Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Marisol Chacón: “Un empresario y un político no se parecen en nada”

Marisol Chacón, presidenta de AJE | MADERO CUBERO

Paco Merino

0

Llega con prisa, pero sin agobio. Apenas unas horas antes de la entrevista, un empresario, el magnate Donald Trump, acababa de convertirse en presidente de los Estados Unidos. “Te preguntaremos por eso”, le habíamos advertido al concertar la cita en el Parador La Arruzafa, donde saluda con elegancia y se dispone a afrontar un compromiso más de su apretadísima agenda como presidenta de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Córdoba (AJE). Marisol Chacón Berral (Puente Genil, 1977) habla con vehemencia y pasión. Se le entiende todo. Lo que dice y lo que insinúa.

Entró en el cargo hace seis años y va por su segundo mandato. “Creo que lo estoy haciendo bien”, admite en la conversación con CORDÓPOLIS. No suena en absoluto prepotente. Más bien parece un ejercicio de autoestimulación para sobrellevar un día a día que reconoce “frenético y duro”, porque la vida de un empresario “es un sinvivir”. Pese a todo, se lo toma con filosofía. Relata episodios de conflicto sin perder la sonrisa, recalcando que su manera de entender el mundo está basada en experiencias en carne propia. “Las buenas y las malas, porque de todas se saca algo útil”, apunta esta empresaria vocacional y precoz, que con los años ha aprendido a bailar con gracia sobre el alambre de la incertidumbre en los tiempos de crisis.

PREGUNTA. Llevas desde 2010 al frente de la Asociación de Jóvenes Empresarios en Córdoba. Unos años duros especialmente en esta ciudad, donde reina el paro.

RESPUESTA. Eso no hay quien lo cambie. Estamos en racha. Somos líderes en esa estadística y es muy triste. Cuando no se ponen de acuerdo los que están ahí para solucionar esto... Eso nos salpica a todo el mundo. Se ha demostrado con el tema del Palacio de Congresos. Es muy triste. Ni Palacio de Congresos, ni de exposiciones... En Córdoba tenemos un paraíso en cultura, en gastronomía, y te encuentras con que no puedes explotar eso.

P. Ese discurso lo llevamos escuchando toda la vida. Córdoba es una ciudad con un tremendo potencial, pero... Ahí se queda.

R. Yo tengo una opinión sobre eso. Creo que un gran tapón para el progreso económico de esta ciudad está en los intereses personales. Y no hay otra cosa. Yo no quiero criticar la labor que tiene cada uno en su casa, en su despacho, en su gobierno o en su color de partido. Allá cada uno. Pero lo que sí digo es que no se busca la sintonía porque no les interesa. A ellos, claro. A Córdoba seguro que sí. Pero esa lucha contínua, esos intereses por ir unos en contra de otros... Todo eso me indigna.

P. ¿Consideras entonces que la ciudad, o más bien su gremio en concreto, es una víctima de un juego político en el que se toman decisiones que no le favorecen?

R. Pues sí.

"Creo que un gran tapón para el progreso económico de esta ciudad está en los intereses personales. Y no hay otra cosa"

P. A lo largo de los últimos años, desde tu cargo, has tenido que relacionarte con instituciones de distinto signo político.

R. Sí, hemos tocado todos los palos. No puedo decir que no nos hayan apoyado. Lo hacen porque realmente tienen que hacerlo, porque toca apoyar al empresariado. Porque, ¿quién crea empleo? No hay más. Entonces, ahí está el tema. Tienen que apoyarlo. El Estado tiene que apoyarnos porque es el momento de hacerlo y no les queda otra salida. Hemos firmado convenios y acuerdos con las administraciones y, en ese sentido, pues sí que nos han apoyado. Pero queda mucho por hacer.

P. Esta semana, en la entrega de los premios a los mejores emprendedores cordobeses en 2016, vimos subir al estrado a dos jóvenes -uno informático y otro diseñador gráfico- que se quedaron en el paro y decidieron montar un supermercado de barrio. ¿Ésa es la esencia del espíritu empresarial?

