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Un brillante domingo

Procesión del Corpus Christi | ÁLEX GALLEGOS

Rafael Ávalos

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El corazón de Córdoba late con fuerza en una brillante tarde de domingo. Numerosas personas se dan cita en el entorno de la Mezquita Catedral desde minutos antes. Al tiempo que en su interior transcurre la celebración eucarística, las calles comienzan a ser un hervidero. Del mismo modo el Patio de los Naranjos acoge a no menos público. Todos, tanto en ese espacio como en los demás, aguardan el inicio de la procesión. Y es sobre las ocho cuando comienza el desfile del Corpus Christi. Una amplia comitiva abandona el primer templo de la Diócesis en una jornada de profunda fe, la cual está reflejada en la elevada cantidad de devotos a lo largo de un camino que arranca aún con el sol en el cielo y concluye con la noche presente. El Santísimo recorre un año más el casco histórico de la ciudad y lo hace, de nuevo, entre el intenso fervor y los sentimientos de quienes llenan cada rincón.

La celebración comenzó el jueves, festividad del Corpus, con un triduo en el primer templo de la Diócesis que se prolongó hasta el sábado. Como sucede cada año, la salida procesional con la Custodia de Arfe tuvo lugar en domingo. Fue en éste, en el que a las siete de la tarde arrancó en el interior de la Mezquita Catedral la eucaristía presidida por el Obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, y concelebrada por el Cabildo Catedral y el clero de la capital. Tras el acto litúrgico, el cortejo se preparó para comenzar el recorrido por las calles próximas al principal monumento de la ciudad. El domingo resplandecía en ese instante y lo hizo mucho más una vez la comitiva inició su trayecto y dejó atrás, poco a poco, las puertas de las Palmas y del Perdón. Por esta última acudió el Santísimo a Cardenal Herrero.

En las zonas aledañas a la Mezquita Catedral la presencia de devotos fue amplísima, tanto que se pudieron contar por miles. De esta forma, la magnífica obra de Enrique de Arfe estuvo acompañada a lo largo de un itinerario que llevó a su paso por Cardenal González hasta la Cruz del Rastro para regresar a la Puerta del Puente por Ronda de Isasa. En ese punto, con el retorno al primer templo de la Diócesis mucho más cerca, tuvo lugar la Adoración. Por supuesto, no faltaron los altares efímeros dispuestos por diversas hermandades como Remedio de Ánimas, Sentencia o Paz. Córdoba vivió de nuevo un intenso domingo de fervor, un domingo de Corpus.

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