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Juan Andrés de Gracia: “Esta ciudad vive de modelos que no existen”

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Alfonso Alba

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Juan Andrés de Gracia (Córdoba, 1962) recibe en el bar San Pablo, esquina con Capitulares. Desde allí, De Gracia ha compartido tertulias con alcaldes, concejales, funcionarios, trabajadores públicos, sindicatos, vecinos, comerciantes, periodistas... que casi siempre han girado en torno a la política municipal, al Ayuntamiento, a la Junta o al Congreso. O a los problemas de los vecinos.

Gran conversador, Juan Andrés de Gracia es profesor, pero muchas cosas más. Ha sido concejal, asesor, columnista, directivo de la Federación de Vecinos (que es lo que más se siente, confiesa: “vecino” antes que político) y ahora acaba de ser elegido presidente del Consejo del Movimiento Ciudadano. Políticamente, De Gracia se sitúa en la izquierda, pero mantiene buena relación con todas las fuerzas políticas de la ciudad, que lo tienen en cuenta, le preguntan y le escuchan.

Es un día de finales de julio y en la calle Capitulares, al mediodía, hace un calor insoportable. Nos sentamos dentro, en una mesa del San Pablo en la que ha compartido tantas tertulias y en la que tapeamos con vino y cerveza. Empezamos como si no hubiera una grabadora y un fotógrafo, como si fuese una de esas conversaciones más de Juan Andrés de Gracia en Capitulares.

PREGUNTA. Aquí estamos, en el Ayuntamiento.

RESPUESTA. En frente del Ayuntamiento. En un sitio al que yo le tengo mucho aprecio, por haber estado aquí muchos años debatiendo y conociendo a mucha gente. Aquí hemos tenido unas tertulias muy agradables sobre la ciudad.

P. Y has pasado por todas las trincheras.

R. ¿Las trincheras por qué?

P. Gobernando, en la oposición, como vecino.

R. Gobernando poco. En la primera parte estuve gobernando en temas de juventud pero era una cuestión menor. Luego he estado en la oposición cuando me tocó y esencialmente he estado en la labor de trabajo colectivo vecinal, que es el que más me agrada y con el que más identificado me siento. Pero gobernar, nunca me he sentido haciéndolo.

P. ¿Qué es el movimiento vecinal? ¿Oposición o gobierno?

R. Se empeñan en situarnos en la oposición.

P. Pero los vecinos hacen propuestas de gobierno...

R. Sí, pero sientan muy mal. El concejal que ha pasado por unas elecciones se considera imbuido de un poder derivado de la decisión de los votos, aunque tengan como bandera la participación ciudadana. Les cuesta mucho trabajo. Cuando les han votado y el ciudadano les sitúa en un sillón de Capitulares o en un escaño de la Junta de Andalucía, les cuesta mucho trabajo dar participación y aceptar que tienes que negociar después con los vecinos, con los ciudadanos, con los clubes deportivos, con los padres y madres de los colegios... Entonces, normalmente nos colocan en la oposición. Y a los vecinos más todavía.

Juan Andrés de Gracia | ÁLVARO CARMONALos políticos nos dicen que tenemos que aceptar que ellos son los que tienen que decidir y nosotros simplemente asumir que eso es así

P. Cuesta mucho trabajo escuchar, parece.

R. Es que cuando te han elegido, y te ves en el marco de los que tienen poder, cuesta mucho trabajo entender que tengamos algo que decir el resto de los ciudadanos. Pero si realmente ellos analizaran que los programas electorales son documentos que después guardan y ni siquiera los consideran válidos, y supieran que después, pasado el tiempo, acaban buscándonos... En el día a día se meten en conflictos de gestión y acaban necisitándonos como enlace de la sociedad. Se aíslan de la sociedad y para saber cuál es la opinión no de toda la sociedad pero sí de la parte organizada nos necesitan. Yo tengo un dicho que es que cuando gobierna alguien de derechas al principio no nos quieren, pero a los dos años nos buscan como locos para que intentemos ayudarles a resolver los problemas que han creado. La izquierda suele ser al revés: primero dicen que nos quieren mucho pero a los dos años nos dicen que qué hacemos nosotros quitándoles el protagonismo que ellos tienen que tener, y solemos acabar bastante mal.

P. Vaya drama.

R. No, ya es parte de nuestra relación con el poder político. No acaban de entender que digamos algo a la prensa, que lo comentemos con nuestros compañeros de barrio... Además, nos dicen que tenemos que aceptar que ellos son los que tienen que decidir y nosotros simplemente asumir que eso es así.

P. ¿Es Córdoba una ciudad donde funcione la participación ciudadana? Siempre hemos escuchado, sobre todo en la izquierda, que Córdoba es un modelo para la participación ciudadana.

