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Antonio Díaz: “Un empresario no puede vivir solo de expectativas positivas”

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Manuel J. Albert

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El presidente de la Confederación de Empresarios de Córdoba, Antonio Díaz (Córdoba, 1958), es un hombre de la casa. Lleva casi tres décadas trabajando en CECO, organización patronal de la que conoce al milímetro todos sus estratos, desde la epidermis al núcleo. Tal vez por eso, hace más de un año fue el elegido a presidir el ente tras el eterno periodo de Luis Carreto. Un papel que Díaz ha usado para tratar de trabajar -sin hacer demasiado ruido- en volver a tender unos puentes que parecían rotos tras los desencuentros de la anterior dirección con administraciones de calado como el Ayuntamiento de Córdoba.

Este perfil conciliador, austero, sobrio y carente -aparentemente- de los titulares que tanto gustan a los periodistas marca la entrevista que concede a Cordópolis en las enormes instalaciones de CECO. Un edificio amplio y moderno, heredero de un sentido de las proporciones anterior a la crisis.

Díaz nos acoge en el despacho institucional pero, pasados unos minutos, él mismo sugiere ir allí donde realmente trabaja. Nos espera una mesa llena de archivos, informes y documentos que ocupa un rincón de este espacio mucho más cálido y realista. La mesa contigua, redonda y de reuniones, servirá para atender a las preguntas con unas respuestas siempre medidas, cuidadas y ajustadas. Pero cada sentencia deja ver, conscientemente, una personalidad que se esfuerza en afirmar que si en un momento dado hay que actuar con una educación distinta, lo hará. Pero siempre, eso sí, con pulcritud.

P. ¿Conoces de primera mano a empresarios que se hayan quedado sin vivienda por esta crisis?

R. Por supuesto, conozco más de un caso que han sufrido una ruina severa porque el empresario puso todo su patrimonio como garantía de su actividad económica. En los cinco años tan tremendos que llevamos, he conocido más de un caso en que se ha producido una ruina importantísima.

P. La crisis ha afectado muy negativamente a la clase media y su número y proporción mengua. ¿Eso hace viable a la sociedad?

R. Difícilmente. Esta crisis ha golpeado de lleno a la clase media, efectivamente, hasta el extremo de que ha desaparecido una gran parte. Y está claro que una sociedad sin clase media es más difícil que prospere.

P. Pero desde hace un par de años vivimos con la expectativa de que llegamos al final de túnel, que todo va a mejorar. ¿Un empresario puede alimentarse solo de confianza en el futuro?

R. No. Un empresario no puede vivir solo de expectativas positivas. Un elemento fundamental para desarrollar cualquier actividad empresarial es la confianza y ésta no se basa en las expectativas sino en los datos objetivos financieros, laborales y de desarrollo económico. Las expectativas ayudan pero no son suficientes.

P. ¿Y qué expectativas tienes tú?

R. Quiero pensar y pienso que las expectativas son buenas. En mi perfil de Twitter tengo un lema que dice así: Optimista con los pies en el suelo.

P. Nos esforzamos por ser positivos.

R. Es necesario, es absolutamente necesario ser optimistas en el día a día de la actividad empresarial.

P. Pero hace unas semanas aquí mismo hubo una rueda de prensa de la patronal de la construcción en Córdoba y fue demoledora. Hablamos de un sector que había sido motor económico de la ciudad.

R. Y debe seguir siéndolo. El sector de la construcción entró en picado con la crisis, descendió a niveles muy bajos en su actividad y la recuperación está siendo muy lenta y con muy poco volumen en relación con lo que llegó a mover. Los datos que ofreció el sector de la construcción son objetivos y son los que ellos valoran y manejan. Yo no puedo pensar de manera distinta. Lo que sí es verdad es que hoy día empiezan a verse grúas en la ciudad de Córdoba y hace dos años no había ninguna. Es un dato visual y objetivo. No se montan grúas para no usarlas. Lentamente se está avanzando pero queda muchísimo. Y si a esta lentitud añadimos la inversión pública y en infraestructuras, descubrimos que está bajo mínimos.

Una sociedad sin clase media es más difícil que prospere

P. Tres o cuatro días después de aquella rueda de prensa conocimos los Presupuestos Generales del Estado y los fondos de inversión pública. ¿Cuál fue su cara?