R. Efectivamente. Él mismo se emocionó cuando recibió el reconocimiento. Son dos chicos en paro que a día de hoy, con su esfuerzo, dan de comer a dos familias y tienen un proyecto que va funcionando y que en el futuro, además, puede crear más empleo para la gente. A esto es a lo que hay que apoyar. Muchas veces no es necesario ir a grandes aventuras de innovación tecnológica, que también tienen su sitio. Basta con ver una necesidad y satisfacerla. Ellos vieron un barrio, un nicho de mercado y les está yendo muy bien porque hacen un buen trabajo y tienen actitud. Eso es lo importante. Son personas que han tenido esa valentía de emprender, que tienen esa condición. Sus ganas de trabajar las van proyectando a todos. Y lo que es fundamental: son personas honestas.

P. ¿Considera que la figura del empresario sigue estando bajo sospecha?

R. Vamos a ver. Es todo como se quiera mirar. Yo creo que el ambiente en el que uno está es básico en esto. Se puede decir que un empresario nace, porque tiene dentro unas cualidades que luego van a salir, pero también se tiene que ir haciendo poco a poco. Hay personas que lo llevan en los genes, que les gusta y que son independientes, porque ser empresario tiene también unas responsabilidades importantes que tienes que afrontar solo. Es un sinvivir, porque esas inquietudes no hay quien te las quite. Pero las asumes porque te gusta, porque tienes una ambición en la vida. Yo creo que eso es lo que diferencia al empresario de otras personas que prefieren, y eso es tan respetable como todas las opciones, llevar su vida de otro modo, ya sea como asalariados o funcionarios. Hay quien prefiere un trabajo más estable y otros que no.

P. Pero el mercado laboral ha cambiado de manera radical. Ya no hay nada sencillo: ni montar un negocio, ni encontrar empleo estable como asalariado... Y lo de trabajar en lo que has estudiado tampoco resulta muy común. Vivimos tiempos raros.

R. Hay que adaptarse a las circunstancias. Normalmente, quienes crecen en una familia de funcionarios y viven esa estabilidad, pues igual dirigen su vida por ese mismo camino. Y quienes se crían en un ambiente de empresarios, pues parece que se sienten atraídos por seguir en lo mismo. Pero la crisis ha traído otras situaciones. Hay quienes han visto a sus padres arruinarse en sus empresas y se alejan de ese camino porque han sufrido con eso. Hay gente a las que les ha salpicado la crisis de tal manera que se ven afectados y eso les hace variar de opinión. Pero siempre creo que habrá personas que aunque los tiempos sean difíciles, tengan esa valentía de lanzar sus proyectos y convertirlos en empresas.

"Se puede decir que un empresario nace, porque tiene dentro unas cualidades, pero también se tiene que ir haciendo poco a poco"

P. ¿En AJE tratáis de fomentar las vocaciones empresariales?

R. Nosotros damos charlas en los institutos sobre la cultura emprendedora y creo que vienen muy bien, porque esa realidad deben conocerla las futuras generaciones y debería existir en los colegios como una materia. Les hablamos a los alumnos sobre cómo se puede montar una empresa, que muchos piensan que es un mundo, y también sobre el derecho al fracaso. Es posible que nos equivoquemos, pero también debemos pensar que hay soluciones. A base de palos, de errores, de pasta... (se ríe). Así es como se aprende realmente y se avanza. La cultura del empresario sirve para otros órdenes de la vida.

P. ¿Y esas charlas cuajan? ¿Los jóvenes de hoy quieren ser empresarios? Las encuestas siguen diciendo que hay un alto porcentaje de jóvenes cuyo reto es trabajar como funcionarios.

R. Pues depende mucho del ambiente en el que te relaciones. Eso hace mucho.

P. Aquí, en el sur de España. ¿Ese discurso empresarial tiene calado?

R. Mira, la necesidad agudiza el ingenio. Hay personas a las que les va mal y piensan que su salida puede estar en montar una empresa o un negocio. O otras que no necesariamente porque les vaya mal, aspiran a tener una vida laboral independiente y se arriesgan a lanzar sus proyectos. Por AJE pasan al año unas doscientas personas queriéndose informar para montar una empresa, pero al final siguen un veinte por ciento. Porque luego, al final, pasa como todo. Hay obstáculos. Que si los papeleos, la financiación, los permisos, la burocracia... Creo que la administración debería ser un poco más flexible.

