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10 de enero de 2010, nevada histórica en Córdoba

La Mezquita de Córdoba, nevada | MADERO CUBERO

Carlos Puentes

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Son las 13:45 de un frío domingo de enero en Córdoba. Muchos comen sentados al brasero. Pocos andan las calles que aún dormitan la resaca de las celebraciones navideñas. El frío, especialmente intenso éste 10 de enero, no acompaña a salir. El termómetro aún no ha superado los 4 ºC, un hecho extraordinario en una ciudad que acostumbra a ver superar con asiduidad la barrera de los 40. Desde el occidente andaluz lleva entrando desde bien temprano un frente con abundantes precipitaciones.

Son las 13:46 de un frío domingo de enero y desde puntos altos se observan hacia la sierra cortinas de lluvia más blancuzcas de lo normal. Comienza a llover y entre el agua se observa algo poco habitual. Dos horas más tarde, la ciudad, acostumbrada a pasar las tardes de domingo al reposo del sol, se viste completamente de blanco y con el termómetro marcando 0 ºC.

La previa

2010 comienza como terminó 2009 en lo meteorológico, con un carrusel de borrascas que desde el Océano Atlántico entran hasta la península ibérica en latitudes bajas, haciendo del Valle del Guadalquivir un particular pasillo de lluvias. Muchos recordarán además aquel año por la excepcional crecida que tuvo el río Guadalquivir a su paso por Córdoba, dejando imágenes insólitas que dibujaban el mapa de lo que nunca debía haber ocurrido. Con un periodo de retorno de unos 50 años, el caudal del Guadalquivir llegó a marcar 2.000 m3 a su paso por la ciudad, un límite que dejó anegadas buena parte de las parcelas construidas en las inmediaciones del cauce bético.

Aquella primera semana de enero el río ya daba señales de una excepcional vitalidad, los más de 300 litros registrados en diciembre de 2009 vieron crecer las aguas de un río que hasta dicho año bajaban escasas. Las causas de tan excepcional mes se daban unos  5.000 kilómetros al noroeste, en el área groenlandesa del Atlántico Norte. La dinámica atmosférica cambió bruscamente desde mediados de noviembre, haciéndose particularmente fuerte el anticiclón groenlandés, que dibujó una clara circulación en omega (tal y como puede observarse en la animación de presión en altura), abriendo un desfiladero para el paso de las bajas presiones sobre la vertical del Archipiélago de las Islas Azores.

Así, entre el 3 y el 6 de enero el paso de una profunda borrasca por el sur peninsular dibujó un nuevo episodio de intensas precipitaciones que dejaron sobre la capital más de 69 litros. Las fechas, además, mandaban sobre el norte del continente europeo, con un potente embolsamiento de aire polar que afectaba a Escandinavia con valores en altura particularmente bajos, de unos -16 ºC a 850 hPa (unos 1500 metros de altura). El paso de la baja peninsular hasta el Mar Mediterráneo y la formación de una segunda baja en el entorno del Cabo de San Vicente en la madrugada del 6 de enero, son claves fundamentales para explicar lo que luego pasó.

La fuerte profundización que sufrió la segunda baja durante la jornada del jueves 6 de enero, sirvió de potente eje de atracción a la intensa lengua de aire polar que se había formado en los primeros días del año sobre Escandinavia. Así, desde la tarde del 6 de enero, la península ibérica se vio abrazada por la repentina irrupción de una masa de aire polar, que en Córdoba se hizo especialmente patente durante la jornada del viernes 7 de enero.

Aquel día, la temperatura a 1.500 metros de altitud llegó a situarse en -8 ºC, un registro que permitió ver caer copos sobre diversas zonas de la ciudad durante la tarde, cuando en superficie se marcaban 10 ºC. La baja humedad relativa asociada a los vientos de componente norte en la Península, así como la especial intensidad del frío en altura, permitieron desplomes puntuales de nieve que servirían de anticipo para lo que estaba por llegar.

El 10 de enero

Tras una jornada muy fría vivida el sábado 9 de enero, con una temperatura media de apenas 4,8 ºC, Córdoba amanecía el 10 de enero tan sólo con un grado en positivo y cielos cubiertos por nubes altas. Una fría mañana que mantuvo cerca de la helada a casi todo el interior andaluz. La lengua de aire polar aún mantenía un rescoldo de aire frío almacenado en capas bajas y medias de la atmósfera andaluza. Al mismo tiempo, el pasillo  sobre Azores aún permanecía abierto y durante la jornada del sábado una nueva baja vino a formarse al oeste peninsular, enviando durante las primeras horas del domingo un frente bastante activo al suroeste peninsular.

Los ingredientes estaban sobre la mesa, una superficie especialmente fría por la irrupción polar de días anteriores y la entrada de humedad atlántica. Quiso la fortuna además que el viento dominante sobre la vertical ibérica fuese de componente este, lo que frenó la entrada del frente húmedo evitando el efecto de barrido que suele acompañar a los frentes atlánticos. Sólo así se explica que durante las primeras horas del 10 de enero, el mercurio a duras penas subiese más de 3 grados desde el amanecer hasta la irrupción del frente pasadas las 2 de la tarde.

Pasado el mediodía los foros especializados de meteorología hervían. Llegaban reportes de nieve en cotas insólitas del suroeste peninsular. Sevilla capital era el foco de atención por los testimonios que hablaban de copos sobre la ciudad. Una mezcla de agua y nieve caía sobre la capital andaluza rozando el mediodía, una precipitación que teñía de blanco localidades del Aljarafe sevillano. Nevaba a cota 0 en el sur peninsular. Un acontecimiento que quedó grabado en la carrera de caballos que retransmitió La 2 desde Dos Hermanas ese día.

Y llegó el turno de Córdoba. Pasadas las 13:45 horas comenzó a lloviznar sobre la ciudad, una mezcla de agua y agua-nieve de intensidad débil, que fue ganando en fuerza pasadas las 14:00 horas. Desde ese momento la nieve ganó claramente la partida a la temperatura, empujando el aire frío que aún aguantaba en capas medias hasta la superficie, dejando el mercurio rozando el grado positivo, y facilitando que la nieve comenzase a cuajar sobre el suelo y los capós de los coches.

Desde entonces quedarían 4 horas por delante de intensa nevada hasta las 18:00 horas, cuando sobre la ciudad habían caído más de 10 litros en forma de nieve, más que suficiente para registrar acumulados de unos 3 cm en buena parte de la ciudad, y que en las zonas altas llegó a alcanzar más de 5 cm. Córdoba por un día se vistió del más puro invierno. Quede para la lista de efemérides curiosas que el 10 de enero Córdoba vio la que hasta la fecha ha sido única suspensión de un partido de fútbol profesional por nieve en la ciudad. El Rayo Vallecano fue testigo de excepción de aquel día.

Las más de 20 incidencias en el tráfico por salidas de vía y colisiones registradas dicho día, dan buena señal de la falta de costumbre con la que los cordobeses sufrieron las consecuencias de la intensa nevada. Unas consecuencias que se trasladaron prácticamente a la totalidad de las carreteras de la provincia, con especial incidencia a las del norte, donde la nevada fue más copiosa.

Un 10 de enero para el recuerdo. ¿Para cuándo la próxima?

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