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Alberto Rodríguez: “El de Paesa es un pasado tan actual que podía ser mañana”

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Marta Jiménez

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El director sevillano compite en San Sebastián con 'El hombre de las mil caras', un filme que trae al presente los fantasmas de la corrupción de hace veinte años Cualquiera mataba este sábado por conseguir una entrada en San Sebastián para ver El hombre las mil caras, la nueva película del sevillano Alberto Rodríguez, que llegará a los cines el próximo viernes 23 de septiembre. Con el cubo grande del Kursaal lleno en sus dos pases y sin entradas para ninguna de sus siguientes proyecciones, Rodríguez ha brillado en el festival donostiarra por el hecho de devolver a semejante presente a Paesa, Roldán, Camoes, el GAL, ETA y las cloacas del estado. Unos fantasmas de dos décadas atrás que regresan en pleno desgobierno con el fin de lanzar preguntas al espectador desde una historia de ficción basada en personajes y hechos reales.La película, bien recibida por crítica y público en San Sebastián, augura que va a levantar alguna ampolla al atreverse ahora con la corrupción del gobierno de Felipe González, los fondos reservados y la chapuza de la falsa detención de Luis Roldán, el exdirector de la Guardia Civil, que robó 1.500 millones de pesetas, que fueron a parar a manos de Francisco Paesa, un conseguidor al que recurría el propio gobierno.Con la modestia que caracteriza a Rodríguez, asegura estar contento por cómo se ha contado esta historia en su película. Para saber si lo veremos en el palmarés del festival, habrá que esperar hasta el sábado.PREGUNTA. ¿Quién te encargó esta película y por qué?RESPUESTA. Me la encargó el Grupo Zeta y por qué no lo he preguntado nunca, la verdad. Veníamos de hacer Grupo 7, porque es anterior a La isla mínima el encargo, y creo que les parecería un realizador solvente. Con anterioridad se la encargaron a Urbizu e incluso Uribe estuvo a punto de dirigirla, pero pasaron los años, el proyecto se bloqueó y se empezó a desbloquear en 2011-2012 cuando entramos nosotros. Ha sido un proceso muy largo.P. Hay una parte periodística en este relato porque aunque se base en un libro [Paesa, el espía de las mil caras de Manuel Cerdán] supongo que se habrá nutrido mucho de la hemeroteca...R. Lo que pasa es que la hemeroteca era muy confusa, donde durante años se generaron ríos de tinta sobre Paesa y muchas noticias estaban basadas en soplos y eran completamente falsas. Revisas la hemeroteca y como el sesenta por ciento de la información que salió no era verdad. Nos pasó que en el proceso de documentación, que fue muy amplio, después de leer muchos libros, artículos y de hablar con personajes que tuvieron que ver con el tema, de una manera u otra supimos que no íbamos a vislumbrar ni de lejos lo que de verdad ocurrió. Entonces decidimos que lo más honesto que podíamos hacer como narradores era ficcionar, crear una teoría más sobre lo que ocurrió alrededor del tema.P. ¿Te inquieta que esa versión vuestra se pueda convertir en la versión oficial de lo que pasó en la mente de muchos espectadores?R. Bueno, no porque creo que hemos sido concienzudos y hemos hecho un trabajo para dejar claro que lo que el espectador está viendo no tiene por qué ser verdad. De hecho, la película empieza con un narrador que dice que como todas las historias reales esta tiene alguna mentira. Desde el minuto uno ponemos las cartas encima de la mesa diciendo que esta historia está llena de cosas que más o menos fueron verdad y otras que no. De hecho, ayer [por el viernes] fue rocambolesco que apareciera de nuevo Paesa [El viernes la edición española de Vanity Fair publicó una entrevista con el exespía, de quien nada se sabía desde 2006].P. ¿Lo habrá hecho por vanidad?R. Yo no sé por qué lo ha hecho, a mí este hombre no me deja de sorprender nunca. Lo que sí es verdad es que la entrevista la cierra diciendo: esto que he contado aquí puede que sea verdad o no. Prácticamente esa es la base sobre la que se sustenta la película. A mí me interesaba eso porque cuando leía sobre Roldán cuando me encargaron el proyecto me pareció que era la tramoya de una noticia que esa noche podía salir en el telediario y era el año 2012, y esto había ocurrido veinte años atrás. Cómo era que el problema se seguía repitiendo. Aquí hay un mecanismo que no estamos usando bien, que no estamos consiguiendo corregir un problema. Esto era en 2012 y ahora en 2016 creo que las cosas están aun peor, con lo cual lamentablemente la película se ha vuelto más vigente. Es una película que habla de una época concreta, pero que en el fondo es una metáfora de un problema concreto que tenemos. Alberto Rodríguez ayer en el Festival de San Sebastián | Gari GaraialdeP. Como ocurría en La isla mínima, una historia del pasado sirve para hablar de nuestro presente.R. Sí, eso es lo que nos llamó la atención. Es un pasado tan actual que podía ser mañana.P. Volviendo a que el ciudadano podría necesitar un relato de esta historia de la que desconocemos