R. De sorpresa. Nadie esperaba unos datos para la provincia tan mínimos como en esta ocasión. Efectivamente, estamos hablando de que no son unos presupuestos para 12 meses, sino que estamos en abril y hasta mayo o junio no habrá ley de presupuestos. Pero eso no quita que se puedan prever inversiones de más calado y de proyectos fundamentales para la ciudad de Córdoba. Nuestros parlamentarios deben de dar el do de pecho en Madrid, en el Congreso, para revertir la situación.

P. Desde el PP se ha dicho en otras ocasiones que muchas de las infraestructuras ya están hechas y eso explica la reducción de los presupuestos.

R. Nosotros entendemos que la confección del presupuesto de una nación como es España cuenta con una serie de factores fundamentalmente políticos que se nos escapan de las manos a los de provincias. Y entiendo que cuando hay que confeccionar el puzzle de presupuesto de inversiones de un Estado para un año o unos meses de un año, esos factores influyen. En este caso, creo que está muy claro en las cuentas que han presentado en el Parlamentado.

P. ¿Qué está claro?

R. Que se están beneficiando a otra regiones en detrimento, por ejemplo, de Andalucía. Andalucía es la gran perjudicada del presupuesto de inversiones.

P. Entonces está de acuerdo con la presidenta de la Junta.

R. Estoy de acuerdo con las manifestaciones de las organizaciones empresariales de Andalucía, fundamentalmente de la Confederación Andaluza que fue claro y contundente al decir que Andalucía no puede continuar estando en el olvido.

P. ¿Cómo son las relaciones de los empresarios con las administraciones?

R. Todo es mejorable en esta vida. Yo represento a la Confederación de Empresarios de Córdoba, que me dio el papel de presidente hace un año y dos meses. En este tiempo hemos relanzado la interlocución con las administraciones provincial y municipal. Y hemos avanzado tanto que hasta hemos firmado el Compromiso por Córdoba, hace ya un año y que está -por cierto- por desarrollar. Ha sido importante que tras cuatro o cinco años sin interlocución institucional fluida y sin firma de compromisos por los agentes económico y sociales -estoy hablando al mismo nivel de los sindicatos y al Confederación de Empresarios- se haya reeditado una nueva versión del diálogo social y hayamos puesto en marcha uno nuevo. Con esto queremos ayudar a nuestras administraciones a conseguir sus objetivos de desarrollo económico porque nos interesa a todos. Las relaciones con el ayuntamiento y resto de administraciones están en una fluidez importante y estamos esperando a que se desarrollen proyectos concretos que beneficien a los intereses generales de la ciudad.

Soy optimista con los pies en el suelo

P. Muchas veces nos preguntamos cuando vemos estos gestos voluntariosos de firmas con grandes intenciones en qué quedará todo. Del Compromiso por Córdoba llevamos hablando un año.

R. Bueno, hace un año que empezamos a negociar pero con la Diputación no se firmó hasta el 5 de diciembre y con el Ayuntamiento se firmó el 14 de febrero. De todas forman podría compartir la misma percepción de la que me hablas porque lo que se firma para no hacer y no desarrollar, mejor no firmar. Yo he puesto mi firma en ese Compromiso por Córdoba de la provincia y del Ayuntamiento para desarrollar proyectos de interés general y económico. Está claro que las grandes competencias para el desarrollo económico no las tiene no la Diputación ni el Ayuntamiento, sino la Junta y el Estado pero todo ayuda, sobre todo creando un clima de diálogo y de diálogo social. Por eso, me gustaría que me pudieses preguntar por este tema dentro de un año y, a lo mejor, podemos poner algún proyecto en concreto encima de la mesa.

P. Ese diálogo y esa unidad de acción, usando los términos sindicalistas, lo pudimos ver hace un mes cuando se presentaron en todo un gesto en la delegación de la Junta para pedir que se reactive el Palacio de Congresos de Torrijos. Es un ejemplo de los problemas parados que tenemos en la ciudad.