R. Sí, y no hay duda.

P. ¿Funciona?

R. Mira, en toda mi experiencia si de algo sé es de participación primero juvenil, y después vecinal. Córdoba sigue siendo un buque señero en participación. Temas tan nimios que puedan parecer en esta ciudad como es el poder participar e intervenir en un Pleno... Eso en otras ciudades muy importantes no ha existido en todo el proceso democrático. Que haya consejos de distrito organizados vecinalmente es una locura en otras ciudades. El nivel de asociacionismo general que tiene esta ciudad es de los más altos sin duda. Y el respeto de las instituciones, incluso en los medios de comunicación, es importante. Habitualmente, Córdoba era envidiada en Andalucía por su participación ciudadana. Y en España hay sitios como Barcelona, Sabadell en su tiempo o Vitoria, con niveles muy altos. Pero Córdoba estaba ahí.

Córdoba sigue siendo un buque señero en participación ciudadana

Aquí lo que ha sucedido es que se entró en una dinámica donde se vendía más la marca que dedicarse a que funcionase la participación ciudadana. Ocurrió con los presupuestos participativos. Se creó una dinámica para vender un producto al exterior en vez de hacer que funcionara bien aquí. Al final se vendía algo que en Córdoba nunca existió. En esta ciudad siempre se ha participado en los presupuestos desde que el primer alcalde democrático, Julio Anguita, iba con la pizarra a las asociaciones de vecinos a explicar en qué se iba a gastar. En Córdoba siempre se ha podido participar en los presupuestos. Otra cosa es cuando se creó una marca para venderlo en exterior, cuando se quiso vender fuera lo que aquí no se conseguía que se desarrollara convenientemente.

Hoy el movimiento vecinal es respetado

P. ¿Qué salud tiene el movimiento vecinal ahora?

R. El movimiento vecinal de origen venía derivado de la época no democrática donde todo se organizaba en torno a la asociación de vecinos. El club de deportes estaba en la asociación de vecinos, la mujer que tenía inquietudes estaba en la asociación de vecinos, los mayores estaban en la asociación de vecinos, los jóvenes estábamos en la asociación de vecinos... De ahí salieron asociaciones de todo tipo y se fueron constituyendo en otras. Luego tuvimos una crisis y logramos reorganizarnos en diferentes asociaciones y colectivos, que es lo que más o menos está funcionando. En este sentido, hoy el movimiento vecinal está respetado, le falta más apoyo de los propios vecinos, pero creo que todavía en los barrios la mayoría de las asociaciones están bien consideradas como gente que cree en su barrio y gente que puede defender su barrio.

P. Pero ya no existen esas grandes movilizaciones vecinales. Claro que tampoco están las demandas que había en los ochenta y noventa, cuando se luchaba por un polideportivo, por un colegio, por un parque... ¿Cuáles son ahora las demandas vecinales?

R. Hemos cambiado. Hoy en día estamos muy preocupados por la cuestión social, evidentemente. Tenemos problemas de vivienda serios, de desempleo muy serios, de inserción social... Las asociaciones de vecinos no estábamos acostumbrados a enfrentarnos a estos problemas hace tiempo. Tienes toda la razón en el sentido de que en la parte urbanística el avance de la ciudad es indudable, en los tiempos en que ha gobernado la izquierda y la derecha. Hoy en día cuando un niño nace en mi barrio tiene un parque como Cruz Conde espectacular, con unas condiciones espectaculares como parque aunque tenga algunos defectos. Es que también tiene un campo de fútbol de césped artificial con porterías de verdad, ya no hay que poner dos piedras con dos jerseys. Tiene un colegio en las mejores condiciones, un instituto, una universidad cerca, pistas de atletismo, piscina cubierta, bibliotecas, centros cívicos... No toda la ciudad.

En la parte urbanística el avance de la ciudad es indudable, en los tiempos en que ha gobernado la izquierda y la derecha

Por eso han cambiado las demandas vecinales. Y es cierto que a las asociaciones de vecinos nos cuesta mucho más trabajo incidir en la búsqueda de empleo. Pero sí que podemos ayudar a los vecinos en toda la parte social. Lo estamos haciendo con la vivienda, y lo seguiremos haciendo. Ése es nuestro trabajo prioritario, sin olvidar que tenemos más. Tenemos un reto muy importante como es el de la rehabilitación de viviendas de barrios como Levante, el Sector Sur, que tienen ya 50 o 60 años, y necesitan un lavado de cara importante. Y tenemos problemas muy serios en la periferia de la ciudad, con multitud de gente con problemas en Villarrubia, El Higuerón... Allí el modelo de crecimiento fue distinto con el parcelismo y los problemas que generó. Parece que los hemos olvidado. Hay que saber qué hacer con las personas que han decidido vivir allí.

Han cambiado las demandas vecinales

P. Has vivido el fenómeno del parcelismo desde prácticamente su origen y ahora eres de los que planteas encontrar ya una solución. De hecho, incluso a través de las redes sociales, mantienes enfrentamientos con gente muy crítica con el parcelismo como son los ecologistas.