P. ¿No hay entonces facilidades para la creación de una empresa?

R. Uno se puede llegar a sentir perdido. La información que hay es a veces compleja para una persona. Nosotros en AJE asesoramos al emprendedor y le ayudamos a hacer su plan de empresa, el estudio de mercado, la memoria de viabilidad... Pero es cierto que a la hora de solicitar, por ejemplo, los permisos, es todo lento, con trabas e impedimentos. Uno se agarra a lo que pone un documento y de aquí no me salgo. Estamos muy equivocados en ese aspecto. Yo entiendo que todo tiene que tener sus medidas y tiene que cumplirse, pero no hay flexibilidad. Nada más que cuando les interesa a ellos. Para contestarte de que has tardado un día más en pagar un autónomo sí hay mucha rapidez, pero luego para buscar tú una vía para crear trabajo y riqueza, no la hay.

P. ¿Desde los poderes públicos se apoya a los empresarios?

R. ¿Hablamos de Delegaciones, de Ayuntamientos...? Es como todo. Depende de la persona con la que des y cómo funcione. Vale mucho eso. En la provincia de Córdoba varía mucho la agilidad que puede haber en un ayuntamiento de un pueblo o en otro. Mucho. Porque, al fin y al cabo, el que está ahí para que eso se agilice es un alcalde. Hay ayuntamientos que tienen alcaldes ahí acoplados y les da igual lo que vayas allí a montar. Según qué tipo de empresa, probablemente, pero no sé... No es que te digan que están en desacuerdo, pero se quedan muy tranquilos. Es que les da igual. Hay que ponerse en la piel de un empresario para saber lo que te puede acarrear tener demoras en tus permisos. Muchísimo.

"Los papeleos, la financiación, los permisos, la burocracia... Creo que la administración debería ser un poco más flexible"

P. ¿Sigue siendo la presión fiscal un obstáculo decisivo?

R. Hombre... Mira, yo muchas veces lo digo: si no hubiera tanto impuesto ni se apretara tanto al empresario, yo creo que la mente perversa que a veces a uno le sale, porque te encorajinas de que te peguen bocados por todos lados, se terminaría. Es que no le ves la punta a todo ese esfuerzo de tiempo, inversión... Es un sinvivir y un desgaste. Y a ti te aprietan de tal manera que están todo el día con pagos. Te pasas un día en el autónomo y ¡pum! El veinte por ciento te lo cargan. Tú estás pagando la comunidad, la Hacienda local, la Hacienda estatal... Y pendiente de si viene un pago, si viene otro, si quieres fraccionar el IVA te cobran un equis por ciento... Todo. Y eso quema un poco. Yo tengo un hermano que vive en Suiza y cuando viajas ves cómo cambia la cultura en otros países. Y yo los admiro. Es cierto que en Suiza, hasta que tú no ganas un millón euros en tu empresa, estás exento de impuestos. Pagas, sí, unos mínimos, pero a ti te están ayudando a que tú ganes ese millón de euros. Así da gusto. Porque con eso afianzas tu empresa, das trabajo y riqueza, y luego pagas tus impuestos. Y el día de mañana, todos estaremos mejor. Ahora, si me estás apretando, me estás asfixiando hasta que no pueda más y me estás arruinando... Pues la gente se rebela un poquillo en ese aspecto. Y entonces viene una palabra que no me gusta mencionar, pero que está ahí: el fraude. Y la gente intenta, tú sabes, lo típico de 'no me hagas factura'. Porque es que van asfixiados. La única manera es cambiar de mentalidad y hacernos más europeos. Poco a poco tendrá que ser así.

P. La situación que me comentas resulta muy triste: parece como si siempre estuviera abierta una batalla entre la administración y los empresarios.

