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De los pies a la cabeza

Sergi Guardiola lucha con un adversario | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Vulnerable atrás y cándido delante. El Córdoba estaba lastrado por una etiqueta basada en hechos reales y que explica, con dramática elocuencia, su baja posición en la tabla. Este domingo se desmintió a sí mismo. Superó esas dos taras y el resultado fue contundente: victoria y gigantesco suspiro de alivio en El Arcángel después del 3-0 ante el Alcorcón. Para el equipo -que estaba metido en puesto de descenso-, para la afición -que recibió con pitos a los suyos- y, principalmente, para Luis Carrión, que pese a la ratificación de la que fue objeto en Valladolid por parte de los mandos del club no las tenía todas consigo. El Córdoba encontró una respuesta a la altura de las circunstancias en dos puestos clave: el portero y el delantero centro. Pawel paró lo que le llegó y Sergi Guardiola volvió a marcar. En posiciones donde errores y aciertos son determinantes, el Córdoba tuvo seguridad y eficacia.

Pawel Kieszek se marchó con el expediente limpio. Nadie fue capaz de batirle en el Alcorcón, que no sometió al polaco a un acoso pero que sí tuvo sus oportunidades especialmente en el tramo final, cuando la amplitud del marcador provocó que la retaguardia del Córdoba enseñara las costuras. Pawel. que inició el curso como suplente del serbio Igor Stefanovic, solamente había logrado terminar un partido sin recoger el balón del fondo de las redes una sola vez. Fue en El Arcángel, ante el Tenerife (2-0), en un partido que Carrión catalogó como “el mejor desde que estoy al frente del equipo”. Luego llegaron los días oscuros. Las goleadas en Granada (3-1) y Valladolid (4-1) y los rumores, fundados, de cambios en el banquillo. El 3-0 ante el Alcorcón tiene doble valor. Pawel evitó que el marcador se apretara al final y eso dejó un buen sello para el futuro. Carrión había pedido una puerta a cero en las vísperas y la encontró.

También hubo eficacia en el remate. Por insistencia. En la primera parte, el Córdoba asedió el marco de Casto pero no encontró la manera de concretar sus ocasiones. Los centros no encontraban rematador y muchas incursiones morían al borde del área sin llegar a nada. En la segunda parte, tras la arenga del descanso, llegó la mutación. Y surgió la figura de Sergi Guardiola, que definitivamente se ha convertido en el elemento de referencia en la punta cordobesista. El jumillano marcó gol, el 3-0, después de haberlo rozado unos minutos antes. El que coló involuntariamente Hugo Álvarez en su portería pudo haber sido suyo. No pudo ser, pero el que hizo después selló la goleada y ratificó su buena racha. Lleva cuatro partidos de Liga consecutivos marcando. Lo hizo ante el Tenerife (2-0) en una tarde fantástica para los blanquiverdes, que desplegaron su mejor fútbol. Luego, en pleno declive, firmó los goles del honor en las derrotas contra el Granada (3-1) y Valladolid (4-1).   Siendo titular ante el Alcorcón, volvió a cumplir su función marcando el 3-0 en una victoria que devuelve a los de Carrión un puesto fuera de la zona de descenso. Y mucho han tenido que ver en ello dos nombres de referencia: el uno y el nueve, Pawel y Sergi.

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