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Sol de mayo, Divina Pastora

Procesión de la Divina Pastora | ÁLEX GALLEGOS

Rafael Ávalos

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Luce cuando la tarde ya está avanzada. Con menor intensidad con que lo hiciera unas horas antes pero con su fuerza todavía vigente. Resplandece a la puerta del colegio, donde el ambiente es plenamente festivo. Como cada año cuando, por estas fechas, llega la especial cita. El calor decrece y las familias, como otras numerosas personas, aguardan el instante en el que la Cruz de guía aparece para abrir el cortejo. En ese instante comienzan a brotar las sonrisas de los más pequeños, que son las otras flores del mes por excelencia de Córdoba. En el interior de la escuela a la que da nombre, todavía esperan, ya formados, adolescentes y antiguos alumnos. Poco después, tras la salida de todos, aparece la Divina Pastora, que en la estrechez de la calle Osario recuerda que es sol de mayo. Ilusión y fervor se dan la mano en la procesión de la titular del centro educativo, que es acto central en el amplio programa de celebración que arrancara en abril y que continúa en los siguientes días.

La jornada del miércoles resultó intensa en el colegio Divina Pastora, pues la devoción por María cobró mayor intensidad por la mañana. A las nueve y media tuvo lugar la tradicional ofrenda floral a la imagen. Mientras, por la tarde la eucaristía en honor a la titular de la escuela sirvió de preparación para la salida procesional, que este año se desarrolló sin problemas después de que en 2016 tuviera que verse suspendida con motivo de la mala meteorología. Entonces no fue posible ver por las calles de Córdoba una bella talla restaurada por Antonio Bernal, que en esta ocasión brilló a su paso por diversos puntos de la zona centro. Pastorcillas, alumnas ataviadas con el uniforme del centro educativo o estudiantes mayores vestidas de faralá formaron parte del cortejo, al que puso sus sones la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Fe en su Sagrada Cena.

Discurrió la procesión, que de nuevo gozó con el apoyo del grupo joven de la Pasión, por Burell y la plaza de las Doblas antes de llegar a Capuchinos, donde la hermandad de la Paz recibió con cariño a los pequeños y a la Divina Pastora. La corporación del Miércoles Santo demostró una vez más su estrecha vinculación con el colegio, en el que este año recuperó la escolanía, que acompañó a su titular en la pasada Semana Santa. Tras recorrer tan emblemático espacio de la ciudad, el cortejo siguió, siempre con una marea de sonrisas infantiles, esas otras flores del mayo cordobés, por calles como Carbonell y Morand o Ramírez de las Casas Deza para iniciar el retorno a la escuela. El sol lució y la Divina Pastora llenó de luz los rincones por los que pasó.

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