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“En España no se asumen riesgos en la producción de series de televisión”

Anaïs Schaff, guionista de 'El Ministerio del Tiempo' | MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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Anaïs Schaff, guionista de El ministerio del tiempo, una de las series mejor escritas del panorama televisivo español de los últimos años, participó este martes en el ciclo Un verano de guion, desarrollado en la facultad de Filosofía y Letras. Ante un grupo de atentos participantes, la autora les explicó cómo la criatura televisiva que ella ayudó a crear junto a un equipo se coló entre las series de prime time. Una serie que ha logrado diferenciarse de las tendencias más habituales del sector gracias a un método de trabajo creativo marcado por las pautas de Javier Olivares, el jefe de guionistas de la serie.

El Ministerio del Tiempo es una serie muy distinta a las que estábamos acostumbrados en España. Una mezcla de aventuras, ciencia ficción y drama histórico tamizado por las mejores herencias de la tradición narrativa y audiovisual española. Algo muy diferente a lo que venían haciendo las televisiones generalistas con sus series y que, por definición, perseguían a un espectador potencial muy amplio y familiar: desde los niños hasta los abuelos de la casa. “Ahora es verdad que poco a poco se está incorporando el thriller, pero siempre ha sido una tendencia en este país las teleseries familiares. Por eso, El Ministerio del Tiempo se convierte en una rara avis”, destaca Schaff.

¿A qué se debe que en un país como España se esté tardando tanto en dar el salto a series de madurez como ha hecho El Ministerio del TiempoCrematorio? “Básicamente, en España no se toman riesgos. Si las televisiones privadas son las que van a llevar el peso de la innovación, nos encontraremos lo que tenemos porque tampoco creo que ese sea su rol con el poco mercado que hay. Si algo se demuestra que funciona pues van a seguir ese modelo. No somos un país de lanzarnos al I + D, innovar o probar cosas nuevas. Lo que funciona se sigue utilizando y se repite hasta agotarlo”, sentencia.

Por otro lado, en el mundo de las televisiones existe la figura de los programadores. “Y desde luego, ellos tampoco son los creativos; son los ejecutivos de las cadenas y también van a cumplir unas obligaciones y unos intereses que no son los de la creatividad en el guion”, destaca.

El Ministerio del Tiempo se ha convertido en la excepción que cumple la regla. Y su cuna fue una pública: Televisión Española, una cadena que históricamente ha producido y programado series de riesgo que ahora, lamentablemente, no abundan. “El perfil de la gente que dirige la cadena ha cambiado”, reconoce la guionista, ya que “ahora son mucho más ejecutivos que antes”. El padre de esta creadora es un veterano de la televisión. “El otro día me contaba que los altos cargos que están al frente ahora de Televisión Española, en su mayoría, no han hecho televisión. Salvo el director de Emisión de la cadena, que sí está más al pie del cañón, el resto tiene un perfil más tendente a la gestión empresarial”.

Mientras, y con algo de retraso con respecto a sus vecinos, España se sube al tren del nuevo mundo de las plataformas privadas que producen su propio contenido como HBO hace en Estados Unidos. Netflix ya ha aterrizado y ha emitido su primera serie 100% española, Las chicas del cable, de perfil bastante conservador en cuanto a asunción de riesgos. Por eso, muchos ojos están puestos en Movistar y su capacidad de salirse de lo establecido. “De momento Netflix parece que está optando por modelos conocidos como Gran Hotel o Velvet, siguiendo las grandes audiencias de los canales generalistas. En cambio, esperamos mucho de Movistar pero todavía no hemos visto ninguna serie suya que cambie las cosas como hizo Crematorio o ¿Qué fue de Jorge Sanz?”.

¿La solución? “Tal vez mirar a Iberoamérica y su enorme mercado de todo tipo de públicos con un potencial enorme, tanto para formatos de cable como de las televisiones generalistas”, lanza Schaff. Eso, tal vez, dinamice un sector que en opinión de la guionista “parece sumido una especie de marasmo que vuelve cualquier avance en un proceso mucho más lento que en otro país de nuestro entorno”.

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