R. El primer enfrentamiento lo tuvimos con los parcelistas. Fue el momento en el que defendimos desde el movimiento vecinal que no se podía crecer de esa forma. Hay que recordar que hubo dos momentos en los que el movimiento vecinal estuvo absolutamente dividido, con dos candidaturas, con Paco Nieto al frente de la federación. Yo estaba con Paco Nieto en la tesis de que la ciudad no podía crecer de esa forma. Y había otra candidatura que defendía básicamente los intereses de los que estaban creciendo de esa forma. Y llegamos a un acuerdo donde fijamos un pacto: punto y final, esto había que pararlo. Y segundo, regularizaríamos lo que fuera posible. Es decir, legalizar y dar servicios a lo que se pudiera. Y al que no pudiera pues, no se podría. Y tercero, los costes tendrían que correr a cargo de los propietarios. Ahí llegamos a un acuerdo entre la periferia y el resto de barrios de la ciudad. A partir de ahí cambiamos nuestra posición, porque los parceladores se fueron con su dinero en el bolsillo y nadie les dijo nada...

Son mis vecinos, es la gente de mi barrio la que tiene parcelas. No son extraterrestres

Bueno, nadie no. Pepe Mellado sí tuvo un par de años en los que hizo un trabajo duro que probablemente le costó el puesto. Los políticos y políticas que miraron para otro lado o propiciaron el proceso, y en Cordópolis he tenido ocasión de contarlo varias veces, han sido consejeras, ministras, concejales en otros casos o se han ido a su casa, pero nadie les ha dicho nada. Y muchos siguen siendo posiblemente valorados por la ciudad. Personalmente, yo he estado muy enfadado con la actitud de dejadez con la ciudad que han tenido. Una vez pasado eso, lo que hay encima de esos suelos son vecinos y vecinas de nuestra ciudad. Son mis vecinos, es la gente de mi barrio la que tiene parcelas. No son extraterrestres. Son mi gente, la gente con la que me relaciono es la que va a las parcelas, a divertirse, a bañarse... Estamos posiblemente de forma directa de unas 40.000 personas, un 10% de la población. Y de forma indirecta un 30% de la población seguramente tiene alguna relación con las parcelas de la periferia. Nosotros tenemos la obligación de decir que queremos por lo menos que les den agua. Y que eso me provoque que algún ecologista amigo me pueda llamar cómplice de delincuente... Ni me considero cómplice ni delincuente. Y me siento muy orgulloso al defender que una persona tiene derecho a beber agua potable. No me parece que el derecho al agua potable sea un derecho del suelo sino de la persona. Y si no damos un mecanismo para hacerlo...

Me siento muy orgulloso al defender que una persona tiene derecho a beber agua potable. No me parece que el derecho al agua potable sea un derecho del suelo sino de la persona

P. Además hay un grave problema para el medio ambiente. Todas esas parcelas no desaguan sus aguas residuales como deberían.

R. Sin duda. Es que están usando una cosa que se llama el dominio público hidráulico subterráneo a través de un pozo. Y lo usan permanentemente. Y no controlamos qué está pasando con ese dominio público que es de todos. Y estamos dejando que lo usen o mal usen. Y algún día vamos a tener un problema serio. El respeto al medio ambiente es esencial. En el caso de la sierra, aún más. Allí no se puede decir tampoco que va a volver a haber esos parajes donde yo iba con mi padre a andar tranquilamente. Primero, se cerró la sierra para hacer algunos cotos de caza. Y después se ha ido cerrando individualmente y nadie lo ha controlado. Ya no podemos andar tranquilamente por la sierra. Me gustaba, pero ya no puedo. Pero es que los que están allí son vecinos de Córdoba. Son gente que convive conmigo y que pagan impuestos, y que quieren vivir en el campo en unas condiciones. Lo que queremos es comprometerlos a que sigan manteniendo la sierra. Quiero comprometerlos a que incluso cuando hayan hecho una construcción en la que se hayan pasado que reviertan parte, que repongan como nos interese, que los caminos sean de una forma y que en gran medida la sierra se pueda mantener. Eso sí, donde ahora mismo no se ha llegado que ya no se llegue.

Muchas multas a los parcelistas son tan impagables como la de las naves

P. Tampoco hay nuevos núcleos de parcelas.

R. Desde la LOUA [Ley Orgánica del Urbanismo en Andalucía] por suerte ya hay mecanismos más serios para controlarlos. Sí que se ha vuelto a construir en algún caso que conocemos en espacios vacíos que quedaban dentro de parcelaciones existentes. Pero algunos vecinos han sufrido multas grandísimas después, gracias a la actual LOUA. No obstante, muchos de los que no construyeron ven cómo los que sí lo hicieron antes... ahora qué pasa. Es un tema muy complejo. Eso sí, muchos de los que han construido han sido multados. Ahora, las multas nos parece que son excesivas en algunos casos porque son impagables. Tan impagables como la de las naves.

