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Fuga de Sonidos: la música electrónica que exporta Córdoba

Dj en un evento de Música Electrónica / MIGUEL REDONDO

Juan Velasco

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Cuando salen a relucir los efectos de la fuga de talentos que se lleva produciendo en España desde que llegó la crisis económica, rara vez se repara en los artistas, y mucho menos en los músicos que, faltos de estímulo, decidieron poner pies de por medio con la tierra en la que nacieron. El arte y la música en España siempre ha vivido en permanente crisis antes de que llegara la crisis y, de algún modo, esto ha sido casi un estímulo a la hora de componer y crear.

Córdoba no ha sido ajena a este éxodo artístico y musical. Pero uno de los capítulos más silenciados de la vida cultural de la ciudad es el que se refiere a la música electrónica y su escena, o falta de escena, a pesar de que, en la actualidad, hay varios cordobeses que están despuntando a nivel internacional en este género. Entre ellos, los hay que viven en Córdoba, los más jóvenes, mientras que otros pusieron tierra de por medio hace años, hartos del ostracismo al que tradicionalmente ha condenado la ciudad a la música electrónica.

En esta expansión casi silente a nivel mediático, el sonido cordobés se escuchó el año pasado en Norteamérica y Canadá; en Latinoamérica, desde Uruguay y Argentina hasta México; en el Norte de África, en Marruecos o Túnez; y por toda Europa, de este a oeste, incluidos tres de los templos más relevantes de la música electrónica, el Berghain de Berlín, el Concrete de París, y la Fabric de Londres, que serían el equivalente al Madison Square Garden de Nueva York para el circuito electrónico.

Sonidos, clubs, festivales, fiestas muy distintas entre sí, pero con un mínimo denominador común: en todos estos eventos a lo largo y ancho del globo pincharon artistas nacidos en Córdoba, una ciudad más pequeña que Sevilla o Málaga, por mencionar algunas del entorno, pero a las que mira a los ojos si se habla de talentos que hayan trascendido las fronteras de España.

Uno de los que abandonó Córdoba para ello fue Cecilio. Nos atiende por Skype desde el barrio de Kreuzberg, uno de los polos creativos más candentes de la ciudad de Berlín, la principal metrópolis que hay en el mundo de la música electrónica hoy en día, y donde este cordobés formó hace ya un lustro Slow Life, un grupo de productores y disc jockeys que se caracterizan por su discurso militante con la creación analógica -tanto a nivel compositivo como a la hora de pinchar música exclusivamente en vinilo-.

Este fin de semana, Slow Life celebraba una de sus tradicionales fiestas en Berlin con el acostumbrado éxito que tiene el colectivo desde que puso su primer disco en la calle -todos agotados- y con la participación de Cecilio, que en el último año ha viajado por medio mundo para poner música. Mucho ha llovido desde que este cordobés empezaba a despuntar en las fiestas del colectivo Buffa Lobit, en Sala Metrópolis, aunque él sigue recordando aquellos días con cierta nostalgia.

“La ciudad tenía entonces una escena muy activa, principalmente por la existencia de Metrópolis. Había colectivos de diferentes estilos que aportaban su granito de arena y se apostaba por traer artistas de fuera que ayudaran a atraer público. Pero todo ello se acabó convirtiendo en una especie de competición y la ciudad y su escena acabó saturada”, rememora. Hoy, cree que la ciudad ha involucionado, especialmente por “la falta de soporte” o porque los promotores “o bien apuestan por lo seguro” o trabajan “por colegueo”. “Y quienes mantienen la calidad acaban sufriendo por ello”, apostilla mientras apunta directamente a Jukebox Jam!, de la que destaca que “todo lo que lleve ese sello, ya sea artista o evento, tiene garantizado un nivel de calidad, criterio y dedicación”.

Talento sin una escena que lo respalde

Es algo común entre estos artistas que vean con una mezcla entre indignación y escepticismo la escena de su ciudad. Algo parecido le ocurre a Javi Redondo, productor y disc jockey que el año pasado se convirtió en el primer cordobés en debutar en la plataforma mundial de streaming musical Boiler Room, dedicada a ofrecer en directo conciertos y sesiones de artistas consagrados. Salir en esta plataforma es el equivalente a participar en un Primavera Sound para una banda indie. Automáticamente, tu caché como artista se dispara.

No obstante, Javi ya estaba muy bien posicionado como productor, pegado al sello francés Correspondant de Jennifer Cardini, y como Disc Jockey todo terreno cuyo ecléctico gusto es reclamado en todo el mundo, desde Latinoamérica a Israel. La semana pasada, la web británica Ransom Note le entrevistaba y aprovechaba para exhibir una mixtape con sus influencias actuales, pasadas y futuras.

Redondo, que atiende a las preguntas entre sesión y sesión en el estudio en Madrid donde graba un nuevo trabajo, reconoce que no le gusta hablar mal de su ciudad, donde dice sentirse muy querido. Algo mayor que Cecilio, coincide con éste en que, en general, la escena ha involucionado en los últimos años, aunque remarca que hay algunas propuestas interesantes, especialmente en su “querido” Berlanga. “No tengo duda de que hay talento, pero lo que no hay en Córdoba desde hace mucho tiempo es un gran movimiento en cuanto a música electrónica se refiere”, reflexiona el productor.