R. No hay buen ambiente, no. ¿Y ahora a quién le echas la culpa de esto? ¿A quién? ¿Al delegado de zona? ¿A nivel estatal? ¿A la administración que corresponda? Eso está ahí y el que tiene una empresa lo sabe. Sabe cómo funciona esto o cómo no funciona.

P. ¿Y el asunto de la financiación para lanzar una empresa? ¿Otra odisea en medio de la crisis?

R. Ya no hay lo que había antes. Los bancos han ido mirando más a lo suyo. Han pensado: con quién vamos, con quién no podemos... Es muy bonito abrir líneas de financiación, pero tienes que reunir unos mínimos. Ellos están ahí, ellos ayudan, pero no a todo el mundo. Si tú mañana tienes que presentar lo más grande y te han dado cinco mil euros y tú por hache o por be no los devuelves, pues atento a las cláusulas, que hay que llevarlas leídas. Los bancos van a lo suyo, que es normal. Es una entidad privada, es su dinero, y eso es lo que hay. Pero luego tú haces una tranSferencia y se queda el dinero unos días ahí muerto de risa. Eso sí que es una vergüenza. Te vayas a lo público o te vayas a lo privado, es lo que se vive. Lo que a mí me cuentan día a día los que lo viven y lo que me pasa a mí. Esto no es nuevo. Qué bien está vivir tranquilamente y relajado, levantándote todos los días a la misma hora y haciendo lo mismo.

P. Y con todos los inconvenientes, ahí sigues.

R. Claro, claro. ¿Que pones en juego tu patrimonio? Por supuesto. Pero es una forma de vivir. Eso lo llevamos dentro.

"¿Que pones en juego tu patrimonio? Por supuesto. Pero es una forma de vivir"

P. Habrá algo positivo, entonces. ¿Tan solos están?

R. Hombre, ha habido partidas, por parte del gobierno central, para ayudar. En ese aspecto, han hecho más que los bancos y los famosos planes ICO y otros. Eso también tiene su envergadura. Pero, dentro de lo que cabe, el gobierno ayudó a los bancos para que estos a su vez ayudaran a los empresarios a salvar sus empresas.

P. Lo tuyo empezó pronto. Con 22 años montaste tu primer negocio: Fashion, una agencia de azafatas.

R. Pues sí. Yo ahora veo personas con 22 años y digo... a ver si alguien se atreve a dar el salto. No sé. Igual ahora estamos más arropados por los padres, no sé por qué. Yo con esa tenía una ambición, una idea. Yo me hice autónoma y afronté los gastos de mi empresa. Corrí el riesgo y mira, ya llevamos 17 años, con mucho esfuerzo y constancia. Me gusta ser profesional, perfeccionista, que todo esté en su sitio. El secreto es ése: dar un buen servicio. Te dediques a la representación o a los muebles. Porque si no es así, la competencia está ahí. Y es bueno tener competencia porque así uno se pone las pilas y no se acomoda. Te da ganas de luchar.