Con las parcelaciones lo mejor que podemos hacer es asumir el error y el fracaso

P. ¿Crees que la LOUA puede solucionar parte del problema o es un parchecito?

R. No se puede resolver algo que primero se ha construido y luego ordenado. La LOUA tiene una lógica urbanística que es: primero hablamos del suelo y después la gente construye. Esa ley no puede dar resultados y por eso se está modificando constantemente. La LOUA va a dar resultados a lo que no esté edificado. Pero si yo ya tengo lo de arriba ocupado, ¿cómo hago una ley para resolver lo que ya está ocupado? Es totalmente imposible. De ahí que esté siendo modificada cada dos minutos. De hecho, la última modificación solo nos ayudará a resolver no más del 10% de nuestro problema. Y el 80% del problema de Málaga o de Almería. Está claro que es una reforma a demanda. Aunque se han recogido algunas de las cuestiones de la mesa del Higuerón y de la Federación de Vecinos defendidos en los últimos tiempos. Con todo y con eso se mantienen unas limitaciones que nos obligarán a negociar. A corto plazo. Esto no puede ser un proceso que va a durar ocho años. O hay una respuesta a un plazo muy corto, que no debe ser mayor a cinco o seis meses, o al final este tema se nos escapará de las manos y la gente va a reaccionar. Si tenemos un próximo verano seco y empieza a haber problemas de agua, el próximo verano puede ser bastante movido en la zona.

Esta ciudad vive de modelos que no existen. Vendemos modelos de ciudad que están en un plano y resulta que la ciudad va por su cuenta

P. La falta de agua en las parcelas empieza a ser un problema de salud pública.

R. Sí, y no es agua para las piscinas. Estamos hablando de agua para beber, guisar y ducharse. Que después algunos tengan piscina, claro. Pero estamos hablando de unos servicios básicos y esenciales para la gente. Hoy en día, se están haciendo enganches y caminos de forma irregular. Tenemos que aceptar que esto hay que solucionarlo. Lo mejor que podemos hacer todos, la ciudad, es asumir el error y el fracaso. Y luego las responsabilidades para resolverlo.

P. Es como si en esta ciudad los problemas se enquistaran. Los mismos problemas de los que los periodistas escribíamos en los noventa se repiten ahora.

R. ¿Tú sabes cuál es el modelo de Córdoba en la Feria? Algo que no existe. Esta ciudad vive de modelos que no existen. Vendemos modelos de ciudad que están en un plano y resulta que la ciudad va por su cuenta. Mi gran amigo Marcelino Ferrero (exconcejal de Festejos) ya me lo reconoció en esta última Feria. El modelo se ha ido. Yo le dije que como no tengamos cuidado no va a existir ni el modelo de patios, ni de cruces, ni de nada. Esta ciudad va en huida hacia adelante permanentemente. Ahora queremos ser Patrimonio de la Humanidad con Medina Azahara. ¡Espérate, hombre! Seamos Patrimonio de la Humanidad con el casco histórico. Desarrollémoslo. Mire usted, es que llevamos dos años como con los patios, que no sabemos qué hacer. Vamos a desarrollar alguna de esas declaraciones. Vamos a invertir en eso. No vayamos a otro punto. Queremos ser la ciudad con más declaraciones Patrimonio de la Humanidad sin decidirnos a sacarle el juego necesario a la primera. Estamos en debate con la Mezquita que fue la primera. La tenemos en conflicto mundial. El casco histórico lo tenemos lleno de veladores y de usos incontrolados. Y en contra del plan del casco. Los patios los tenemos que no sabemos qué hacer con ellos, si abrirlos o cerrarlos. Si los abrimos mal porque se nos llenan y es un estropicio, si los cerramos mal porque los turistas no vienen. ¿Por qué vamos a hacer otra declaración?

Esta ciudad va en huida hacia adelante permanentemente

P. Medina Azahara está como está ahora.

R. Bueno, ya ha empezado el debate. Iluminar de noche. “No, lo que hay que hacer es hacer de aquello un gran yacimiento arqueológico”. ¿Es incompatible un modelo de respeto a nuestro patrimonio, que es lo que la ciudad debiera hacer y más en el 2016, con el respeto a los yacimientos arqueológicos? Lo que no podemos es convertir a Córdoba en un yacimiento arqueológico, en un parque para que vengan arqueólogos a disfrutar. Sí que tenemos que respetar la arqueología, que es base de nuestro futuro, pero hay tener un punto de vista moderno en el que el desarrollo económico de la ciudad se permita al mismo ritmo que el de los yacimientos. ¿Para qué nos sirve el yacimiento junto al Rectorado, el de Cercadilla que ahora nadie quiere asumir su propiedad cuando lo único que se tiene que hacer allí es limpiarlo? ¿Para qué queremos el de al lado del Fontanar? Se firma un acuerdo para Ategua pero sin presupuesto. Esto no es más que política efectista. Es una ciudad que no es exigente.  Tenemos que exigir a nuestros dirigentes que no nos vendan efectos especiales. Lo que nos vendan que sea de verdad y que persista.

