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La Puerta de Almodóvar pierde a El Malacara

El propietario de El Malacara muestra los veladores que le restan | TONI BLANCO

Manuel J. Albert

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Carlos Miralles lleva nueve años regentando el bar El Malacara, en la Puerta de Almodóvar. Y no va a cumplir el décimo. Al final de mes cerrará. “No podemos más. No nos salen las cuentas. Estamos perdiendo dinero”, explica. El hostelero culpa de su mala situación a la nueva normativa reguladora de los veladores. “Tenía diez mesas, cuatro dentro de la muralla y otras seis fuera. Me las dejaron en solo dos. Y ahora vamos a cerrar”, sentencia. El Ayuntamiento, por su parte, afirma que el propietario no tenía licencia para instalar las mesas y que ya fue denunciado en 2013.

Según los datos del Consistorio, entre 2011 y 2016 el bar careció de autorización alguna para veladores en terraza. “Durante esos años solicitó veladores(en 2011 por ejemplo pidió cinco) pero finalmente, o no llegaba a cumplimentar lo requerido por la Gerencia, o el informe de técnico de Gerencia era contrario a su autorización al no cumplir su propuesta la Ordenanza de Veladores”, prosiguen fuentes municipales. “En 2013, incluso hubo una denuncia de Policía en la que constataban que dicho establecimiento tenía veladores en la calle sin tener autorización para ello. En 2017 y tras la ordenación llevada a cabo en la zona se le autorizó dos veladores”, concluyen las fuentes.

El Malacara es un pequeño local, casi incrustado en la muralla y junto al gran vano que marca el paso de la ciudad intramuros medieval a la urbe moderna. Cada día, cientos o incluso miles de personas lo cruzan. Y en especial, los turistas, que gustaban de hacer una parada no solo en el local, sino en alguna de las 10 mesas que el dueño solía tener en la terraza. El bar es tan pequeño que no admite poner sillas o mesas para los clientes.

Miralles habla con la voz pausada y tranquila, más cansada que enojada. Simplemente ofrece datos sobre el impacto que no solo la reducción de los veladores, sino las obras y la apertura al tránsito rodado han tenido en su negocio. “Pagamos un alquiler de 1.321 euros al mes más IVA. A eso hay que añadir los sueldos y los seguros de las cuatro personas, todas de mi familia, que vivíamos de esto”, señala. “Somos un negocio muy pequeño y basta con unos pocos meses malos para que esto se ponga difícil”, explica.

Tan difícil que el cierre ya está programado para finales de octubre. “Llevaba tiempo advirtiendo que esto podía pasar, se lo hemos dicho a la gente del Ayuntamiento. Hemos estado en reuniones con ellos y formando parte de la asociación de vecinos. Siempre nos decían que se iba a arreglar, que aguantásemos, pero de expectativas y buenas palabras no se puede comer. Los cambios no llegan y ya no podemos aguantar más, el tiempo se nos ha echado encima”, termina.

Carlos es de la propia Puerta de Almodóvar. Y aquí quiere seguir trabajando. Por eso va a buscar empleo en alguno de los múltiples negocios hosteleros de ésta, una de las zonas más turísticas de la ciudad. “Algo tendremos que hacer. Buscar y aprovechar también nuestra experiencia”, zanja.

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