R. Sin lugar a dudas. En esta organización usamos siempre el diálogo antes de la confrontación. Esa vía hay que agotarla al máximo. En el mes de septiembre tuve una entrevista a la que me acompañó el presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía [Javier González de Lara] con el consejero Empleo, Pedro Sánchez Maldonado, en su despacho al que acompañó la vicencosnejera al objeto de interesarnos por la parálisis de la construcción del Palacio de Congresos, competencia de exclusiva de la Junta de Andalucía. Se nos informó de que la maraña jurídica de extinción de contratos con la anterior empresa adjudicataria de las obras tenía asuntos complejos pero que para finales de este año la intención de la consejería era que pudiese estar publicado en el BOJA el nuevo pliego para la finalización de las obras. Esperamos correctamente hasta fin de año y viendo que no se había publicado nada, moví a la acción y hablé con los secretarios generales de los sindicatos y el presidente de la Cámara de Comercio para hacer un gesto ante la opinión pública y expresar que ya estaba bien; que ya era hora de que se diese una respuesta clara y nítida para resolver el problema.

Nadie sabe la repercusión real del Brexit

En el plazo de un mes fuimos convocados a una reunión en la que se nos dijo que las obras estaban ya dadas para darle una encomienda de gestión a la empresa pública Tragsa y finalizar el 50% restante. Nos aseguraron que para la primavera de 2018 el Palacio de Congresos estaría ya operativo. Eso es lo que hemos conseguido, creo que con bastante celeridad porque hemos metido presión con toda la intención en los motores de la administración autonómica.

P. ¿Crees que sin esa presión no hubiese habido cambios?

R. Yo soy muy de refranes y, el que no llora, no mama. Entiendo que todo ayuda y ese gesto no solo ayuda a los empresarios y trabajadores para que esa infraestructura sea una realidad, sino que también ayuda a nuestro Ayuntamiento, a la Diputación y a la Junta para buscar soluciones mas rápidamente y con más eficacia. El tiempo perdido, por otro lado, perdido está.

P. Teniendo en cuenta que todos los problemas son diferentes, ¿podría significar este logro un precedente? Estoy pensando en el Centro de Ferias y Convenciones...

R. No hay dos soluciones iguales pero lo que sí es verdad es que vamos a estar atentos en ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Porque es una pena que ocurra esto teniendo dos infraestructura que, nos gusten más o menos, son únicas. El Palacio de Congresos está en un lugar único, junto a la Mezquita Catedral, y es una maravilla. Y el Centro de Convenciones puede haber gustado más o menos que se hiciese allí donde se ha hecho en vez de al otro lado del río... Pero bueno, tomadas las decisiones hay que ejecutarlas y es una pena que sigamos con esta obra paralizada y sin una rápida puesta en marcha.

Empiezan a verse grúas y hace dos años no había ninguna

P. Las dos infraestructuras están ligadas a una industria muy potente en España que es la del turismo y, concretamente, el turismo de congresos o ferias. Pero el sector turístico en general parece sufrir una situación desquiciada dentro de la misma patronal con un enfrentamiento directo en las cúpulas.

R. Para bien y para mal -más bien para mal- cuando un sector funciona se convierte en imán de muchísimos intereses tanto en el sector turístico, como el hostelero, el cultural y otros. Ocurre sobre todo en la capital porque en la provincia tenemos otro tipo de empresas que van muy bien , como las agroalimentaria. Pero en Córdoba capital se ha dado un polo de atracción del sector de la cultura, la hostelería y el ocio, donde han coincidido muchos intereses. Y tampoco se han sabido administrar de una manera organizativa de cara a la defensa de los intereses generales. Y eso crea problemas como los que hemos estado viviendo. Espero que seamos capaces de reconducir la interlocución y de reconducir las organizaciones para que se dediquen a lo que tienen que dedicarse: trabajar para el bien común en la defensa de los intereses generales.

P. Esta ciudad tuvo una alta dependencia de la construcción que casi se convirtió en un monocultivo económico. ¿Podemos estar cayendo el algo parecido con el turismo? Lo digo porque el turismo, tal y como viene, puede dejar de venir.

R. Ahí está la clave: los turistas pueden venir o dejar de hacerlo. Se han dado una tormenta perfecta en otros puntos del mundo que nos ha beneficiado. Se ha producido una bajada de los precios del petróleo, con lo que los gastos de de transporte y aviación han bajado; se ha producido un efecto del terrorismo internacional que ha limitado los destinos del Mediterráneo a otras lugares; se ha producido un alza y una equiparación del dólar en relación al euro, junto con los cambios de la libra. Todo eso, junto con la seguridad jurídica de España, ha provocado que a nuestro país -y a ciudades tan especiales como Córdoba vengan visitantes en un numero muy importante. Pero es verdad que eso puede cambiar. Por eso, si esas cuestiones no las tenemos todas en cuenta y no hacemos cambios en la inversión en infraestructuras turísticas, estaremos cayendo en un error. Tenemos que hablar de turismos y de servicios de calidad, la capital y la provincia tiene que destacar por la calidad en sus servicios, en sus hoteles, en su restauración, monumentos en la organización en la ciudad (para lo que queda mucho por hacer). Si se hacen las cosas bien y con proyección y planificación se abrirá un horizonte muy bueno. Ya estamos viendo cómo las inversiones en hoteles están creciendo sobre todo en los de calidad. Hay que apostar por la calidad más que por la cantidad porque la primera aporta características que realmente suman y dan valor añadido.

