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La ciudad vista al trote de un coche de caballos

Un coche de caballos en Córdoba | MADERO CUBERO

Marta Jiménez

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“Los que construyeron esta puerta, ya se han muerto”. Un afamado cronista taurino cordobés solía contar esta anécdota que un día, hace ya más de una década, escuchó que contaba un cochero de coche de caballos a unos guiris delante de la Puerta de Almodóvar. Como los coches de caballos son una de las instituciones inmortales de esta ciudad, el eslabón que la conecta con la Córdoba que describieron los viajeros Borrow y Gautier en el XIX, este periódico ha decidido retratar en primera persona la experiencia que vive cualquier visitante que opta por recorrer la ciudad en este transporte inmemorial y turístico.

La primera parada es en la web de la Asociación cordobesa de Coches de Caballos. Y la primera es en la frente: ya no existe ni la web ni la asociación. La página de Turismo Córdoba, la oficial del Ayuntamiento de Córdoba, tan solo ofrece información de las paradas que tiene este servicio -C/ Torrijos, Campo Santo de los Mártires y la Glorieta de la Cruz Roja-. El portal de turismo multilingüe Córdoba 24 es el único que ofrece recorridos, precios, horarios, condiciones para grupos y visitas privadas, en inglés y español, y hasta un supuesto contacto, mail y teléfono, con el servicio de coches de caballos. Según este portal, existen dos rutas. La ruta A parte del Campo de los Santos Mártires hacia la Puerta de Almodóvar, llegando hasta la plaza de Capuchinos y después bajando y callejeando hacia el río hasta llegar a la Mezquita-catedral. El segundo recorrido, el B, comienza en el Triunfo de San Rafael frente a la Mezquita, callejea hasta Santa Marina para bajar por Capitulares hasta la Puerta del Puente y, de nuevo, llegar al Campo Madre de Dios.

¿Pero qué ocurre, en realidad, cuando se cruza de dimensión al subir a un coche de caballos? ¿Qué Córdoba se ve desde allí? ¿Qué ciudad se relata? ¿Cuánto cuesta la broma? ¿Y cuánto dura? ¿Se parece a subir a un DeLorean tuneado como máquina del tiempo?

Pasen y lean.

1. El Regateo

Un tipo se acerca en la calle Amador de los Ríos desde una fila de coches de caballos aparcados. Ninguna web ni portal informa de que aquel lugar es parada de este servicio. Es una calurosa mañana de día festivo en Córdoba. Intuímos que se trata del cochero del primer carro, con caballo blanco, el mismo color que el escay de los asientos, protegidos del sol por un toldo de listas verdiblancas, como los de las casetas de la feria. A grito limpio nos pregunta si queremos dar un paseo en un coche de caballos. Que el precio son 45 euros “el que obliga el Ayuntamiento”. “¿Cuánto dura el paseo?”, “40-45 minutos, señora”. “Vale, lo pensamos”. Echamos a andar hacia el Campo de los Santos Mártires y el tipo nos persigue. “40 euros, lo dejamos en 40 euros. El paseo es precioso y les vamos a enseñar muchos patios típicos cordobeses. Pero tienen que decidirse deprisa porque cierran”. Son las 11,10 de la mañana. Aceptamos. Con un chiflido avisa al primero de la fila, que resulta no ser él sino un compañero más taciturno. El coche se dispone a realizar el recorrido, nadie nos informa de cuál, con dos pasajeros a bordo y una grabadora.

2. El Paseo

Comienza la banda sonora de los cascos de los caballos sobre los adoquines. El traqueteo despierta de cualquier posible sopor. El calor pegajoso del escay aflora antes de enfilar la primera calle.

Triunfo de San Rafael: Es el primer monumento que nos muestra nuestro guía, a nuestra derecha. Va a resultar curiosa la obsesión del cochero por indicarnos cada uno de estos triunfos durante todo el recorrido. “Ahí tienen el Arco del Triunfo y el Puente Romano. Era la puerta de entrada antiguamente a Córdoba”. Llama la atención que no se haga mención a la vista de la izquierda: el muro sur de la Mezquita.

Calles Corregidor Luis de la Cerda y Cardenal González: “Entramos a la parte de la Judería, en la parte judía”. “¿Sigue habiendo judíos aquí?”, preguntamos. “Ya no”. Parada en la Puerta del Hamman Al-Andalus, una empresa contemporánea que ofrece la experiencia de unos baños inspirados en la época andalusí. “Aquí hay unos baños árabes, unos hamman que están restaurados y siguen en funcionamiento”, nos cuenta nuestro guía. “Y ahí al fondo queda uno de los típicos patios cordobeses. Muy bonito y en mayo tenemos concurso de patios”. Se trata del patio de luz de un bar moderno de los dirigidos al turismo y adornado con macetas.

Calle Lucano: “Ahora entramos a la parte árabe”. Cualquier turista extranjero podría pensar que Córdoba es como Beirut y que aquí continúan conviviendo varias culturas.

Plaza del Potro: “A la derecha museo Julio Romero de Torres, el pintor”. “¿Podría decirnos de cuándo es esta plaza, lo sabe usted?”, preguntamos. “Eso no lo sé, madre”. “Este es otro arcángel San Rafael”.

