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Jona y la sonrisa quebrada del goleador

Jona se echa las manos a la cabeza en el Sevilla Atlético - Córdoba CF (1-1) en el Viejo Nervión | LOF

Paco Merino

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Cuatrocientos cincuenta minutos jugando al fútbol. Dos goles. El Córdoba Juan Merino no ha sido capaz de ganar ningún partido y el aroma del miedo invade El Arcángel. El protagonista de las dos acciones que concluyeron con diana ha sido el mismo: Jona Mejía. Él, sin embargo, no es feliz en absoluto. “Me voy más fastidiado que nunca”, soltó en la zona mixta después de la última jornada. “Me da lo mismo si los meto yo o el utillero; lo que yo quiero es ganar”, desgranó con amargura ante los micrófonos un nueve con la sonrisa quebrada.

Jona Mejía ha firmado tres goles en lo que va de temporada. No ha llegado a las cotas que se podían esperar de él, que llegó como uno de los fichajes estelares del verano. Lo sabe. Tampoco está a la altura casi ninguno de sus compañeros. El declive es colectivo. El delantero de ascendencia hondureña, nacido en la barriada malagueña de El Palo, ha dado dos efímeras alegrías a Juan Merino. Dos goles que han valido dos puntos, la exigua cosecha de los blanquiverdes en los últimos 15 en juego. Veintiuno si nos remontamos a la etapa anterior con Carrión, que le sacó del once titular después de un partido horrible de todo el grupo en Valladolid. Fue -junto al central Josema- el principal señalado. El buen momento de Sergi Guardiola (5 goles) le dio al jumillano el puesto de único punta, pero cuando Merino llegó decidió que sería buena idea jugar con los dos. Poner más presencia en la vanguardia no ha tenido gran efecto.

Los empates ante Numancia (1-1) y Sevilla Atlético (1-1) tuvieron mucho que ver con el papel de Jona. Ante los sorianos, en El Arcángel, marcó gracias a un dudoso penalti. En el Viejo Nervión, este pasado domingo, logró batir al portero del filial hispalense antes de que se cumpliera el primer minuto de la segunda parte. Jona no estaba, sin embargo, cuando más se le necesitaba. En los últimos minutos, cuando el adversario estaba con un jugador menos, el Córdoba lanzó algunos centros -la mayoría deficientes- que no encontraron a su destinatario natural. Jona había sido ya sustituido y el protagonista no estaba en el área contraria, sino en la propia. El guardameta Kieszek salvó al equipo de un resultado peor.

Con contrato hasta 2020, Jona Mejía ha sido un trotamundos hasta ahora. A sus 28 años ha pasado por el Lorca, Melilla, Deportivo B, Zamora, Ourense, Guimaraes (Portugal), Jaén, Cádiz, Albacete y UCAM Murcia. Sabe bien lo que es la presión. Con los dos últimos equipos -también con el Real Jaén- vivió un descenso a Segunda B siendo en esos equipos el máximo goleador.

“Estamos convencidos, con fuerzas, con ganas y con todo, pero también ves que haces buenos partidos y no te llevas los tres puntos. Eso al final jode y duele, pero es una plantilla experimentada y que en realidad tiene calidad, aunque ahora la confianza también nos está pesando un poco”, contó tras el último partido. Marcó gol, pero se fue haciéndose preguntas duras. Como todos.

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