P. Aconsejáis diversificar la actividad económica desde CECO. No centrarnos en el turismo como antes nos centramos en la construcción. ¿Y podemos aprender de la industria?

R. Desde la confederación de empresarios, desde luego, entendemos que los monocultivos no son el futuro y que turismo tampoco lo es. Los acuerdos del Compromiso por Córdoba suponen una apuesta por la diversificación en el desarrollo económico. Es una apuesta por la industria. Esta ciudad y esta provincia necesita un impulso importante de la industria de calidad y especializada, que crea valor añadido, que fija el territorio y que crea puestos de trabajo. Miremos a la agroindustria -porque eso también es industria- y veremos que estamos muy bien posicionados en la balanza comercial.

Si algo tiene Cosmos es seguridad en todos los sentidos

P. Voy a poner dos ejemplos de este sector: por un lado tenemos Cosmos, más tradicional y ligada al cemento y la construcción. Por otro, las empresas ubicadas en Rabanales 21. Las dos tienen sus respectivos problemas ligados a las administraciones. Cosmos por el tema urbanístico y Rabanales 21 porque no termina de salir de un bloqueo político y financiero en el que lleva metido más de una década.

R. Con Cosmos, CECO se ha posicionado claramente. Creemos que lo que se ha propiciado sobre Cosmos es una barbaridad. Si algo tiene Cosmos es seguridad; si esa empresa algo ha hecho bien es cumplir con toda la normativa de la UE, de la Junta y de todos los certificados medioambientales que se le ha pedido. Lo que se ha producido es una reacción fruto de un mal pacto preelectoral que ha provocado una situación de tensión con respecto a una de las pocas industrias de la capital. Decir que la empresa del cemento hay que trasladarla de lugar es una barbaridad real. Hoy en día sería muy difícil de ejecutar, por no decir imposible. Cosmos lo está haciendo bien: crea empleo, no lo destruye, actúa con autorizaciones, valoriza biomasa de manera oportuna y solo hay que dejar que se regularice. Si no, la situación acabará judicializándose. Creo, no obstante, creo que la situación es tranquila. CECO está haciendo bien las cosas.

Andalucía es la gran perjudicada del presupuesto de inversiones del Estado

Con respecto a Rabanales 21 el problema no es el de las empresas allí ubicadas -que son magnificas como Silos Córdoba-, el problema es el parque y su dimensión. Se tenían unas expectativas enormes y se esperaba que la buena marcha de la economía iba a fijar una serie de suelo industrial para innovación, desarrollo, inversión y tecnología e investigación. Pero no fue así y la situación financiera también es tensa. Confío en que Rabanales 21 tenga la solución y creo que se están dando los pasos para que pueda salir del preconcurso tras estos cuatro meses que se han dado. Córdoba necesita un parque tecnológico pero lo que hay que hacer es redimensionarlo.

P. ¿El empresario cordobés ha cambiado el chip e invierte más en I+D?

R. Yo creo que sí. Muchas empresas están ya en su segunda y tercera generación empresarial porque ya tienen un cierto volumen en el que se pueden permitir la inversión. Porque no podemos hablar de innovación cuando hablamos de pymes de dos o tres trabajadores o de micropymes con un máximo de 10 trabajadores. Nuestro volumen es el que es y en Córdoba somos pequeñas y medianas empresas en el amplio sentido de la palabra. Pero volvamos al sector agroalimentario: no conozco ninguna empresa del sector que no tenga un proyecto de investigación con la UCO, por muy pequeño que sea. Alguna habrá pero hay muchas empresas que usan a la OTRI, al IMIBIC; empresas que usan a departamentos de investigación para pequeños proyectos que les facilitan mucho la innovación. Eso se ve en el sector del aceite, de los ajos...

