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El Carpio: la central eléctrica que es una joya histórica y arquitectónica

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Carmen Reina

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Abrazando al río Guadalquivir a su paso por el término municipal de El Carpio, la presa y la central eléctrica de El Salto componen, más allá de un mero edificio industrial, un conjunto arquitectónico de reconocido valor que, además, es testigo de la historia del siglo XX.

Construida en 1922 bajo el proyecto del arquitecto Casto Fernández-Shaw por la compañía Mengemor –la responsable de electrificar Andalucía en la época-, El Salto fue premiado con la medalla de oro de la Exposición de Artes Decorativas de París en 1925 y declarada Bien de Interés Cultural, catalogado como monumento, en 2003.

Y es que este edificio, hoy propiedad de Endesa, es uno de los mejores exponentes de la arquitectura industrial de comienzos del siglo XX, donde coinciden ecos modernistas e historicistas. Su inspiración oriental, neomudéjar, y elementos de diferentes estilos, son signos del eclecticismo que atesora y que resulta sorprendente en el marco de un inmueble de carácter industrial, aislado en la naturaleza, en el medio rústico, con el río como gran acompañante y motor de su energía.

Los elementos más singulares y llamativos son las cúpulas, visibles desde el exterior e interior del edificio. Junto a ellas, destacan también por su importancia y singularidad, elementos como los capiteles de la nave de turbinas, las puntas de diamante en la coronación de pilastras de la fachada, las gárgolas del desagüe de las cubiertas, los petos almenados de la fachada que da al río y, lo más llamativo entre todo ello, la cabeza de elefante -obra del escultor Juan Cristóbal-, como ménsula del balcón que se asoma a la vega del Guadalquivir, con el pueblo de El Carpio como horizonte. Un elefante que la leyenda cuenta que se incluyó en este conjunto arquitectónico como símbolo, ejemplo del animal más potente, por encima del caballo que es la medida de potencia de la energía que se genera en esta central eléctrica.

A un kilómetro de distancia se encuentra el otro núcleo de este conjunto: la presa, que se levanta en un lugar donde existían antiguas aceñas, con un estilo neomudéjar propio que destaca en el horizonte rural donde se levantó todo este conjunto, el más antiguo de la Agrupación de Hidroeléctricas de Córdoba.

Pero además de su valor arquitectónico, El Salto guarda como tesoros los testimonios de la historia del siglo XX de las centrales eléctricas que se levantaron sobre los años 20 en toda Andalucía. En el interior del edificio, una sala de exposiciones permanente hace las veces de un pequeño museo, único en toda la comunidad autónoma andaluza donde permanecen los fondos históricos de la compañía.

Allí se guardan las piezas y mecanismos que se utilizaban a comienzos del pasado siglo para generar energía eléctrica en centrales como ésta. Grupos hidráulicos, turbinas y maquetas de distintas presas se pueden ver junto a auténticos tesoros históricos: un libro de visitas a la presa del Jándula con la firma del rey Alfonso XIII junto a la del Marqués de Viana en 1926 , y tras las de ellos las rúbricas de gobernantes y personas en los distintos poderes a lo largo del siglo; o un libro realizado en plata, en honor de uno de los ingenieros de la compañía, con la firma de todos y cada uno de los empleados que la misma tenía en toda España en 1925.

La propia oficina de la central, en madera y con los útiles de la época, permanece recreada en esta sala de exposiciones, donde cuelgan en sus paredes toda una muestra artística de los carteles de seguridad en el trabajo que a mediados del siglo XX se utilizaban en una central eléctrica como la de El Salto. Este espacio se completa, además, con un aula didáctica donde las visitas escolares aprenden todo sobre la generación eléctrica y renovable por medio de juegos y experimentos, junto a una sala de usos múltiples diseñada para proyectar audiovisuales y albergar recepciones o ponencias.

Hoy en día, la central de El Salto mantiene su vida funcional y allí trabajan media docena de empleados y dos técnicos que supervisan este conjunto, capaz de generar una producción eléctrica similar a la que necesitan unas 3.000 viviendas al año. Electricidad que aprovecha la energía propia de la naturaleza, del río grande de Andalucía, donde como centinela desde hace casi un siglo al paso del agua se eleva esta verdadera joya histórica y arquitectónica.

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