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¿Quieres subir al Templo Romano? Así serán sus nuevas vistas

Vista trasera de la infografía del Templo Romano.

Alfonso Alba

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Cuando el Templo Romano de Corduba se construyó se configuró como un balcón con unas vistas privilegiadas hacia el Este de la ciudad. Probablemente, bajo sus columnas, los cordobeses romanos veían la arena del circo que se extendía sobre gran parte de lo que hoy es la plaza de la Corredera, y también la entrada a la ciudad por la vía Augusta, en la hoy calle San Pablo. Ahora, los cordobeses del siglo XXI están a punto de disfrutar de unas vistas parecidas, aunque algo diferentes. El próximo día 27 comenzará la primera fase de unas obras que prevén concluir con un hito: que los cordobeses (y los turistas) se vuelvan a subir al Templo Romano de la calle Claudio Marcelo y a disfrutar de una visita diferente.

Este jueves, el primer teniente de alcalde de Turismo, Pedro García, ha presentado la primera fase de unos trabajos muy ambiciosos. La primera fase se centrará casi exclusivamente en un tratamiento de limpieza y adecentamiento de todos los restos arqueológicos hallados bajo el antiguo Ayuntamiento de Córdoba por el arqueólogo Félix Hernández y puesto en valor entonces. Ahora, el objetivo es convertir el Templo Romano en un auténtico foco de atracción turística, con la construcción de pasarelas y escalones que permitan una visita más integral: tocar las piedras, por así decirlo.

La primera fase, valorada en 200.000 euros, tendrá un plazo de unos cuatro meses. Cuando concluya está prevista la segunda fase (siempre que se reciba el pertinente visto bueno por parte de la Comisión Provincial de Patrimonio), valorada en 400.000 euros y que permitirá la instalación de pasarelas sobre los restos arqueológicos, que permitan la entrada y la salida a un espacio capital en la antigua Corduba romana, construida sobre el lienzo de muralla y rodeada de una inmensa plaza de uso público.

Los técnicos que han diseñado el proyecto, la arquitecta Carmen Chacón y el arqueólogo municipal Juan Murillo, han explicado este jueves los detalles de la intervención. Si todo marcha en plazo, a final de año se podrá visitar el Templo Romano, que lleva cerrado al público desde 2015 tras una breve apertura en la entrada por la calle María Cristina y también por Claudio Marcelo.

Ahora, los primeros trabajos se centrarán en un proceso de limpieza de toda la maleza, una intervención sobre la piedra para evitar que le salga musgo tan rápido y también una catalogación de la impresionante colección de firmas de canteros, que está previsto que posteriormente se publique en tres dimensiones.

Una tercera fase consistirá en la construcción de un centro de interpretación de la Córdoba romana. El centro de interpretación se instalará en la planta baja del Ayuntamiento, en la zona donde habitualmente los ciudadanos iban a pagar sus multas e impuestos. Esta tercera fase ya no tendrá que ser financiada a cargo de fondos del Plan Turístico, sino de fondos municipales exclusivamente. De momento, no está incluida en los presentes presupuestos municipales.

El proyecto actual, financiado a cargo del Plan Turístico de Grandes Ciudades, es muy ambicioso y contempla una visita al Templo Romano a dos niveles. A través de una pasarela se podrán tocar las piedras del antiguo templo romano. De una manera subterránea será la segunda visita, que concluirá precisamente en el centro de interpretación, donde está previsto que se les explique a los visitantes que Córdoba fue una de las ciudades más importantes de la antigüedad y, sobre todo, de la Hispania romana.

El Templo Romano de Córdoba fue construido, probablemente para rendir culto imperial, a mediados del siglo I. Fabricado en mármol, ha permanecido oculto hasta el siglo XX bajo las antiguas casas capitulares. De hecho, se sospecha que sobre el edificio del actual Ayuntamiento de Córdoba hay bastantes más restos del edificio original.

El Templo Romano de Córdoba se declaró Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, por Decreto 160/2007 de 29 de mayo. Asimismo forma parte del Conjunto Histórico de Córdoba, protegido desde el año 1929, y se encuentra inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz.

Por lo que respecta a su entorno, se trata de un espacio urbano que ha experimentado importantes modificaciones a lo largo de la historia de la ciudad, desde la construcción de la muralla fundacional romana, el posterior complejo de culto imperial en la época de Augusto, su reutilización como elemento defensivo en el período emiral y califal, la construcción del convento de San Pablo en 1241, la construcción de las Casas Consistoriales en el siglo XVI, la apertura de la calle Claudio Marcelo a finales del siglo XIX, la demolición del viejo Ayuntamiento, el descubrimiento y posterior restauración del Templo romano, o la realineación de la antigua plaza del Salvador. En la actualidad el tejido residencial del entorno está configurado por edificios renovados a lo largo del siglo XX.

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