Uno de los clubs que intentó mantener la escena y el movimiento en Córdoba tras la caída de Metrópolis fue Submarine Club, una aventura en dos locales distintos ubicados en Vial Norte y que acabó fracasando y dejando a su principal promotor, Luis Cuñago, en “la ruina” como él mismo reconoce. Aquello, sin embargo, fue el motor que dio lugar a que Cuñago se dedicara en cuerpo y alma a la música, que era su pasión inicial y lo hiciera bajo el nombre de Mom.

Hoy, Mom es uno de los artistas estrella de la corriente Electronic World Music, un movimiento mundial que se vale de músicas del mundo fusionadas con ritmos y técnicas de producción electrónica, de las que este veterano cordobés es uno de los buques insignia en España. Esta misma semana pinchaba en Berlín y firmaba con la empresa de representación de artistas internacional Jackmode para su contratación en Europa -en Latinoamérica y EE.UU. le representa Clandestine-.

Luis, el más veterano de todos, vive en Conil de la Frontera, donde se refugió tras el cierre de Submarine, pero reconoce que “podría trabajar desde cualquier punto del mundo”. No obstante, las posibilidades de que vuelva a Córdoba son mínimas, porque es una ciudad “muy tradicional” y eso “choca mucho con toda la parte creativa”. En cualquier caso, Mom cree que el principal handicap que tiene Córdoba puede ser una de sus potencialidades: “Allí, el artista se tiene que retorcer mucho más en el plano creativo”, cavila al respecto, aunque cree que el éxito le ha acabado llegado a quienes han vivido “para la música” casi con exclusividad.

La cantera: la llama sigue viva

En septiembre, mientras se celebraba el evento Aptitudes Sonoras en La Rambla, el Dj norteamericano Andrew Oddio se confesaba sorprendido ante la calidad y el criterio que mostraron los pincha discos locales. “Creo que son los mejores Local Djs que he visto en mi vida”, decía en espanglish el californiano. Entre ellos estaba Jorge Escribano, que el año pasado se convirtió en el segundo cordobés, tras Javi Redondo, en pinchar en la discoteca Fabric de Londres, metrópolis donde ha vivido una temporada y ha puesto en marcha el colectivo Breakfast Music.

Musicalmente, Jorge se mueve en coordenadas parecidas a las de Cecilio y, de alguna manera, ha seguido su rumbo al apostar por pinchar casi exclusivamente en vinilo. Este fin de semana está en la capital británica pinchando y próximamente se dejará caer por Italia. Entre sesión y sesión, vive en Córdoba, a donde volvió con la necesidad de enseñar aquí todo lo que descubrió por sí mismo en Londres y para salirse “de los típicos cánones que solía pinchar” en el pasado. La realidad le ha dado una de cal y una de arena, según confiesa. Por un lado, critica que esté triunfando a nivel de público “Tech House de garrafón” que tira hacia el lado fácil de la música electrónica; y por otro resalta que haya propuestas como Jukebox Jam! que hayan sacado la electrónica de los polígonos y la hayan llevado casi de manera educativa a un horario de tarde, en plena ciudad y en un espacio como MODO.

“Para triunfar desde Córdoba hay que esforzarse el doble y no conformarse con lo que ofrece la ciudad”, señala Jorge, que pone como ejemplo a Kursiva, otro músico que, desde Córdoba, ha trascendido internacionalmente en la escena de Drum & Bass y cuya música se ha escuchado en programas de la Radio 1 de la BBC. El álbum debut de este productor e ingeniero de sonido nacido en Lucena, Waveform Shapesifter salió el año pasado en el sello belga Kinetik y lo estuvo presentando el verano pasado en países como México.

Hoy, Kursiva dice sentirse más que satisfecho en Córdoba, porque ofrece “calidad de vida al alcance de cualquier bolsillo obrero”. Reconoce, no obstante, que la escena local está tan estancada que se ha obligado a “trabajar el doble para llamar la atención”. Por otro lado, al igual que Jorge Escribano, también nota “una mejor aceptación de la electrónica en general” en los últimos tiempos en la ciudad.

Los casos de Jorge, Kursiva, el de otro joven productor y Dj, Ummett -que acaba de anunciar una pequeña gira por Italia en el próximo mes- o el de Durand -que ha firmado su primer EP con el potente sello británico Nein Records- demuestran que, desde Córdoba, sin escena sólida detrás, sin apoyo mediático y sólo por pasión y tiempo, se puede llamar la atención en el mundo de la música. Las nuevas tecnologías, que permiten convertir cualquier dormitorio en un estudio de grabación, los nuevos canales de distribución, que han destruido el imperio de las discográficas, y la facilidad de acceso a un archivo musical inabarcable a golpe de click hacen posible que la llama de la música electrónica siga viva en una ciudad que, mayoritariamente, le da la espalda al fenómeno.

No obstante, Cecilio advierte: “Es cierto que, entre las nuevas generaciones, la música electrónica está normalizada, así que con el tiempo imagino que emergerán nuevos talentos. Pero, sin tener clubes y/o eventos de referencia asiduamente, será más difícil que tengan artistas a los que admirar y en los que inspirarse, sean éstos locales o de fuera”.

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