P. Luego llegó otro negocio de alojamientos rurales.

R. Poco a poco he ido poniendo en marcha el proyecto de alojamiento rural Pedroches, en Villanueva del Duque y Alcaracejos, que está en linde. Es un proyecto de bastante envergadura que me ha traído de cabeza, porque mi idea es dar vida a la Comarca de los Pedroches. Ya tengo mis permisos, gracias a Dios, y ahora estoy luchando y viendo cómo acudir a esas subvenciones que tanto te venden, que tanto te animan, pero eso tiene una cara distinta a la que se ve muchas veces. El otro día lo comentaba en un congreso que tuvimos de empresarios. Si después de presentar todo lo que tienes que presentar, de cumplir los requisitos, que yo entiendo que todo eso está bien que lo hagan porque ha habido mucho fraude, no cumplen al final... Mira. Uno puede endeudarse para embarcarse en un proyecto teniendo en cuenta una subvención o un crédito que le han concedido y aprobado, pero luego resulta que no es así, que no había fondos y lo sabían. Y no te lo dicen. Avísalo, ¿no? No hagas a la gente endeudarse por 80.000 euros si le vas a dar 30.000 y al final no le das nada. Tú reúnes todos los requisitos y al final no hay crédito. Eso tendría que estar penalizado. ¿Así se van? ¿De rositas? Ahora no tenemos dinero, ahora no te podemos pagar. Eso ha pasado mucho, claro que ha pasado. Y no quiero entrar en más detalles porque me irrito. Porque me ha pasado a mí. Subvenciones que se ofrecen y luego no se abonan. Y siguen abriendo línea, año tras año, de lo mismo y sin pagar en el 2014 ni en el 2015. ¡Y vuelven a abrir línea! ¿Quién es el responsable de eso? Engañando a un empresario, robándole su ilusión, lo endeudas y lo arruinas. Hay suicidios por eso. Hay gente que se ha suicidado porque le han arruinado la vida. Y eso no sale en los medios, pero existe. Y no es un caso ni dos. Son más. Y eso no se cuenta. Mira: si no hay un duro, de verdad, no te pongas en la foto y engañes a los empresarios. Ni a los jóvenes ni a los menos jóvenes. No los engañes ni los arruines a ellos y a sus familias. Detrás de las empresas hay personas, no robots. Es muy bonito ponerse en una foto y decir que van a dar lo más grande y luego, cuando no hay, no sales a decir nada ni a dar explicación. Eso tenía que estar regulado.

"Engañando a un empresario, robándole su ilusión, lo endeudas y lo arruinas. Hay suicidios por eso"

P. ¿Y qué salida tiene esto? ¿No se denuncia?

R. Yo qué sé. No me tires de la lengua porque estoy muy escarmentada en este aspecto. Porque cuando tienes la ilusión en tu proyecto y ves que está ahí, que existe. Yo no monto una página on line para engañar a la gente, que vendo o no vendo. Es algo que está ahí, que funciona, que tiene una finalidad que es crear riqueza y empleo para la comarca. Y que eso no lo valoren, que no apuesten por ti, no sé. Para ellos son fáciles las cosas. Lo que duele es que seas honrada y honesta y veas que no se comportan contigo así. No sé. Probablemente es un error mío por ser tan visceral. ¿La honestidad? No lo valoran. Ahí sólo hay números y fechas. ¿Me sigues o no? No hay compromiso por su parte. Tú sí tienes un compromiso: tener un puesto de trabajo a jornada completa durante cinco años, por ejemplo. Tú sí tienes esa obligación. Ellos no la tienen a la hora de una justificación de una subvención. Que por su parte no hay compromiso ninguno, ¿me entiendes? Y que si mañana no hay dinero, pues no lo hay y no les pasa nada. Pero si tú incumples, pues revocas y me devuelves lo que te he dado. Ese es el sistema que tenemos. Preferible es que no me des un duro. Tú no me incentives, no me hagas que yo cree una empresa y puestos de trabajo y luego tú mañana a mí no me des el apoyo. Dicen: no hay dinero. Y eso no es así. Igual que hay cuando tú te pones delante de todo el mundo a animarlos, también hay que decir claramente las cosas cuando no hay. Para que uno sepa a qué atenerse y se corte o no a la hora de seguir adelante.

P. Hace unos días, Joan Rosell, presidente de la patronal CEOE, realizó unas declaraciones que crearon polémica. Calificó la incorporación de la mujer al mercado laboral como “un problema” para hubiese trabajo para todos.

R. No es un problema, para nada. Nosotras tenemos derecho. Se está viendo que poco a poco las mujeres se introducen cada vez más en el mercado laboral y en puestos de dirección.

P. ¿Eres partidaria de las cuotas?

R. ¿Lo de la paridad digamos? Mira. Por suerte o por desgracia, la mujer no puede estar tan, tan, tan al frente de un negocio. Hay mujeres que eligen estar en su trabajo y el resto del tiempo estar con sus hijos. Porque los hijos son para las madres, eso está claro. Y no quieren darle más tiempo al trabajo porque ellas deciden que sea así. Y hay que respetarlo. Yo, por ejemplo, no tengo niños, seguramente porque también he enfocado mucho mi vida al tema empresarial. Yo me he volcado en esto, en la asociación, y le dedico todo mi tiempo. Pero cualquier mujer es válida para desempeñar cargo en una empresa y por supuesto, para incorporarse al mundo laboral. ¿Lo que dijo Rosell? Pues yo creo que, al contrario, debería estar contento. Debería haber más mujeres trabajando porque hay empresarios que les están pagando de menos.

