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Antonio Rivas: “Me gustaría dar la vuelta a España cantando”

Antonio Rivas | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Cae la tarde y el cielo toma un color cobrizo en el Puente Romano. Una imagen de postal. El calor es soportable y sopla una ligera brisa que agradecen los viandantes, pero que a él le despierta cierta preocupación. “Se me van a volar los papeles con la letra y las partituras”, advierte mientras conecta el micro y los altavoces cerca de la torre de La Calahorra. En Córdoba se celebra el Festival de la Guitarra. El eco de las actuaciones en el Teatro de la Axerquía retumba en toda la ribera del Guadalquivir. Lo suyo es otra cosa. Más íntima y personal. Canta cara a cara, como las sevillanas que marcaron su vida. Antonio Rivas (Córdoba, 1965) es músico callejero.

Antes de empezar ya tiene a un grupo de curiosos alrededor. “Éste es un sitio magnífico para actuar”, asegura Rivas, que desde hace unos meses desgrana los temas de su repertorio en distintos puntos de la ciudad. Desde la zona del Vial Norte hasta la Puerta del Puente, pasando por los aledaños del Bulevar o La Judería. “Vamos donde toca, repartiéndonos los lugares varios músicos según lo acordado en la normativa”, apunta.

“Te pareces a este cantante sevillano, José Manuel Soto”, le dice Pepa, que ha seguido ensimismada toda la actuación. Desde que descargó los bártulos hasta que los recogió para marcharse. A Rivas no parece sentarle mal la comparación. Al contrario, le halaga. Lo suyo no es hacer imitaciones, sino versiones temas para llevarlos a los registros que mejor maneja. Al final de la actuación hablan de músicos de aquí, del Sur. De Javier Ruibal, de Carlos Cano, de Sabina o de Raphael. Rivas le cuenta sus planes de futuro con los ojos brillantes, como un adolescente. Pepa le promete volver al puente para escucharle de nuevo. Él le regala su disco.

Músico callejero

Que cantas poniendo el alma

Le cantas al mundo entero

Musica en estado puro

Sonidos que lleva el viento

PREGUNTA. ¿Dónde empezó todo?

RESPUESTA. En las revista de Lecturas o el Pronto había páginas en las que invitaban a hacer experimentos caseros, como por ejemplo el clásico de poner dos botes de plástico con un hilo para hacerse un teléfono. Yo era un niño con cuatro o cinco años y con dos culos de plástico de botella, amarrados con una cuerda, me ponía a cantar con uno de esos vasos en la boca y otro en la oreja. Me pasaba las horas y las horas cantando. De ahí empecé. Con 12 años, tres amigos formamos un grupo con una guitarrilla por escenarios de Córdoba y algunos pueblos. Al principio nos juntábamos en el barrio y cantábamos más o menos bien. Un día llegó un señor y nos dijo que si nos gustaría cantar en las instalaciones que la Diputación tenía en el Parque Figueroa. En plan gratis. Vimos que a la gente le gustaba y a nosotros todavía más. Nos encantó.

P. El género era lo que se conoce como música española.

R. En aquella época eran sevillanas, pasodobles, rumbas... Ese tipo de canción nunca muere. Puede tener épocas mejores o peores, pero la verdad que llega mucho. Se convierten en clásicos y se pasan de abuelos a padres y de padres a hijos. Es la música popular. Y en la etapa en la que yo empecé la verdad es que era el tipo de música que sonaba. Eran buenos tiempos.

P. ¿Tenían ya una marca, un nombre propio?

R. Los Sultanes Cordobeses. Estuvimos bastantes años juntos, pero cuando llegó la adolescencia lo dejamos un poco. Yo siempre seguí con mi guitarra. Me compré un libro de acordes y aprendí a acompañar sevillanas y rumbas. Ya Francis estaba por un lado y yo por otro, y montamos un grupo rociero, que en aquellos tiempos se llevaban mucho. Hablamos de los años ochenta. En la antigua caseta de la Plaza de San Hipólito nació el grupo Oro y Plata.

P. ¿Veía un porvenir en la música?

R. Realmente no lo tenía como objetivo. Cada uno tenía su trabajo. Yo estaba en el negocio de la joyería, fui sacador de fuego desde pequeño, y lo teníamos como un hobby para ingresos extra. Cuando vi la opción de dedicarme de una manera profesional a la música fue más adelante, ya casado.