Tenemos que exigir a nuestros dirigentes que no nos vendan efectos especiales

Esta ciudad está permanentemente reabriendo los debates. Estamos aquí al lado en la calle Capitulares. En esta calle estaba resuelto lo que iba a pasar con ella. Pero como ya empezamos a cambiar lo que iba a ocurrir con la calle Cruz Conde, aunque haya dado buen resultado, pues ya empezamos a cambiar todo. Tenemos un pacto, que se llama Plan de Accesibilidad del Casco Histórico. Se guardó el documento y nunca más se volvió a discutir. Cada vez que viene un nuevo impulso, o una nueva obra, aparecen nuevos agentes sociales o económicos que dicen que hay que volver a reabrir los debates. Pero si los tenemos cerrados desde hace mucho tiempo. Y con un grado importantísimo de participación. ¿Dónde están esos documentos? ¿Dónde están los documentos que quedaron del 2016? ¿Por qué esta ciudad ha renunciado a ser capital cultural, no digo en 2016? Esta ciudad ha renunciado.

Esta ciudad está permanentemente reabriendo los debates

P. Siempre tendemos a echarle la culpa a los políticos, pero gran parte de responsabilidad pueden tener los vecinos y ciudadanos que no exigen que eso ocurra.

R. Sí.

P. Anguita tiene esa frase de que “el que vota corruptos se convierte en cómplice de la corrupción”.

R. (Risas). Bueno, a Julio, en mi época cuando era su compañero antes de que me echara, esa parte que tiene es de las que no me gustaba. Es como el cura que echa la culpa siempre al que asiste a la Iglesia. O sea, no es conveniente echarle la culpa al que ya te está escuchando. Pero tienes razón. Hay una parte de eso. Esta sociedad es muy senequista, que no sé si es así.

No es conveniente echarle la culpa al que ya te está escuchando

P. Sí, el mal llamado senequismo, porque Séneca no tiene nada que ver con el tópico que se le aplica.

R. Sí, pero decimos que somos así. Es una ciudad con grandes potencialidades. Esta ciudad decidió y tuvo una gran ayuda con el tema de la capitalidad y la cultura. ¿Por qué hemos renunciado? ¿Qué consistía en ganar en 2016? ¿O en haber acertado con un camino? Estoy convencido de que habíamos acertado con un camino, que es una ciudad dedicada a la cultura y volcada en el patrimonio. Pero un patrimonio en el sentido más amplio posible, y no solo arqueológico. Nuestra ciudad es muy comparable a Granada. Nos falta playa, pero tenemos un río al que podemos sacarle más jugo. Y no tenemos Sierra Nevada pero nuestra sierra es espectacular. Aunque tengamos multitud de gente viviendo allí que no deberían haber estado. ¿Dónde están los proyectos? ¿Dónde?

Esta ciudad decidió y tuvo una gran ayuda con el tema de la capitalidad y la cultura. ¿Por qué hemos renunciado?

Hay una carencia fundamental: dirigentes políticos provinciales con ganas de querer a esta ciudad y no de querer a su partido. El otro día en el Pleno intenté pegar en este sentido y mover el espíritu de los 29 concejales del Ayuntamiento. Yo estuve un tiempo siendo concejal. El otro día hablaban de la LOUA como algo extraño. Yo les dije: la LOUA son ustedes, porque son sus partidos los que la aprueban así. Coja usted, señor Nieto, y vaya a convencer al señor Moreno. Coja usted, señora Ambrosio, y vaya a convencer a la señora Díaz. Coja usted, señor García, y vaya a convencer al señor Maíllo. Coja usted, señor Vilches, y vaya a convencer al señor Marín. Y coja usted, señor Blázquez, y vaya a convencer a la señora Rodríguez. No nos cuenten ustedes que la LOUA es una cosa ajena. Ustedes son responsables políticos de organizaciones que también están en Sevilla y en Madrid. Pónganse en marcha. Eso es lo que han hecho con el tema de las parcelaciones las embajadas británicas y alemanas: defender el derecho de los suyos. Y han conseguido cambiar una ley. Esto es lo mismo. Pónganse al frente de los cordobeses. ¿Qué miedo tienen? No hablen ustedes como si fueran Córdoba, como hacía mi entre comillas amiga Rosa Aguilar. No. Ustedes no son Córdoba, pero ustedes representan a la ciudad, son los legítimos representantes. Pero vayan ustedes a defender a Córdoba, no solo a su partido.