"Por suerte o por desgracia, la mujer no puede estar tan, tan, tan al frente de un negocio"

P. ¿Eso sigue siendo así?

R. En mi caso, no. En mi empresa, todo el personal que esté en oficina o de modo esporádico, todos cobran lo mismo. Hace años se veía de forma más radical eso. Te hablo de hace ya muchos años, en el tema que yo conozco de servicios y azafatas, y a los chicos se les pagaba más. Eso, hoy por hoy, no es ya así. En mi empresa no se hace. Pero recuerdo que había un mismo trabajo de promoción y al chico se le pagaba más. Eso es, bueno... No se puede admitir. Si una mujer hace el mismo trabajo que un hombre debe de cobrar el mismo sueldo. Me parece una vergüenza que haya empresarios que puedan hacer eso y no lo comparto para nada.

P. ¿Te acuerdas cuando hace pocos años se llamaba casi despectivamente mileuristas a quienes desempeñaban ciertos trabajos menos cualificados? Ahora se les puede considerar privilegiados con esos ingresos. Como empresaria, ¿qué reflexión haces sobre los tiempos que nos toca vivir?

R. Vaya, eso es una auténtica pena. Hay familias que lo pasan muy mal, que han sido víctimas de una crisis y que luchan para salir adelante. Cada vez vamos saliendo un poquito más, pero es verdad que todo ha cambiado mucho. También hay un factor ahí y es la economía sumergida, porque si no es así no se explica que haya gente que haya estado pagando hipotecas de 500 o 700 euros todos los meses y ha estado cobrando ¿mil euros? Es como no sé. Que no cuadra. Se ha cambiado el valor de las cosas, eso desde luego.

P. ¿La crisis nos hace consumidores más responsables?

R. Mira, yo pienso que el que ha vivido una crisis fuerte durante cinco o seis años y ahora ha encontrado un trabajo, y tiene una edad entre 40 y 50 años, pues dice: yo voy a vivir y a disfrutar. Por eso, al final, esto es cíclico y volveremos a hacer lo que hemos hecho siempre. Habrá un periodo más positivo y los jóvenes que no hayan vivido la crisis volverán a hacer lo mismo que hicieron sus mayores. Al final, la gente quiere vivir y hacerlo bien. Y si tienen la oportunidad económica de hacerlo, pues lo van a hacer. El concepto de ahorrar por si viene... Eso se va perdiendo y se vive al día. El estar pensando en lo que viene, en tener el dinero guardado, pues lo pueden llevar a cabo algunas personas pero cada vez menos. La gente que lo ha pasado mal y ahora gana mil euros, pues esos mil euros los disfruta. Hay muchos que han estado cinco o diez años mal, jodidos, y ahora quieren vivir y pasarlo bien.

P. Lo del gen emprendedor queda muy romántico, pero en los últimos años ha habido legiones de profesionales que han salido despedidos de sus trabajos por los recortes o los ERES. Y se hacen emprendedores por necesidad, porque ésa es la salida. Les dicen que hay que reinventarse y ahí se quedan, perdidos en la jungla laboral. ¿Llegan muchos así a AJE?

R. Hay muchas personas que llegan para asesorarse porque quieren emprender sus proyectos y montar empresas. Jóvenes y menos jóvenes, aunque en la actualidad la juventud dura muchos años más de lo que estábamos acostumbrados antes. Te encuentras a personas que tienen ganas. Los que tienen un poco más de edad se lo piensan mucho más, pero si tienen ilusión salen. Hay bastantes que se quedan sin dar el salto, pero la necesidad agudiza el ingenio y de lo que se trata es de crearse su propio puesto de trabajo porque no queda otra. Sobre todo si tienes una cierta edad, una experiencia, una trayectoria... Viene gente que tiene un alto grado de compromiso porque ya han vivido situaciones difíciles y saben el terreno que pisan.