P. Estuvieron en la cresta de la ola.

R. Con Oro y Plata nos fue muy bien porque grabamos un par de discos. Estuvimos en Canal Sur Televisión y nos salieron contratos en Alicante, en Valencia... Fue una época muy buena. Hacíamos muchísimas actuaciones.

P. ¿Qué me dice de la fama de aquellas fiestas rocieras hasta las tantas de la madrugada? Ya sabe, la noche y sus peligros…

R. Hombre, no te creas. Hay un mito. Cada persona es un mundo. Yo, por ejemplo, me tiraba hasta las siete de la mañana con la guitarra un sábado, con 20 años, pero no hacía nada malo. Tocaba la guitarra, me tomaba alguna copa... Lo normal. Siempre se habla de los músicos, de la noche... Pero se exagera todo y se hace una leyenda de eso. De todos modos, repito que cada persona es un mundo.

"Siempre se habla de los músicos, de la noche... Pero se exagera todo y se hace una leyenda de eso"

P. En aquellos tiempos funcionaba a todo ritmo la BBC. Bodas, bautizos y comuniones. Buen negocio para los cantantes.

R. Era una época muy buena. Yo tenía mi remolque en el coche y hacía muchísimas bodas por la parte de Badajoz.

P. Hace unos años, una boda sin grupo musical era menos boda.

R. Eso ha cambiado mucho. El tema de la economía ya no es igual que antes. Se pone música electrónica y sale más barato contratar a un disc jockey que a un grupo.

P. Y, de repente, la vida le da un golpe brutal.

R. Cuando mi hijo mayor tenía 9 años le detectaron una enfermedad grave aquí en Córdoba. Nos dieron muy pocas esperanzas. Nos fuimos a Madrid a operarlo. A partir de ahí, la vida nos cambió a toda la familia. Yo no tenía ánimos para seguir cantando, aunque estuve bastante tiempo todavía porque me dedicaba exclusivamente a eso. Pero en el momento en que pude, lo dejé. Abandoné la música con la idea de no volver nunca más. Ahora mi nene está mejor, tiene 25 años y dentro de sus limitaciones, porque el pobre tiene muchas debido a que sufre un daño cerebral, está controlado. A mí me han vuelto las ganas de cantar y lo estoy disfrutando bastante. Llevo poco tiempo. En estas Navidades lo pensé mucho y decidí que la música volviera a ser uno de los centros de mi vida, como cuando era más joven.

"Cuando mi hijo mayor tenía 9 años le detectaron un tumor cerebral; lo dejé todo"

P. En cierto modo, su vuelta a la música es una homenaje a su hijo.

R. Sí. Mi Alberto, cuando tenía 5 años, se quedó finalista en el programa Veo, veo de Teresa Rabal. Cantó la canción de Bailar pegados, de Sergio Dalma. Luego, con 8 años, volvió a quedar finalista. De hecho, cuando fue a Sevilla a grabar ya tenía dolores de cabeza. Poco después le detectaron el tumor cerebral. A los pocos días ingresó en cuidados intensivos. Era un niño superdelgado, que cantaba muy bien, y la verdad es que la vída le cambió por completo y, por supuesto, a toda la familia.

P. ¿Cómo se desarrollaron las cosas después?

R. Ahora la verdad es que estoy en la mejor etapa de mi vida. Ves las cosas desde otro punto de vista, más maduro y más tranquilo. Se disfruta de otro modo. En la música, me encanta versionar a rumba los boleros, las baladas... También estoy haciendo arreglos musicales, metiendo batería, bajo, flauta, violines... Tengo un estudio montado en casa y la verdad es que las cosillas que estoy montando suenan bastante bien.

P. Supongo que no sería fácil hacer bailar a la gente cuando uno no está para fiestas.

R. No eché de menos la música porque no me apetecía. Si escuchaba un compact en el coche era porque a mi hijo le apetecía. El panorama de la música ha cambiado.

https://youtu.be/0W7vAQAJ0ew

P. Sale del mundo de la música y regresa después de unos cuantos años. ¿Qué se ha encontrado?

R. Por ejemplo, ya no se puede cantar en salas como antiguamente. Veo normal que tenga que haber unas limitaciones a la hora de actuar en una sala. Veo lógico que no permitan cantar en un bar porque acarrea molestias a los vecinos, pero sí hay salas que están acondicionadas pero no pueden permitirse llevar a un grupo porque tienen que pagar unos impuestos muy grandes. Estas Navidades, cuando me propuse volver a la música, lo primero que hice fue irme una semana a Benidorm para ir tanteando la posibilidad de conseguir salas, hoteles... Y lo primero que me dijeron es que no podían traer músicos porque debido a la carga de impuestos no les resultaba rentable. Entonces ponen música de lata y ya está.