[A los 29 concejales del Pleno] vayan ustedes a defender a Córdoba, no solo a su partido

P. Te he leído muchas veces que en esta ciudad parece demostrado que cada Corporación es peor que la anterior.

R. A ver, no he dicho eso nunca. He comentado que dicen que comentan. Pero he sido contrario a esa expresión. No es tanto que sea peor sino que cada vez están más entregados a que es el partido el que tiene que decidir. Pero es que son ellos los que pueden hacer la ciudad. Son poco ambiciosos. Los 29 concejales. Ser concejal no es tener un espacio reservado en el Gran Teatro. No es que puedas entrar al palco de El Arcángel o que te guarden un sitio porque llegues el último a un acto religioso o social. Eso no es ser concejal de esta ciudad. Ser concejal es tener claro que tienes un proyecto para la ciudad, que defiendas a esta ciudad. El tiempo en que Julio Anguita fue alcalde fue eso lo que vendió. Por eso hasta mucha gente de derechas lo votaba. Había un alcalde que defendía a la ciudad. Herminio Trigo, con otro carácter, seguía siendo un poco igual. Aunque ya se le empezó a acusar de debilidades con la Junta de Andalucía en momentos determinados. El caso de Rosa Aguilar es defender a Córdoba pero siendo ella Córdoba. Eso es un error. El caso de Merino o Nieto en otros tiempos quizás han usado demasiado a Córdoba contra la Junta de Andalucía. Quizás. ¿Dónde están esos concejales que han dejado huella en la ciudad? Empezando por el mismo Marcelino, si me apuras. ¿Dónde están esos concejales? ¿Dónde están esos cordobeses que defienden a una ciudad moderna, tecnológica, del siglo XXI?  Tenemos concejales ahora que no quieren equivocarse. Y hay que tener capacidad para decir algo, si es que lo quieren decir, y equivocarse. Si los apoya la gente, bien y si no los quitarán. Pero que digan algo.

Tenemos concejales ahora que no quieren equivocarse

P. En algunos jardines sí que se ha metido esta Corporación. Tenemos Cosmos y la primera decisión que tomó el equipo de gobierno con la ciudad deportiva del Córdoba Club de Fútbol.

R. Cosmos no ha sido exactamente un jardín político. Cosmos ha sido una iniciativa ciudadana, que los políticos han decidido seguir. Algunos sí y otros no. Algunos han traicionado el acuerdo al que llegaron, que aún es peor. Entonces, que después haya habido iniciativas sobre Cosmos, las agradecemos. Pero el origen ha venido de una fuerza ciudadana. Estamos contentos de que hayan mantenido su compromiso y no estamos de acuerdo con los que han dejado atrás ese compromiso.

La ciudad deportiva no era un asunto tan grave

P. ¿Y la ciudad deportiva?

R. La ciudad deportiva no era tan grave. La posición de la Federación era que no nos gustaba. Ocupaba un futuro parque con una instalación que iba a ser prácticamente privada. Tenemos un problema con el Córdoba Club de Fútbol: es una organización privada que queremos que sea de todos. Es muy complicado. Nos está pasando un poco con la Mezquita, que tiene una propiedad privada que queremos que no sea así y que sea de todos. Con el Córdoba nos pasa igual. La ciudad deportiva no era un tema tan grave, ni era una ilegalidad urbanística. Era la incapacidad para resolver un problema y encontrar un suelo para la ciudad deportiva. Había que exigir a una entidad privada que asumiera un suelo. Había un suelo en Las Quemadas al que renunciaron. Bueno, ese suelo se le dio y no hubo ningún conflicto. ¿Se le puede dar suelo público a una entidad como el Córdoba? Claro. Lo hicieron el PSOE e IU. Pero no era un parque, sino un equipamiento. Insisto: no era un tema tan grave. Nosotros hemos estado siempre en desacuerdo, pero tampoco nos ha parecido un gran problema de ciudad y que fuera lo primero que había que hacer. La cuestión es: ¿cuánto va a tardar este gobierno en hacer un parque allí? O al menos en proponer un modelo. Hágase un parque y fin del problema. Vamos a ser positivos. Esto no puede ser contra el Córdoba ni una demostración de poder del Ayuntamiento ante una entidad privada. Otro equipo de gobierno legítimamente cedió el suelo, y no hubo ningún voto en contra.

Una abstención es una cobardía

P. Sí que hubo abstenciones.

R. ¿Qué significa una abstención? Una abstención es una cobardía. ¿Cuántas abstenciones hubo en todos los trámites de las naves de Colecor? Multitud. Quien no quiere posicionarse lo que hace es abstenerse. Cuando te llega el momento tienes que decidir, pero claro, temes equivocarte o quieres dejar la papeleta al que diga que sí o que no. Estamos aquí para tomar decisiones. La abstenciones lógicas deben ser solo cuando se entiende que falta algo esencial para adoptar una posición u otra. Pero cuando todo está claro, la abstención es una cobardía.

