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Los títulos del corazón

Paco Morales recoge un obseqio de manos de Antonio García Llácer.

Paco Merino

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Hay títulos que se recogen después de un partido, a ras de césped o en los aledaños de un palco, y que después se pasean en una vuelta de honor y terminan colocados en una vitrina. Hay otros trofeos que se ganan en terrenos más sentimentales, menos expuestos a la vista del gran público, y que se reciben una vez pasado el tiempo de manos de quienes guardan en su memoria una colección de momentos compartidos en su juventud. A Francisco Morales Cerezo le brindaron sus amigos uno de esos instantes irrepetibles. Más de cuarenta ex jugadores del Aerlyper, un modesto club cuyo nombre fue referente en el fútbol local en la década de los 70, homenajearon al que fue su presidente. Muchos más, que no pudieron desplazarse hasta Córdoba, trasladaron su reconocimiento a Morales.

Durante más de una década estuvo Paco Morales al frente del Aerlyper, cuyos equipos infantiles y juveniles dejaron su sello en las ligas federadas durante una época muy distinta a la actual. Por entonces, el fútbol se veía como un elemento socializador para la juventud y, seguramente, una posible vía de alcanzar ingresos económicos para los más destacados. Más de doscientos futbolistas pasaron por el Aerlyper, que guarda en su palmarés como momentos más destacados la conquista de dos campeonatos de Liga -Segunda y Tercera Juvenil-, un subcampeonato de Primera Juvenil, dos títulos de campeón de la Juventud de infantiles y una buena cosecha de torneos:Torrealba, Feria de Higuerón, Campillos de Málaga, Peñarroya y Feria de Vilarrubia. También fueron tres veces semifinalistas de la Copa Radio Popular de juveniles y otra vez finalistas. Las anécdotas de aquellos tiempos salieron a relucir en la reunión que los ex jugadores tuvieron con el que fue su presidente, que recibió con sorpresa y emoción este tributo por su trabajo durante aquellos tiempos.

Sin socios que lo financiaran, Francisco Morales Cerezo, al lado de colaboradores como Pedro Liébana y José Antonio Comino, supieron dar un carácter familiar a este club, que tenía su sede social en un principio al lado del antiguo Estadio El Arcángel y posteriormente en un piso de la Plaza de Colón.

Algunos jugadores que iniciaron su carrera deportiva en el Aerlyper llegaron después a la cantera del Córdoba, equipos de la provincia y hasta el Betis. De hecho, uno de los mejores productos de la fábrica del Aerlyper fue Diego Soto, que tras terminar su etapa como futbolista alcanzó notoriedad nacional como preparador físico. Lo fue durante muchos años del Real Betis Balompié y después pasó al baloncesto, dirigiendo esta parcela en el Caja San Fernando de la ACB y en la selección española.

El acto de homenaje tuvo lugar en la cafetería de la Escuela de Magisterio Sagrado Corazón. En la reunión se vivieron momentos emotivos, como la proyección de un montaje audiovidual, una recopilación de fotografías de la época y la entrega a Paco Morales de un guadamecil grabado con el escudo del Aerlyper. Después de su etapa en este club, Morales tuvo cargos de responsabilidad en el Córdoba CF y el Don Bosco CF, dos entidades de primer orden en el fútbol provincial. Pero antes que todo estuvo el Aerlyper, un equipo que nadie olvida. Los suyos, al menos, no lo han hecho.

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