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Ángeles Alcántara convierte en pintura el Campo de la Verdad

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Marta Jiménez

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Desde que empezó a pintar hace más de veinte años la pintora Ángeles Alcántara pasa por el Campo de la Verdad de camino a su estudio. Desde siempre le llamó la atención este barrio por su concepción de casas en serie, todas iguales, y por cómo, poco a poco, cada propietario fue personalizando su vivienda con azulejos en la fachada. Con el paso del tiempo la artista vio cómo las viviendas de una planta originales se iban demoliendo para construir casas nuevas de dos plantas. Por eso desde el año 2009 viene reflejando en sus obras la nostalgia que le produce la paulatina desaparición de estas casas originales.

Ése es el origen de Casa mínima, una muestra que puede verse hasta el 10 de febrero en la sala Félix Gómez de Sevilla, en la que se representa el mundo arquitectónico del distrito sur de Córdoba en la orilla izquierda del Guadalquivir. Alcántara, quien tras un periodo experimentando con serigrafía y fotografía retoma la pintura y abandona el collage de sus últimas obras, retrata de forma poética y vigorosa, desde la viviendas del Campo de la Verdad hasta los bloques de la Avenida de Andalucía siempre “con una mirada positiva”.

“Desde el 2013 mi acercamiento al barrio y a sus habitantes se hizo mayor cuando comencé a fotografiar todas las casas con azulejos características del barrio, sus calles, a la gente del barrio... con la idea de hacer un catálogo que sirviera de recuerdo de todas esas casas que, seguro, van a desaparecer”, explica la artista sobre el Campo de la Verdad, un barrio por el que junto a José Moreno Moreno guió un Paseo de Jane en la pasada edición de esta actividad.

“Al plantearme mi nueva exposición quería transmitir mi amor por el barrio, mi cariño y nostalgia por una hacia una parte de la ciudad que desaparece sin remedio: sufro cada vez que observo que una de las viviendas va desapareciendo, cuando se arrancan sus azulejos, cuando otros ciudadanos no podrán apreciar su belleza”, se lamenta Alcántara, quien ha tratado de trabajar con los volúmenes, con los espacios y a su vez con el detalle, imaginar lo que sucede dentro de cada vivienda, la luz que recibe, el motivo por el que ponen rejas o no en sus ventanas o se coloca el toldo abierto o cerrado.

Casa mínima redescubre el valor de la arquitectura del movimiento moderno más clásico y reclama nuestra atención hacia un modelo de ciudad que se va apagando representado en la progresiva desaparición de las viviendas originales del barrio. El siguiente paso será que la exposición encuentre un lugar para exhibirse en Córdoba.

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