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Banco de Alimentos: no es lugar para vacaciones

Voluntarios cargando camiones en el Banco de Alimentos | MADERO CUBERO

Carmen Reina

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“No podemos parar. Si no estamos nosotros, habría que tirar los productos”. Es la aplastante y sencilla lógica que mantiene la actividad del Banco de Alimentos en estos meses de verano, un lugar sin vacaciones porque la necesidad de muchas familias cordobesas no entiende de descanso.

Hasta las instalaciones del Banco de Alimentos llegan estos días camiones de frutas y hortalizas que necesariamente deben ser repartidos con prontitud para que puedan aprovecharse. Unos 12.000 kilos de melocotones de La Veguilla, sandías, patatas, cebollas, plátanos o nectarinas se han recibido y preparado para su reparto en estos últimos días.

“En agosto lo que nos llegan son productos perecederos sobre todo”, explica a este medio el presidente del Banco de Alimentos, Carlos Eslava. Y esa recepción de alimentos pone en marcha toda la maquinaria del centro también en este período tradicionalmente vacacional.

Antes, en el mes de julio, se ha realizado un reparto doble de los productos no perecederos a las entidades que los distribuyen entre las familias con necesidades, para cubrir los dos meses de verano. Pero en agosto, la guardia y la tarea se mantiene para todo lo demás, como los “palés de leche que caducan a final de agosto o todas las frutas y verduras que nos van llegando” en estos días, dice Eslava.

A eso se suma la recogida de alimentos que, aún no siendo perecederos, también llegan en este mes de agosto. “Esta semana hemos ido a Estepa (Sevilla) a por mantecados. Hay que ver la fecha de caducidad y, en función de eso, ver si hay que repartir ya o se pueden guardar hasta septiembre”. Aceite de de pequeñas donaciones de cooperativas cordobesas que un voluntario va recogiendo y que ya suman más de 1.000 litros o un camión de botellas de agua que acaba de llegar, suman actividad al día a día del verano en el Banco de Alimentos.

El engranaje del centro debe contar, eso sí, con las vacaciones que sí se toman la mayor parte de los voluntarios. Pero desde el presidente del Banco -que se toma unos días libres en mayo para estar al pie del cañón en julio y agosto-, a los turnos de la plantilla del centro, más el personal de instituciones penitenciarias que echa una mano allí y algunos voluntarios que también en agosto arriman el hombro, la actividad sigue adelante.

No todas las entidades de reparto con las que trabaja el Banco de Alimentos cuentan con esos recursos de personal en agosto al gestionarse gracias a voluntarios y ese, es un obstáculo que también hay que salvar. Al igual que también se paralizan las 'operaciones kilo' cuando Córdoba se queda medio desierta en vacaciones. Pero, al final, el objetivo se cumple: kilos de productos salen cada día del Banco de Alimentos, también en agosto, para llegar a quien más lo necesita.

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