"La necesidad agudiza el ingenio y de lo que se trata es de crearse su propio puesto de trabajo porque no queda otra"

P. ¿Qué relaciones tiene AJE con la actual corporación municipal?

R. Muy buena, sin problemas. Firmando convenios tanto con el Ayuntamiento como la Diputación, que se renuevan desde diez o doce años por lo menos. Estando el partido político que haya estado, a AJE la han apoyado. Es cierto que nosotros, con poquito que nos den, hacemos mucho. Se va viendo la repercusión que tiene.

P. ¿En el turismo está la clave del progreso económico de Córdoba?

R. Es lo que tenemos. El turismo es la industria potencial de Córdoba y hay que mirar por ella, porque hay muchísimas cosas que podemos hacer. A ver si poquito a poco lo vamos consiguiendo. No será porque los empresarios no tengamos ganas y estemos todo el día inventando y organizando. Necesitamos mucho apoyo.

P. ¿Qué necesita Córdoba para relanzarse? Y no me digas una playa.

R. No sé. Siempre he pensado en cómo traer más industrias a Córdoba. Tuvimos la opción de haber cogido el Centro Logístico y al final se fue para Antequera. Y allí han pegado un subidón enorme. No hemos sabido aprovechar que somos el centro neurálgico de Andalucía. Igual que el tema del aeropuerto. Tenemos el AVE, pero hay que aspirar a más, a ser mejores y competitivos. Los cambios de gobierno han paralizado muchos asuntos pendientes, porque cuando entra alguien nuevo no sigue lo que ha hecho el anterior. Se ralentiza todo.

P. Hay un eterno empezar de cero.

R. Eso es. Y hay que respetar más. Es lo que te decía al principio del juego político. Uno llega y antepone su proyecto al que tenía el que gobernaba antes, o lo paraliza. Siempre en stand by. Esas luchas internas y contínuas que tienen entre ellos nos salpican a nosotros. Ésa es la verdad. Hay proyectos que estaban aprobados y que se quedan en el aire. Hay que tener ganas de apoyar, de construir, y no se destruir a los otros. Ellos tienen sus cosas, sus trabajos, su día a día, y van por un lado distinto al que va la ciudad.

"Tuvimos la opción de haber cogido el Centro Logístico y al final se fue para Antequera. Y allí han pegado un subidón"

P. ¿En qué se parece un político profesional a un empresario?

R. En nada. Un empresario y un político no se parecen en nada. A mí en su momento me tiraron los tejos para meterme en la política, en uno u otro partido, pero yo lo tengo claro. Yo no soy política, soy empresaria. Yo defiendo lo mío. En estos años en los que he estado en AJE he regalado mi tiempo, sin ánimo de lucro. Igual cuando pasen unos cuantos años la gente no se acuerda, pero yo he estado ahí, sé lo que hecho y creo que lo he hecho bien. ¿Lo de ser empresario y político? Hay que diferenciar. Para mí, una actividad no tiene nada que ver con la otra.

P. Pero están destinados a llegar a un acuerdo. No les queda más remedio.

R. ¿Qué aporta un político a un empresario y qué aporta un empresario a un político? Yo siempre me he preguntado eso. Te utilizan cuando estamos en campaña y tal. Un empresario tiene que estar dedicado a lo suyo, a sus responsabilidades, porque no hay margen de error. Un político se equivoca y a veces no pasa nada. Y su fallo se queda para el que viene detrás de él. Pero los errores del empresario le pueden llevar a la ruina propia, la de su familia y de muchas más.

P. ¿Y qué me dice de Donald Trump?

R. Pues míralo. Dice que no es político, que es empresario. Oye, pues mira. No sé. Yo no vivo allí, aunque está claro que lo que pase allí a todos nos afecta porque estamos conectados. Eso sí que es un cambio radical.

"Mira Donald Trump. Dice que no es político, que es empresario. Oye, pues mira. Eso sí que es un cambio radical"

Etiquetas
stats