La ciudad es muy responsable de que se construyeran las naves de Colecor

P. Podrías escribir una tesis con las naves de Colecor.

R. Ya se me está olvidando (risas).

P. Han pasado tantos años ya... Pero ahí están las naves, sin uso, construidas. ¿Qué hacemos con aquello?

R. Están básicamente construidas porque como has dicho antes la ciudad es muy responsable de que así fuera. Hay que recordar que esta ciudad ha llegado a dar 25.000 votos a Rafael Gómez. Y ahí sigue estando en el Ayuntamiento un concejal de UCOR. En Córdoba hay mucha gente agradecida a Rafael Gómez. Yo tuve una experiencia malísima con él, muy dolorosa. Año 1995. El alcalde Pérez, el más breve de nuestra historia que la asumió durante seis meses en un momento muy complejo, consigue sacar el plan Renfe gracias a un gran pacto político. Bien, hay un señor, que entonces era presidente del Córdoba Club de Fútbol, que le hace una manifestación en la puerta del Ayuntamiento, donde se trae a unos miles de cordobeses para reclamarle una nueva situación en torno al estadio. Había miles de cordobeses allí sin tener en cuenta lo que estaba pasando en la ciudad, con un alcalde que acababa de dimitir y otro alcalde prácticamente en funciones. Y otro, Rafael Merino, al que le tengo gran aprecio personal pero no político, que resulta que al minuto siguiente de ser alcalde lo primero que hizo fue recibir a Rafael Gómez. ¿Alguna vez resolvió Merino el tema de El Arcángel? Al final acabó enfrentado con Gómez.

El Córdoba Club de Fútbol sigue siendo un ocupa en El Arcángel

Al señor Nieto le ha pasado exactamente lo mismo con Carlos González. Las mayores afrentas que ha tenido Nieto se las ha hecho Carlos González. Los mayores desplantes. Hasta hacerle pasar un ridículo por las entradas para ver al Fútbol Club Barcelona y porque quería hacerse una foto con Messi. Ha ridiculizado a este Ayuntamiento. Y yo no puedo estar de acuerdo con que se ridiculice al alcalde de mi ciudad. Ea, pues resulta que ese mismo alcalde es el que le da el suelo en el mejor sitio posible. ¿Y qué hacen los demás? Se abstienen porque no hay narices para enfrentarse al Córdoba Club de Fútbol. No, al Córdoba no hay que enfrentarse, sino a un señor propietario y empresario. Es que el Córdoba sigue siendo un ocupa en El Arcángel. Sigue sin haber un papel que regule su presencia ahí. Y resulta que un estadio que es municipal hay concejales que no pueden entrar, que tienen que pedir permiso. Es que hemos sido denunciados. ¿Cómo podemos soportar que nos usurpen algo que es de todos los cordobeses? ¿Que es un pésimo estadio? Pero nos ha costado 40 millones de euros.

P. La mayor inversión en una obra concreta de dinero público por parte del Ayuntamiento.

R. Y no para una entidad pública, sino para que lo disfrute una entidad privada.

P. ¿Pero qué ha costado en Córdoba tanto como la construcción de El Arcángel?

R. Nada, nada. 40 millones de euros. Todavía me acuerdo de los mensajes de Pepe Mellado de que íbamos a tener un estadio a coste cero.

P. Cuando escribías y te referías a él lo llamabas costecero.

R. Sí (risas). Todo iba a ser a coste cero.

P. Eso es imposible. Si algo tiene coste, ya no es cero. Es un oxímoron.

R. Hay más de un funcionario municipal amigo mío que me dice: Juan, cuando viene alguna entidad a ofrecer algo diciendo que no va a costar nada, siempre pensamos que por lo menos 1.000 euros se van. Al final, todo tiene un coste. Desde la Federación no hemos hablado mucho del Palacio de Congresos de Koolhas, pero también lo hemos sufrido. ¿Que nos hayamos gastado diez millones de euros en un proyecto sobredimensionado desde el principio para no tener nada? ¿Y que luego encima perdiéramos el otro Palacio de Congresos, el de la Junta de Andalucía, y otra obra que no sabemos para qué va a ser después en el Centro de Convenciones? La verdad es que es preocupante esta ciudad por no saber resolver estos asuntos. Es lo mismo que con las parcelaciones. No podemos seguir con una patada adelante como si fuera el rugby. Y seguimos, y seguimos, pero ¿para dónde vamos?

No podemos seguir con una patada adelante como si fuera el rugby. Y seguimos, y seguimos, pero ¿para dónde vamos?

P. Las naves ahí siguen, las parcelas ahí siguen.

R. Las naves se hicieron porque la ciudad lo permitió.

P. Pero ya hechas, ¿qué hacemos con las naves?

R. Tengo muy clara una cosa. Es el ejemplo máximo de una época con la que hay que demostrar que se ha roto. Eso requiere una parcial vuelta a lo que era lo lógico.

P. ¿Una demolición?

R. Sí, parcial. Siempre lo he defendido. Y la defendió la Federación oficialmente. No se puede permitir que eso se mantenga tal cual como monumento a esa época que tiene que desaparecer. Hay una parte de las naves que es asumible para tener una actividad, pero hay que demostrar que este es el fin de una época. El 30%, el 40%, hay que echarlo abajo. Los que ahora están diciendo que es una pena me van a tener siempre en contra. Personalmente nunca estaré de acuerdo con que ya puede ser cualquier cosa. Hay que demostrar que el poder público está por encima.

