoría de sus plegarias llegan a partir de los años 80 y cuentan con la música de Enrique Báez. Es el caso de Virgen bendita, con letra de Emilio Ángel Plata; Nuestro es tu Dolor, con letra de Francisco Alcalde; Madre del Gran Dolor y Señora de Córdoba, cuyas plegarias fueron escritas por Antonio Rodríguez Salido; Gemidos del alma, a la que puso letra Cristóbal Gallego, y Virgen de los Dolores, que escribió Miguel Salcedo Hierro. Carlos Hácar puso música por su parte a Aprender a sufrir, cuya letra es de Manuel García. Sin embargo, la más conocida en la actualidad y la única que se suele cantar, según explicó el hermano mayor de la corporación de San Jacinto, es la más reciente, que forma parte del trío de la marcha Los Dolores, de José de la Vega, y que fue escrita por Jesús Cabrera con los siguientes versos:

Virgen de los Dolores, faro de devoción, casa de mis mayores, ofrezco este cantar de amor.

Gloria de esta ciudad; oye Tú, Madre y Señora, en este altar de Córdoba, toma mi corazón.

También cuentan con salves que se cantan a menudo las imágenes de la Virgen del Buen Fin y Nuestra Señora de la Estrella. La primera de ellas la compuso quien fuera párroco de San José y Espíritu Santo José Luque Requerey y es habitual escucharla a sus costaleros al comienzo y al final de la estación de penitencia del Viernes Santo. La letra, algunas de cuyas frases han inspirado la melodía de la marcha La Virgen del Buen Fin, de Pablo Martínez Recio, dice así:

Dios te salve María, del Buen Fin Señora, Reina y Madre mía. Bendita eres en la rosa, bendita eres en el día, bendita tú en el dolor y en la alegría. Vuelve a mí tu mirada, Virgen morena, y de mi corazón arrancarás la pena.

Llévanos a Jesús en medio de la noche, tú que eres luna llena. ¡Oh Clementísima, oh Piadosa, oh siempre del Buen Fin, Virgen María! ¡Oh siempre del Buen Fin, Virgen María!

Por su parte, la popular imagen de Nuestra Señora de la Estrella cuenta con una también bella salve cantada por el coro de la hermandad con letra de Ángel Luis Otero y música de Juan Moreno. Esta salve dice lo siguiente:

Dios te Salve María, manantial de aurora, eres luz y guía de almas pecadoras. Estrella que brilla en el firmamento, rosada mejilla por el sufrimiento. Tu barrio Señora, humilde a tus plantas, el perdón te implora de tus manos santas.

Limpia y sin pecado, tú fuiste elegida y al Cordero amado, trajiste a la vida. Estrella de la mañana enséñanos el camino, Madre de Dios soberana que lleva a su Hijo Divino.

De estrellas te coronaron entre todas la mas bella y su nombre te entregaron Madre mía de la Estrella. En la tierra y en el cielo he de seguirte Señora hasta encontrar tu consuelo cuando me llegue la hora. De estrellas te coronaron entre todas la más bella y su nombre te entregaron Madre mía de la Estrella.

Prueba del arraigo de esta salve en la hermandad de la Huerta de la Reina es que la cofradía ha querido que la última frase quede escrita para siempre en la embocadura del camarín en el que la Dolorosa preside la parroquia de San Fernando.

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Por último, no se puede obviar el Salve Regina, antiquísima oración en latín que Pedro Gámez Laserna incluyó en su marcha de procesión Salve Regina Martyrum, dedicada a la titular de la hermandad de la Buena Muerte:

Salve, Regina, Mater misericordiae, vita dulcedo, et spes nostra, salve. Ad te clamamus, exsules filii Hevae, ad te suspiramus, gementes et flentes, in hac lacrimarum valle.

Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos misericordes oculos ad nos converte; et Iesum, benedictum fructum ventris tui, nobis post hoc exilium ostende. O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.

A todo lo anterior hay que unir las numerosas oraciones y poesías que se han escrito en pregones o fuera de ellos a la Virgen en Córdoba y otras obras para ser cantadas que no solo están dedicadas a Dolorosas. De hecho, algunas imágenes laetíficas cuentan con salves o himnos muy conocidos que cantan los hermanos de sus corporaciones y todo el pueblo que se une a ellos en ocasiones. Es el caso de la salve que ha hecho suya y canta la hermandad del Rocío de Córdoba o el himno a la Virgen del Carmen de San Cayetano, con letra de Miguel Salcedo Hierro y música de Luis Bedmar. También tiene letra dedicada María Auxiliadora en Córdoba, escrita por el periodista Luis Miranda dentro de la marcha María Auxiliadora Coronada, de José Juan Gámez Varo, y la Reina de los Ángeles junto a Jesús Sacramentado, a los que Alfonso Muñoz escribió así en el marco de la marcha La Sangre y la Gloria de Alfonso Lozano:

Estás, María, llena de Gracia, cantas al Niño gozosas nanas. Fuego de amor, tu seno abrasa, se hace canción en tu garganta. El Niño duerme mientras tú al Padre alabas. Cristo ya lo anunció, es promesa cierta: “Quien me come tiene vida eterna”. Jesús triunfó en el calvario, venció a la muerte, nos dio vigor. En el Sagrario se ha convertido en buen manjar y en Fuente de Luz. ¡Gloria al Dios del Amor!

Algunas de las oraciones mencionadas formaron ayer, junto a otras plegarias, parte del repertorio que el Coro Cantabile incluyó en un concierto de música sacra en la parroquia de la Trinidad titulado Plegarias marianas en la Semana Santa cordobesa, en el que intervinieron, además, un grupo de cámara de la Banda de Música María Santísima de la Esperanza, Rafael Wals como organista y director y Fermín Pérez como narrador.

No obstante a todo lo anteriormente escrito, y aunque no se canta, sino que se reza muy en lo profundo del alma, como de lo hondo es evidente que salió a su autor, muchos coincidirán en que no existe nada tan sublime y excelso como la extensa Letanía que Pablo García Baena dedicó a la única y por siempre Señora de la ciudad por el XXV aniversario de su Coronación Canónica y en la que borda en sus versos a los santos y a los mártires, a los literatos y orfebres cordobeses, y a los templos, a los barrios y los conventos de la capital, así como a los marginados y solitarios, a su hospital, su cuesta y los faroles del Cristo de su plaza o los niños que pasan bajo su manto en la fiesta de la Purificación:

“Óyenos, bienaventurada Señora Nuestra de los Dolores. Desde tu luto al pie de la Cruz la tarde de la hiel y de la sábana. Desde los clavos y las espinas que se han posado en tu mano como un ave funesta y son a la vez áureo regalo de salvación” es como comienza la letanía, para concluir rotunda: “Madre coronada de Córdoba, atiéndenos. Corazón de Córdoba, escúchanos. Señora de Córdoba, óyenos y llegue nuestro clamor a ti. Te adoramos”.

https://www.youtube.com/watch?v=x7lxUG95rPE

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