P. Hemos vuelto al agro, ¿es uno de los más afectados por la salida del Reino Unido de la UE?

R. No tengo datos objetivos. Creo que el Brexit está por ver, hoy día nadie sabe la repercusión porque el Reino Unido ha sido un contribuyente muy impoirtante de la UE y el sector de la agricultura, la industria. Así que cualquiera puede verse afectado.

P. ¿Pero no han llegado empresarios preocupados?

R. Hemos intercambiado impresiones con algún particular pero todavía ni se han sentado a la mesa los responsables de los países para decidir cómo van a hacer las cosas en Bruselas. Primero tendrán que ver cómo resolver ellos el problema.

En CECO usamos siempre el diálogo antes de la confrontación

P. El asociacionismo empresarial en CECO también se ha visto resentido por la crisis.

R. Por supuesto. Se ha visto resentido y hasta vilipendiado.

P. ¿Y qué pierde el sector por eso?

R. Cohesión, unión, fuerza, fuelle. En definitiva, cuando se habla de asociacionismo empresarial distinguiría dos tipos, el de un sector y territorio concreto que aglutina a su masa; el de las sectoriales amplias de los constructores, agricultores u otros colectivos que básicamente se dedican a negociar sus convenios colectivos y crear orden y servicio dentro del sector. Y luego vamos nosotros: la Confederación de Empresarios, donde están todos. Tenemos la suerte de que en CECO confluyen todos: el territorio, el sector, el empresario a título individual. Y la crisis ha afectado de lleno al mundo asociativo en general. No cabe duda de que estar en una asociación supone costearla y para eso hay que pagar una cuota y la crisis ha ido de lleno a la eliminación de costes -como los pagos de cuotas- de los empresarios. En el caso de CECO, en 2008 había 110 asociaciones confederadas y hoy son 70. Pero hemos crecido en la afiliación de empresas. Es rara la semana en que no entran dos o tres nuevas. Ese es mi objetivo y por eso yo más que estar en el despacho prefiero estar en la calle visitando empresas.

P. Ese aumento de afiliación lo tomáis como un dato indicativo de la mejora?

R. La afiliación de una asociación como CECO es una muestra de confianza. Aquel empresario que se incorpora a CECO pone antes la confianza y la solidaridad. Mucho más que los servicios que va a recibir. Aquel empresario que se afilia a CECO tiene todos los servicios cubiertos: jurídicos, fiscales, medioambientales. Pero necesito el respaldo de una organización fuerte como es CECO para asegurarse que sus pensamientos van en la línea correcta y para sentirse respaldado por una organización que es capaz, en un momento dado, de hacer valer sus derechos.

P. Repites que prefieres estar en la calle que en el despacho. ¿Cómo compatibilizas ese trajín con tu propia actividad empresarial?

R. En esta organización se ha producido una reforma muy importante desde que yo accedí a la presidencia en enero de 2016: por primera vez hay un presidente ejecutivo. Eso significa que estoy las 24 horas pensando, impulsando y trabajando por la Confederación. Para mí no es nuevo porque levo 28 años trabajando en la Confederación pero dar el paso a la presidencia ejecutiva es importante porque te permite disponer de tu tiempo laboral -y no laboral- para seguir asumiendo la responsabilidad de estar al lado de las empresas. Antes, me podía pasar mucho tiempo haciendo informes y resolviendo papeles y problemas pero hoy prefiero visitar la empresa y que el empresario me cuente lo que vive en su día a día y que yo le pueda preguntar en qué le puedo ayudar yo o CECO. Eso vale más que 28 informes escritos.

Soy muy de refranes y el que no llora, no mama

P. ¿Cómo empezaste en esto?

R. Yo terminé mi carrera de Derecho, hice mi servicio militar y entré de pasante en un despacho de abogados con un magnífico maestro: don Antonio de la Riva. En esa época vi un anuncio en el Colegio de Abogados que decía “Se necesita abogado joven con ganas de trabajar para dedicarse a organización empresarial”. Y llamé. Así llegué a la Confederación de Empresarios. Tras un proceso de selección, llegué a la Asesoría Jurídica haciendo circulares informativas en un piso de alquiler de la calle 12 de octubre y al año pasé a ser gerente; tras una reforma de estatutos me propusieron a la Secretaría General.

P. Eres de la casa.

R. (Risas) No puedo decir que no conozca la organización ni que no haya contribuido con mi granito de arena a que CECO sea hoy lo que es.

En el turismo siempre es mejor la calidad que la cantidad

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