El 30%, el 40%, de las naves de Colecor hay que echarlo abajo

P. Es curioso que en la lista de morosos que publica Hacienda están en cabeza muchos constructores cordobeses.

R. Claro. Reconozcamos una cosa. Si estos señores fueran morosos porque su patrimonio estuvo en riesgo, les tendría hasta cierta lástima. Las inversiones que hicieron se financiaron siempre con el dinero de Cajasur. Ese es el problema. Hicimos un modelo donde jugaron con nuestro dinero. Perdimos la caja, y al margen de que fuera de la Iglesia o no, era la caja de Córdoba. Al final lo que tenemos es un banco con una relación bastante lejana de la ciudad actualmente al que le hemos quitado un muerto, que es el Centro de Convenciones. Ahora estamos pagando la comunidad del Parque Joyero y tenemos la responsabilidad de un muerto que era de ellos. Insisto: estos señores tenían que haber jugado con su dinero y con su patrimonio. Y no que han jugado con nuestro dinero y con nuestra caja.

P. Qué pesimista todo.

R. No, para nada. No soy pesimista. Si no, no estaría en activo. Creo que podemos resolver el tema del agua de las parcelas, aunque haya quien me llama cómplice de delincuentes. Creo que podemos convencer a la ciudad para que apueste por el patrimonio.

P. ¿Crees que esta ciudad encontrará algún día el modelo?

R. El modelo está. Lo que no quiere es cogerlo. Lo hicimos con la Capitalidad. Esta ciudad ha tenido dos grandes proyectos en los que implicamos a la ciudadanía. Uno, resolver el tema de Renfe. Estamos orgullosos de aquello, y mira que fue polémico y duro. Y luego convertirnos en capital cultural. Han sido dos grandes proyectos.

El modelo está. Lo que no quiere esta ciudad es cogerlo

P. Parece que aquí por la cultura se apuesta poco.

R. Poco no, nada. Un C4, aunque no les gusta que lo llamemos así, que no sabemos qué va a ser. Ahí lo tenemos. Tremendo. Unos museos que no sabemos si vamos a seguir defendiendo que se mejoren, como el Julio Romero o el Bellas Artes. Una Orquesta que sigue sin tener un sitio adecuado y que ha estado a punto de desaparecer.

P. Una oferta cultural que no se renueva.

R. Una oferta cultural clásica. Hubo un concejal al que le tengo mucho aprecio que es Paco Paños. Una vez se encargó de Festejos, justo cuando salió Marcelino en su primera época. Él siempre decía: mi política de Festejos es Marcelino más IPC. (Risas). Pues resulta que la política cultural desde hace muchos años, la de Angelina Acosta o la que quieras, más IPC.

P. Córdoba será cultura o no será.

R. Cultura basada en el patrimonio, que era lo que siempre decía Manuel Pérez. No la cultura de grandes actos. El Plan de Infraestructuras Culturales, que está ahí aparcado después de un trabajo bien hecho, decía que la ciudad no tenía que tener más infraestructuras culturales, sino usar mucho mejor los espacios que tenemos. Tenemos espacios y climas para hacer una cultura diferente a otras ciudades. Otras ciudades en Suecia o en el País Vasco tienen que ponerse bajo techo. Nosotros sin hacer demasiadas instalaciones culturales podemos hacer más espectáculos en lugares más abiertos como plazas o incluso el río. Un río en el que no acabamos de definir nada, como todo en esta ciudad. No sabemos todavía qué es la Ribera, si es peatonal o no. ¿Qué es el río? ¿Está vivo, está muerto? Es que no acabamos de definir nada.

Tenemos espacios y climas para hacer una cultura diferente a otras ciudades

P. Córdoba es una ciudad que siempre vive de espaldas al río. Eso se lleva diciendo... toda la vida.

R. Son mitos urbanos. Como el del modelo de Feria. Viviremos o no de espaldas al río, lo que es cierto es que por allí pasa un río. Más o menos bonito, ahí está. Afrontemos lo que hay. Definamos algo y arriesguémosnos. De hecho, había un plan especial del río. Por eso se llevó allí la Feria, por eso se hizo el Balcón del Guadalquivir o el parque de Miraflores. La cuestión es que parece que ya se ha acabado. No. También había un proyecto para el Cordel de Écija, otro de Ribera peatonal, otro de plan Alcázar Caballerizas donde íbamos a llegar al río. Pero es que al final todo se para. Todo se para. Todo se olvida y hablamos de otra cosa.

P. Hablamos del cuadro de San Rafael, de la Semana Santa...

R. (Risas) A mí me parece penoso que realmente se haya hablado de estos asuntos en estos tiempos. No creo que el gobierno municipal haya querido darle importancia. Pero si no haces otra cosa al final van a hablar de esto.

Afrontemos lo que hay. Definamos algo y arriesguémosnos

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