la verdad, la película, pese a ser ficción, transmite mucho rigor.R. Es que si lo piensas bien, si le preguntas a alguien qué recuerda del caso Roldán, te dice, una, que se fugó con el dinero y dos, que lo detuvieron en Laos. A lo mejor alguien un poco más informado te dirá que se entregó en Laos, pero todo lo demás se nos ha borrado, no está en el inconsciente colectivo. Las historias se terminan convirtiendo en lo que el tiempo hace de ellas y esta parece una cosa de fábula. Todo ese año en el que se vio a Roldán por el mundo entero [y no se movió de París], por ejemplo, es un episodio de fábula. Había tanta ficción dentro de la realidad que de algún modo nos autorizó a hacer esta versión de los hechos.P. Da la sensación de que te ha acabado cayendo bien Paesa.R. La película es muy irónica. Date cuenta de que los personajes nunca dicen la verdad, ninguno, y en ese sentido no vas a juzgarles, pero se puede poner en cuarentena cualquier cosa que diga Paesa o Camoes o cualquiera.P. Pero se transmite cierta fascinación por Paesa, aunque no sea moral.R. No, hay una cierta fascinación por su capacidad de inventarse de todo y ser capaz de sobrevivir en el alambre durante cuarenta y cinco años. Hay fascinación por el magnetismo que debe provocar este personaje que empieza en Guinea Ecuatorial con la descolonización española y lo buscaba un magnate ruso en 2010 para ajustarle las cuentas. ¿Cómo ha podido tener una vida así? ¿Pasar por tantos sitios sin que le haya ocurrido nada? Eso sí que me parece fascinante. ¿Cómo es posible en este momento, con lo fácil que es encontrar a una persona, que haya, presuntamente, estafado a un magnate ruso? Tiene que tener algo muy especial. Yo de hecho ni siquiera me creo el personaje mediático que ha construido.P. En el pase de prensa de la mañana en el Kursaal, en el que también había público, ha habido un aplauso en la proyección durante la secuencia de la rueda de prensa del ministro de Interior y Justicia de entonces, Juan Antonio Belloch, cuando expresa que no había habido negociación para traer a Roldán a España porque el Gobierno no haría eso...R. El Gobierno no negocia, no pacta...Yo creo que Belloch se equivocó mucho en esa rueda de prensa, pero bueno, también tenía sus motivos, era el ministro elegido para encontrar a Roldán y tenía sus aspiraciones.P. ¿Te consta que alguno de estos protagonistas ha visto la película?R. No. Supongo que la verán.P. ¿Te gustaría que la viera Paesa? ¿Qué crees que opinaría?R. Creo que la verá porque tendrá distribución en Francia. Creo que la va a encontrar muy Paesa. A lo mejor no le gusta verse en un espejo, pero va a estar muy cerca de su propio espíritu, eso creo y más viendo sus declaraciones en Vanity Fair y con las palabras que cierra esa entrevista, que son la tesis de la película.P. Creo que le ha hecho un gran favor a la película apareciendo justo ahora.R. Pues yo soy el primer sorprendido, de hecho ayer le pregunté a Antonio Asensio [editor del grupo Zeta] si Vanity Fair era del Grupo Zeta (risas) y me dijo que no.P. Tu próximo proyecto será una serie de seis capítulos para Movistar + ambientada en la Sevilla del siglo XVI, La Peste ¿Te apetece volver a la televisión?R. En febrero o marzo comenzamos a rodar y tal, y como vamos a hacerlo, sí que me apetece. Vamos a contar con tiempo de preparación. Me apasiona poder caminar por las calles de la Sevilla del siglo XVI cuando era probablemente la ciudad económica más importante de Europa, esa parte me fascina. Ahora estamos en preproducción, ese momento en el que todo es posible, incluso que no hagamos nada bien. Es el momento de las grandes dudas. Se estrenará a finales de 2017 y vamos a tener que correr.P. ¿Qué clase de recreación de la Sevilla del XVI realizarás?R. La ciudad tenía muchas particularidades y en la serie los personajes atraviesan la ciudad que pisaba el ciudadano corriente. No hablamos de las clases altas sino de los que no tenían muchos posibles. Lo interesante es hacer ver al público que era una ciudad en la que se hablaban ochenta lenguas, que el diez por ciento de la población era negra, esclavos, y todo esto no lo he visto anteriormente y es muy curioso. Me estoy sorprendiendo conforme me voy documentando. Estaban muy bien organizados para algunas cosas y muy mal para otras. En ese sentido croe que va a ser sorprendente por la ciudad que describe, que es un personaje más.P. De nuevo al pasadoR. Sí, llevo mucho tiempo en tiempos pasados. Me va apeteciendo volver a la actualidad.
El director sevillano compite en San Sebastián con 'El hombre de las mil caras', un filme que trae al presente los fantasmas de la corrupción de hace veinte años

El hombre las mil caras

PREGUNTA.

RESPUESTA. Grupo 7La isla mínima

P. Paesa, el espía de las mil caras

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P.

R. Vanity Fair

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P.La isla mínima

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R. Vanity Fair

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R.Vanity Fair

P.La Peste

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