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Exitoso regreso artístico de José Barrios a su tierra

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Francisco Martínez Sánchez

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El regreso del bailaor José Barrios a su ciudad, Córdoba, no ha sido testimonial sino necesidad vital tras bastantes años bailando en los más importantes teatros y festivales de danza del mundo. Él sabe lo que es forjarse como bailaor desde la academia, pasando por los tablaos y festivales, experiencias artísticas que le han hecho evolucionar en su forma de concebir el flamenco pero sin perder los conceptos cardinales del baile tradicional, por esta razón eligió como preludio de voz en off para su “Reditum, bailando flamenco” presentado el pasado sábado en el Teatro Góngora, los versos “Caminante, no hay camino / se hace camino al andar” de Antonio Machado.

Un constante percutir en el zapateado fue la llamada de atención, el bailaor mostrando solidez y precisión desde la verticalidad corpórea acotada por el reducido espacio de una plataforma a manera de tablero. José Barrios planteó los bailes que realizó desde el estímulo motivado por el cante (Paco del Pozo, Ana Ramón y Sara Corea), la guitarra (Isaac Muñoz), el saxo soprano, la flauta travesera y la armónica (Diego Villegas), manteniendo un ininterrumpido diálogo estético y musical que agitó múltiples resortes anímicos. Tonás con ribetes de carceleras, seguiriyas, rondeñas, farruca, alegrías de Córdoba, vidalita, soleá, bulerías… bailes certeramente engarzados, manteniendo la pulsión artística pretendida en el espectáculo.

José Barrios quiso presentarse en el Góngora partiendo de una puesta en escena minimalista, sin mayores pretensiones que la de exponer, sin tramoya que pudiera distraer, una particular manera de concebir y exponer el baile, focalizando la atención en lo sustancial: movimientos, gestos, recursos técnicos… El intachable zapateado del bailaor cordobés resultó modélico al desarrollar diversas técnicas, matizando la percusión de sus pies en cada baile, dontándo a ésta de las modulaciones apropiadas para cada estilo realizado, y no solo punta y tacón. No tuvo que recurrir al llamativo efecto del desplante para lograr la complicidad del público; lo de José Barrios es baile depurado, elegancia en la compostura, natural desenvolvimento por el escenario trazando coreografías en las que los giros estuvieron bien fundamentados, sin descuidar el braceo y, aunque pueda resultar paradójico, los instantes de silencio y quietud contribuyeron a enfatizar el mensaje pretendido, como ocurrió en la vidalita. Llamó la atención el baile por alegrías en el que José Barrios recurrió a una bata de cola negra, empleándose con destreza y habilidad, sin entrar en recurrentes ambigüedades.

Hubo momento para la crítica social desde la ironía que proporciona los tanguillos de Cádiz. Un alto en el camino del espectáculo, a manera de paréntesis para la lectura de la prensa diaria por parte de Paco del Pozo, José Barrios y Diego Villegas, dando lugar al guiño de la denuncia a los políticos corruptos y las injusticias sociales.

“Reditum, bailando flamenco”, también ha permitido escuchar con deleite al guitarrista cordobés Isaac Muñoz, experimentado en la composiciones para el baile y responsable de la música del espectáculo. En el tocaor se aunan la sensibilidad musical junto a un personal tacto para la ejecución, siempre desde una ejemplar postura profesional. El virtuosismo de Diego Villegas quedó manifestado en cada una de sus intervenciones, bien con la flauta travesera, el saxo soprano o la armónica, delineando y fraseando melodías cantables como la popular “bien pagá”. El cantaor madrileño Paco del Pozo puntualizó con solvencia cantes tradicionales acomodados en dicción y expresión a la demanda del baile. Tanto Ana Ramón como Sara Corea ocuparon el espacio sonoro que les corresponde, sugerentes modulaciones apoyadas en cautivadoras tonalidades.

Recorriendo el pasillo central del Teatro Góngora, el bailaor José Barrios y el cantaor Paco del Pozo, ambos ataviados con capa cordobesa se despedieron, a manera de epílogo, con el Romance a Córdoba de Julián Sánchez Prieto que popularizó Pepe Marchena. Al llegar al pie del escenario un fandango de Lucena a manera de cierre. Feliz regreso de José Barrios a su tierra y que el público supo valorar con una gran ovación para el recuerdo.

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