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‘La Cañeta de Málaga’ ofrece su cante festero en el Teatro Góngora

La cantaora 'La Cañeta de Málaga', en una actuación.

Redacción Cordópolis

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La Sala Polifemo del Teatro Góngora se pone flamenca este jueves, a partir de las 20:30, para recibir a María Teresa Sánchez Campos, cantaora gitana más conocida con el nombre artístico de La Cañeta de Málaga, una leyenda viva del flamenco de su tierra. Acompañada por Antonio Soto a la guitarra, Dolores Salazar y José Gabriel Campos Kiko, así como con la colaboración especial de José Salazar en las palmas, la intérprete ofrecerá en Córdoba una muestra del arte que atesora y que la ha situado en un momento dulce de su carrera. Las localidades están a la venta a un precio único de diez euros.

Nacida en 1932 en el malagueño barrio de El Perchel, La Cañeta creció escuchando cante todo el día pues su madre era La Pirula, legendaria cantaora reconocida por ser creadora de muchos de los estilos por tangos que luego popularizó La Repompa. La atracción por el flamenco pronto se manifestó en Teresa que, siendo todavía una niña, ya trabajaba en la célebre sala de fiestas El Pimpi. Sus fronteras artísticas no se limitaron a su ciudad natal y desde muy joven mantuvo una estrecha relación con los escenarios de Madrid, donde cantó por primera vez  en el Circo Price, aunque su gran debut lo hizo en el tablao El Duende, allá por los años 60.  Perteneció al elenco de esta sala junto a Pastora Imperio y Gitanillo de Triana, y allí permaneció por espacio de cuatro años, para pasar después a otro conocido tablao, el Villa Rosa.

Después de esta etapa en Madrid, La Cañeta comenzó sus giras por el extranjero, y así, viajó a México para trabajar en el Rincón de Goya, experiencia a la que sucedió un nuevo periodo en los tablaos madrileños: volvió al Duende y trabajó  también en el Corral de la Morería y la Venta del Gato. Más tarde continuó sus viajes de gira por ciudades de Japón, América y Europa. Lo hizo sin olvidarse nunca de su Málaga natal.

Considerada la máxima exponente de los cantes festeros de Málaga,  y aunque domina con maestría otros palos de la baraja flamenca, “es indudable que han quedado para la posteridad sus grabaciones de cantes festeros, especialmente sus adaptaciones únicas de todo tipo de canciones o coplas por bulerías, tangos y rumbas”, asegura el estudioso Francisco Reina.

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