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Un regreso feliz para Luso

Once del Córdoba ante el Zaragoza | MADERO CUBERO

Cristian López

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Siempre es especial medirte a un exequipo tuyo, y más aún, cuando es el club en el que te has formado y de la ciudad donde has crecido. Luso Delgado regresaba hoy al once inicial del Córdoba CF en un duelo sumamente especial para él. No obstante, la exigente situación de los blanquiverdes hacia imperar la necesidad por encima del sentimentalismo. Tras dos encuentros de sanción por la expulsión en el enfrentamiento ante el Huesca, el mediocentro aragonés tenía la labor de servir de nuevo de columna vertical en una formación que lleva mucho tiempo sin encontrar la estabilidad. Desde la llegada de Carrión, los cambios, aunque sin duda necesarios en la idea de cambiar dinámicas, se han convertido además en obligación.

Dos ciudades, y dos sentimientos divididos. Dos clubes que tiene grabado con tinta en la piel. En su cuádriceps derecho lleva escritos las entidades por donde ha pasado, destacando el Zaragoza por un lado, al ser equipo donde debutó como profesional, y el Córdoba por otro, al ser su escudo actual, y además, donde vivió el mayor éxito de su carrera, el ascenso a Primera División. Un éxito que lleva también marcado con fecha y hora exacta. El capitán del Córdoba, hoy reconvertido a central ante las limitaciones defensivas de los califales, no solo tenía ante sí la misión de mantener firme la retaguardia blanquiverde, formando pareja con Cisma, otro central improvisado, sino que además debía dar en ciertos momentos un paso adelante para hacer llegar el balón jugado a hombres como Edu Ramos, Aguza o Javi Lara. Asimismo, acabó siendo uno de los más activos en el área maña en las jugadas a balón parado.

No obstante, el pozo negro atrás volvería aparecer en El Arcángel. Pese a la consistencia de la zaga durante los primeros compases del encuentro, Ángel logró aprovechar un balón dejado en tierra de nadie entre Luso y Cisma para adelantar a los suyos al filo del descanso. Con contada ocasiones, continuaría la firmeza en la defensa blanquiverde hasta el final del partido. Dos veteranos en el centro, como el aragonés y el sevillano, apoyados por dos jóvenes a los costados. La mezcla que hoy, con suspense, salió positiva para el Córdoba. Un primer gol de Rodri, otro ex del Zaragoza, y un segundo de Markovic en los últimos segundos hicieron olvidar al capitán califal el mal trago del tanto encajado, para volver sonreír. Un regreso por la puerta grande. Un recuerdo de la infancia y una redención con la afición.

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