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Momentos emotivos en el XX Cordobán Flamenco

Cordobán Flamenco en el Gran Teatro | TONI BLANCO

Francisco Martínez Sánchez

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El Gran Teatro acogió un año más el festival Cordobán Flamenco que organiza desde hace veinte años la Asociación de Artistas Flamencos de Córdoba. En esta ocasión ha sido la Peña Flamenca El Mirabrás de Fernán Núñez la distinguida con el Cordobán en reconocimiento a sus cincuenta años de andadura flamenca y que fue recogido por su actual presidente Manuel del Rosal. Entrañable y emotivo fue el recibimiento que tuvo el coreógrafo Antonio Mondéjar por el público que prácticamente llenó el teatro y al que se le impuso la insignia de oro de la Asociación. El bailaor de 81 años, postrado en una silla de ruedas, no pudo contener la emoción por el sincero homenaje que se le tributó.

El guitarrista José Tomás Jiménez fue el encargado de abrir el festival ejecutando taranta y soleá, con la percusión de Javier Rabadán. El concertista desplegó en las dos piezas múltiples registros técnicos de intachable pulcritud que dieron sustento a un argumento musical fluido, contundente y equilibrado.

Moisés Vargas, cantaor onubense afincado en Córdoba, escogió cantes por tientos, tangos, soleares apolás, seguiriyas y fandangos de Huelva, mostrando ilusión cantaora, pero con notables fallas que deberá corregir para definir y precisar los esquemas de los cantes, porque no todo debe sustentarse en la eclosión de la voz. Estuvo acompañado a la guitarra por Niño Seve que mostró la solvencia artística que le es propia.

La bailaora Yolanda Osuna demostró en el escenario el porqué su ascendente carrera. Coreografías bien delineadas como la petenera y soleares, sabiendo dominar el espacio; colocación idónea de cuerpo para desarrollar los bailes, insuflando a cada uno de ellos el dramatismo deseado, desde la insinuante pose al trepidar festivo. Bien pertrechada por los cantaores Jeromo Segura, Jesús Corbacho y Bernardo Miranda que tuvieron también la oportunidad de desglosar cantes por mineras, malagueñas, serranas, alegrías, soleares, bulerías... demostrando calidad y profesionalidad, en todo momento con el hilo conductor, preciso e imprescindible en la propuesta de Yolanda Osuna, del guitarrista Pedro Sánchez.

José Plantón El Calli se presentó cantando por malagueña del Mellizo para continuar por tarantos, soleares, bulerías y fandangos. La expresión del gitano cordobés es natural por lo que los resortes anímicos y de estilo que sustentan su cante siempre resultan interesantes, así lo evidenció. La única objeción a señalar es en relación al acompañamiento que le hizo Niño Seve, excelente guitarrista que no deja lugar a dudas sobre sus cualidades y creatividad pero que en esta ocasión abundó en falsetas más propias para el concierto que para un acompañamiento al cante, que debe plantearse siempre desde el diálogo, debiendo ser lo más conciso por parte del tocaor.

A las doce de la noche compareció el cantaor Pedro El Granaíno junto al guitarrista Patrocinio Hijo. Bastante público se había ya marchado del teatro y el cantaor, consciente del cansancio de muchos y la prolongación en exceso del festival, fue al grano y no tardó en levantar el ánimo de los asistentes con el buen gusto a la hora de cantar que le caracteriza. Soleares, el recuerdo al lorquiano Enrique Morente con La leyenda del tiempo “nadie puede abrir semilla, en el corazón del sueño...”, bulerías camaronianas con las palmas de Richard Gutiérrez y Alberto Romero para finalizar con fandangos a pie de escenario. Patrocinio Hijo pletórico en su toque siempre resolutivo y de enjundia flamenca. Los dos, Pedro El Granaíno con sus cantes desde lo más emotivo y entrañable que el flamenco puede deparar y Patrocinio con su radiante toque fueron un bálsamo para un XX Cordobán Flamenco que se hizo por momentos interminable.

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