Calle Candelaria: “Aquí queda otro altar de San Rafael”.

Calle Lineros número 34: “Aquí tienen un patio muy bonito y más moderno”. Se trata de un bloque de ladrillo visto levantado en los años 60.

Plaza de San Pedro: “Esta es la Parroquia de San Pedro una de las más antiguas de Córdoba. Está restaurada. Aquí tienen el monumento al escultor cordobés Juan de Mesa Velasco”.

Calle Alfonso XII: (El guía no hace ningún comentario en esta calle)

Puerta Nueva: “Esta es la parroquia del Carmen. Ahí queda otro San Rafael, otro arcángel”. “¿Por dios, cuántos hay?”, me dice mi compañero de paseo.

Campo Madre de Dios: del adoquín pasamos al asfalto, a los semáforos y a los coches que nos adelantan. Ahora el ruido antiguo de los cascos del caballo se mezcla con el  rugido de los motores. No entendemos muy bien qué hacemos aquí. Que se incluya esta parte de la ciudad en un recorrido turístico. “Estos son restos de las murallas de Córdoba”, nos dice al doblar La Ribera.

Paseo de la Ribera: “Ahí tenemos el río, el Guadalquivir”.

Paseo de la Ribera, unos metros adelante. “Al fondo queda la torre de la Calahorra. Una torre árabe”.

Paseo de la Ribera, aún más adelante: “Aquí queda una antigua noria árabe”. El cochero le silba al caballo.

Calle Santa Teresa Jornet: Al volver a pisar el adoquín cae uno de los faros del coche de caballos a la calzada con gran estruendo.

Campo de los santos Mártires. Fin de trayecto. “Ea, muy bien, si quieren ustedes les hago una foto”. Mientras nuestro guía realiza la foto, grita a su compañero, “niño, llégate y mira a ver si ves el farol, corre antes de que lo pise un coche”.

3. El asombro

El paseo no ha durado 40 minutos sino 27. De los 19 puntos que tendría que recorrer la ruta del paseo, según la ruta B anunciada en el portal córdoba 24, la única web que tiene publicados los recorridos, tan solo hemos pasado por 10 lugares. Ni hemos visitado San Lorenzo ni San Andrés ni Viana ni Santa Marina.

Al pagarle los 40 euros acordados a nuestro guía, este se descuelga pidiendo “una propinita para el caballo”.

¿Qué dicen las ordenanzas?

La ordenanza reguladora del transporte de viajeros en coches de caballos, publicada en junio de 2008, deja claro en su artículo 2 que “por su conexión con la pervivencia de valores tradicionales y su vinculación a la mejor explotación de los recursos turísticos de esta Ciudad, el Ayuntamiento podrá aplicar, en todo caso, las medidas de fomento que considere adecuadas para el mejor desarrollo de su actividad, sin perjuicio de las facultades de intervención que le corresponden en orden a su regulación, control y desarrollo”.

Según esta normativa, a las licencias de coches de caballos solo pueden acceder las personas físicas empadronadas en la ciudad y excepcionalmente podrán pedir esta licencia las personas jurídicas y solo a través de cooperativas. Cada titular podrá tener un asalariado por licencia. En cuanto a las condiciones del personal, el cochero debe tener un “conocimiento básico de los principales monumentos y lugares de interés turístico de la Ciudad de Córdoba. El conjunto de conocimientos exigidos en este apartado deberá acreditarse mediante la superación del correspondiente examen”.

En cuanto al itinerario, el artículo 27, dispone que “el Ayuntamiento, previa audiencia de la representación del sector, podrá establecer una ruta turística fija y obligatoria, con una duración concreta y con tarifa determinada”.

¿Qué dice el Ayuntamiento?

En Córdoba existen 29 titulares de coches de caballos y más de treinta carruajes. Tan solo un año duró la asociación que agrupaba al sector. Ante la imposibilidad de contactar con una representación del sector, el concejal Delegado de Movilidad del Ayuntamiento de Córdoba, Andrés Pino, confirma la inexistencia de la misma y define este hecho como “el principal hándicap” para la reforma de la ordenanza municipal.

“Llevamos intentado un año que se constituyan como asociación”, explica el edil, “ya que hay temas urgentes, demandas, necesidades y planteamiento por nuestra parte  y queremos llegar un acuerdo con ellos”. Estos planteamientos tienen que ver con los horarios, el cuidado de la salud animal, las olas de calor, los derechos de los trabajadores y de los usuarios. “Es un sector muy individualista, lo que hace muy difícil la comunicación. Es fundamental el diálogo y lo vamos a volver a intentar para modificar las ordenanzas”.

En cuanto a la formación de quienes enseñan la ciudad en estas rutas, “ellos dicen que se forman por su cuenta. Que estudian historia e inglés. Pero nada es reglado”. Para el edil esto no es “lo más urgente”. “Preocupa la imagen de la ciudad que dan pero es complicado de cambiar. Ocurre igual en Jerez o Sevilla”, añade. “Muchas familias dependen de este sector y es un tema delicado”.

¿Pero no depende cada vez más la ciudad del turismo? ¿No es esta la carne que se está echando a todo el asador?

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