"Ya no se puede cantar en salas como antiguamente, los impuestos son muy altos"

P. No es buena época para los músicos.

R. Es mala época porque hay muchísimas limitaciones. Las bodas ya no son como antes. Si te vas a cantar a un salón, hay pocos. Y músicos hay muchos, por lo que la competencia es brutal.

P. Y entonces se echa a la calle.

R. Viendo el panorama, tomé la decisión de cantar en la calle. Y te digo una cosa: es una experiencia superbonita. Antiguamente, yo esto lo miraba como desafortunadamente lo mira la mayoría de la gente en España. En Dublín vi familias de músicos que llevan su arte a la calle. Y allí valoran muchísimo a los que lo hacen bien. Los premian, además. Hay muchos músicos que se han hecho famosos y empezaron a tocar en la calle. En España se ve desde otra perspectiva, como si estuvieras pidiendo limosna. Y no es que sea ninguna deshonra pedir limosna, desde luego, pero en otros países lo ven desde otro punto de vista. Ahora que estoy cantando en la calle me lo como como un ensayo, que no hay mejor ensayo que hacerlo con público delante, y si algún transeúnte te echa algo de dinero, pues mejor que mejor porque es una ayuda. Para mí es una experiencia bonita.

P. ¿Qué necesita un músico callejero?

R. El tema es que tocar en la calle te obliga a tener tu licencia desde hace algunos años. Fui al Ayuntamiento a pedir mi licencia, me pidieron unos requisitos y monté mis temas con la guitarra. Me tardaron tres meses en aceptarlo y llevo algo más de dos tocando. La experiencia es enriquecedora. Yo no salgo todos los días. Se me vuelan los papeles si hay viento, o si hace demasiado calor... No puedes cantar a cualquier hora del día. Hay un horario por la mañana y por la tarde, con algunas limitaciones, y zonas acotadas para cada músico. Puedes estar dos meses en La Judería, otros dos en La Corredera...

"En otros países valoran mucho al músico en la calle, aquí muchos te miran como si estuvieras pidiendo limosna"

P. ¿Es difícil conseguir esa licencia?

R. Tienes que cumplir unos requisitos, presentar tu proyecto, un vídeo… Lo veo correcto, porque es bueno que esté regulado. Yo pediría algo más, aunque no es sencillo. Si se pudiera, sería fabuloso que los músicos pudiéramos cantar en cualquier ciudad con la misma licencia. Sé que es muy difícil, pero sería ideal. Si yo por ejemplo me quiero ir a Málaga, pues poder estar allí. A mí me ilusionaría dar la vuelta a España cantando.

P. ¿Le ha sorprendido algo de la música en la calle?

R. Bueno, todos los días te sorprendes. No sabes cómo va a ir el día, si va a pasar gente, si se van a par. ar contigo, si les gusta o no lo que haces. Hay días y días. Tienes que acertar con el repertorio de canciones, ver lo que les gusta en cada momento o les apetece. Por ejemplo, a los grupos de extranjeros les gusta escuchar sevillanas y música del Sur. A otros les gustan más las baladas o la música de boleros. Depende. Lo primero que hice fue hablar con un montón de músicos en la calle para ver cómo iban las cosas y la verdad es que he hecho amigos. Incluso hay dos o tres que hemos hablado de hacer algunos proyectos juntos. Tengo un sobrino que está también tocando en la calle, música celta, y empezaremos a ensayar juntos.

P. Hay que buscar soluciones, reinventarse. Se habla mucho de ese término cuando uno se refiere a otras profesiones más técnicas. Los músicos lo tienen igualmente complicado.

