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Todo el mundo mira a Deivid

Deivid se fotografía con un joven aficionado antes de un partido en El Arcángel | TONI BLANCO

Paco Merino

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Cuando él salió del equipo, las cosas iban más o menos bien. El Córdoba solamente había perdido un partido -con estrépito, en Huesca- y a quienes lanzaban las primeras advertencias sobre el tufillo sospechoso que tenía el proyecto se les miraba como a apestados. Era la jornada sexta, toda una vida por delante. Y Deivid se rompió del modo más absurdo, en las vísperas del partido ante el Nástic de Tarragona en El Arcángel. Los blanquiverdes resolvieron la tarde con solvencia (2-0) y siguieron en la zona de play off, el lugar más habitual con Oltra en el banquillo. Nadie podía sospechar que desde aquella tarde el equipo iba a tardar más de cinco meses en volver a ofrecer una victoria en Liga a su afición. Ni tampoco que Deivid, el capitán herido, no volvería a vestir la blanquiverde. ¿Hasta el domingo? Todo dependerá de los planes de Carrión y, obviamente, de las sensaciones que pueda tener un futbolista que pasó por el quirófano -le operaron de la cadera izquierda- y que lleva más de seis meses sin competir.

Si su nombre está en la lista de convocados sería una excelente señal. En las últimas semanas, coincidiendo con el retorno del defensa canario a las sesiones de entrenamiento, se ha podido escuchar en los corrillos cordobesistas un deseo francamente revelador: “Aunque no juegue, pero que esté ahí”. A este punto se ha llegado. La presencia del capitán en el césped o en el banquillo se considera como una especie de talismán, un incentivo moral para un conjunto de ánimo quebradizo y angustiado por una situación de lo más complicado. Porque queda claro que el jefe vuelve a una oficina revuelta.

Deivid regresa a un Córdoba que está situado solo un punto por encima de los puestos de descenso, que es el segundo peor conjunto de Segunda en 2017 -por detrás está el Mirandés, que va el último- y que acaba de perder en el Sánchez Pizjuán, ante el filial del Sevilla, por un autogol de su portero. El domingo, a las seis llega el Elche a El Arcángel, donde se respira un ambiente de inquietud. Después de su horrible racha, el equipo fue capaz de enganchar tres jornadas sin caer derrotado: venció a Alcorcón y Zaragoza con goles en el tiempo de descuento y en su comparecencia más reciente empató, sin goles, contra el Numancia.

Deivid, de 28 años y con uno más de contrato, es uno de los futbolistas con más tiempo de permanencia en el club en la actualidad. Ha disputado un total de 69 partidos oficiales con el Córdoba y su nombre fue portada de los medios en verano de 2014 por un curioso dato: fue el primer fichaje que anunció oficialmente la entidad tras el ascenso a Primera División después de 42 años de ausencia. El central había jugado en la UD Las Palmas, rival cordobesista en ese play off final que se resolvió en uno de los finales más increíbles en la historia del fútbol español. Ya saben, el gol de Uli Dávila en el tiempo añadido después de una invasión de campo por parte de los seguidores isleños. Aquello ya quedó atrás. Y Deivid, que ya ha vivido lo suyo en El Arcángel, es ahora el capitán de un Córdoba que tiene once jornadas por delante para evitar el descenso a Segunda B.

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