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Alfaro y Rodri, aventura del Pisuerga al Guadalquivir

Alfaro y Rodri, con peto azul, en la Ciudad Deportiva.

Rafael Ávalos

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El onubense y el soriano recalan en el Córdoba tras un paso discreto por el Valladolid y con el deseo de su redención | El mediapunta rompió una larga sequía goleadora ante el Lierse

Tienen la complicada tarea, junto con otros recién llegados, de hacer olvidar a quienes tomaron la voz cantante la pasada campaña. El mejor ataque de Segunda A quedó disuelto a lo largo de este verano y la próxima temporada habrán de luchar para que ese hecho no resulte doloroso. Se conocen bien, pues ya compartieron vestuario con anterioridad, en lo que fue un trayecto complicado para ambos. A Alejandro Alfaro y Rodri no les marcharon las cosas como hubieran querido con la elástica del Real Valladolid el último curso liguero, por lo que en el Córdoba pretenden resarcirse y encontrar su mejor versión, la que ofrecieran tiempo atrás. Los dos cambiaron de aires, del Pisuerga al Guadalquivir, con ese deseo de redención sobre el terreno de juego. Tendrán que ganárselo a pulso.

El primero en recalar en el Córdoba fue Alejandro Alfaro, quien tras dos temporadas de actuación discreta en el Valladolid no dudó en responder a la llamada de José Luis Oltra. De la mano del técnico valenciano, el futbolista de La Palma del Condado logró sus mejores datos. Después de haber sido pieza importante del Sevilla Atlético y de haber debutado con el primer conjunto hispalense, el onubense terminó de explotar en el Tenerife que consiguiera el ascenso a Primera en la 2008-09. Entonces marcó 20 goles y fue indiscutible para el entrenador que desde hace unas semanas vuelve a dirigirle. Ya lo hizo antes en el Mallorca, donde ganó protagonismo tras dos buenos cursos con la llegada del ahora preparador califal. En Pucela la dinámica cambió por completo. Las lesiones no ayudaron y el mediapunta apenas disputó 20 partidos -entre Liga y Copa- en las dos últimas campañas. En ese tiempo no vio puerta. De hecho, el tanto que anotó en Bélgica ante el Lierse fue el primero que hizo en más de dos años.

Alfaro consiguió romper su sequía y Rodri intentará reforzar un olfato goleador que no tuvo demasiado fino la anterior temporada, en la que también militó en el Valladolid. El soriano sí que gozó de regularidad -jugó más de una treintena de encuentros-, pero sólo logró cuatro dianas en todo el campeonato de Segunda A. El delantero salió del Sevilla, con cuyo primer equipo llegó a debutar, rumbo a Barcelona. Era una promesa de futuro y en el filial blaugrana tuvo un papel destacado -aunque tampoco como goleador-. Apuntaba maneras, como bien se pudiera decir, lo que le llevó a subir de escalafón y formar parte del Zaragoza y del Almería en Primera. Después su trayecto resultó más difícil en Alemania, en un Múnich 1860 en el que no consiguió encontrar un hueco claro. De ahí que el último curso buscara una oportunidad junto al Pisuerga. Este verano puso punto final a su aventura alemana y buscó el aire del Guadalquivir para tratar de redimirse y volver a ser hombre importante. Los dos atacantes tienen por delante un difícil reto.

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