R. La música ya no está como antes. La economía ha empeorado, la gente no tiene dinero y el poco que tiene lo mira mucho porque tienen miedo a lo que pueda pasar mañana. Hay muchos músicos famosos, con un caché altísimo, que están en su casa. Tampoco pueden bajarlo porque tienen muchos gastos, equipos, músicos... Y si no se lo pueden pagar, pues no actúan.

"Hay muchos músicos famosos, con un caché altísimo, que están en su casa"

P. ¿Y qué opina de los concursos en televisión?

R. Yo tengo pensado presentarme este año al casting de Yo soy del Sur. La voy a por todas. Estoy motivado.

P. ¿Y qué busca ahí?

R. Yo el hecho de ir a un concurso no es a ganar, porque hay gente muy buena. Me conformo con salir en la tele cantando, que a la gente le guste, y disfrutar de lo que hago.

P. En su momento, la televisión fue importante. Tuvo momentos de impacto.

R. En aquella época era diferente. Tocábamos en televisión y era automático. Llegaban un montón de contratos para bodas, verbenas... Nos movíamos mucho por la publicidad que se hacía en televisión. Canal Sur era un filón para los cantantes de este género.

P. Ahora los gustos van por otro lado, parece ser.

R. El tema de las sevillanas ha decaído mucho. Nunca se van a dejar de llevar porque cuando llega su época siempre van a estar ahí, pero antes había sevillanas durante todo el año.

"Estoy pensando presentarme a algún concurso de televisión y también tengo otros proyectos musicales"

P. El reggaeton.

R. Pues sí, sí... De hecho estoy tanteando por ahí con un programilla intentándolo. A ver si hago una versión en reggaetton pero no sé, no sé si me saldrá o no. Porque tampoco quiero desvincularme mucho del tipo de música que he llevado toda mi vida, del tipo rumbita, con guitarra y si puede ser violín y bajo en directo. Mi idea es crear una banda para hacer versiones de canciones de toda la vida, además de temas míos propios.

P. ¿También compone?

R. Son sevillanas y un tema pop. Se llama Músico callejero. Lo he grabado en mi casa.

P. Ahora es básico moverse en las redes sociales. Ahí controla bastante.

R. Me funciona bastante bien el Facebook, me manejo bien. Tengo mi canal en Youtube... En el momento en que nació me enganché.

P. ¿Se imagina dar un pelotazo musical ahora?

R. Yo, en mi caso, lo que espero es disfrutar mucho y si puedo conseguir que mi familia pueda vivir de la música, pues fenomenal. Sé que es muy difícil, pero lo voy a intentar con todas mis fuerzas.

"Me manejo bien en Facebook y también tengo mi canal en Youtube"

P. ¿Y cómo lleva su familia esta pasión por la música? ¿Se dedican también a esto?

R. No, mi mujer no se dedica a la música, pero curiosamente a ella la conocí cantando en una comparsa de mujeres que llevaba Francisco José Moreno, de Oro y Plata. Allí fue donde la conocí. Yo tocaba la guitarra un día que faltó el guitarrista. Mi hijo el pequeño canta también, versiones en inglés... Sevillanas no canta. Ha cogido otro estilo más moderno. De hecho, lo hace muy bien. Tiene la voz más grave que la mía. Ha cantado conmigo en la calle porque la licencia la saqué para los dos. A partir de ahora se va a Dublin y cuando vuelva hará un máster en Psicología. Él seguirá con su guitarra en su habitación, pero ya no cantará conmigo en la calle.

P. ¿Hasta dónde quiere llegar?

R. Todavía no he hecho ninguna actuación en escenario. Me estoy dando a conocer en la calle. Ahora toco la guitarra y cuando estaba en grupos o en solitario, pues iba con playback. Estoy cogiendo habilidad y disfrutando muchísimo.

P. Con sus géneros predilectos.

R. Me gustan los boleros, las baladas...

P. ¿Qué siente mientras interpreta en la calle?

R. Cuando estoy cantando en el Puente Romano y se sientan delante y se forman grupos me emociono, porque veo que disfrutan con mi música. Me hablan después de la actuación, me preguntan, a algunos les cuento mi historia y les dijo por qué me dediqué a la música. Muchos vuelven, son reincidentes. Es bonito.

P. Y marca su banda sonora.

R. Canto lo que me gusta, lo que me apetece en cada momento, te sientes muy libre.

"Me emociono cuando veo grupos en el Puente Romano que disfrutan con mi música"

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