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“Cuando aparezca Paco estaré contento con la Policía”

Los padres del joven cordobés Paco Molina | MADERO CUBERO

Alejandra Luque

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Los padres del joven cordobés desaparecido hace un año cuentan en qué punto se encuentra la investigación y denuncian que “nunca se pidieron” las cámaras de seguridad de las estaciones de autobuses en las que se intuye que estuvo su hijo

“Somos una familia normal y no sabemos por qué nos está pasando todo esto”. Ante un hecho que escapa de los límites de la razón, el ser humano tiende por naturaleza a preguntarse el porqué. Continuamente. Y puede ser que esa búsqueda de razones no lleve nunca a un motivo claro que explique lo ocurrido. Pero ante la falta de noticias, sólo cabe preguntarse por qué.

En esa búsqueda de explicaciones se encuentran Isidro y Rosa, los padres del joven cordobés Paco Molina, desaparecido hace ya más de un año. A pesar de que la Policía les recomendó no acudir a los medios de comunicación ni difundir la imagen de su hijo, hoy actúan movidos por lo que consideran que deben hacer. Desde el 2 de julio de 2015, nada se sabe sobre el menor. Ni su estado de salud ni su paradero. Una desaparición que deja pocos hilos “por donde tirar”. Y es que, un año después, la investigación “sigue igual que cuando empezó y Paco no aparece”, apunta Isidro. “No estoy contento con la Policía. Cuando aparezca Paco, lo estaré”.

A pesar de la lejanía del tiempo, ambos señalan que “hay momentos en los que no te crees que esto te esté pasando a ti”, señala Rosa. Isidro y su mujer son protagonistas de una situación que ellos mismas califican como “de película”. “Un niño de 16 años no desaparece de la nada sin que nadie le ayude. Esto está orquestado por otras personas, seguro”, señalan con rotundidad.

En todas las desapariciones –y más en las de los menores, por el carácter “rebelde” de la edad-, la Policía aconseja esperar 24 horas antes de la interposición de la denuncia. Pero Isidro y Rosa no esperaron a que se cumpliera ese tiempo. En el momento en que su hijo no llegó a casa, ellos entendieron que el tiempo jugaba en su contra. Como si fuera ayer, Isidro cuenta cada uno de los pasos que hicieron minutos antes y después de la desaparición de su hijo. “Cuando nos levantamos, Rosa y yo siempre miramos el Whatsapp de nuestros hijos para ver hasta qué hora estuvieron despiertos. Muchas veces se van a casa de los amigos a ver una película o a jugar y se acuestan muy tarde, lo normal de esa edad. Esa noche, Paco no dormía en casa porque nos avisó de que lo haría en casa de unos amigos. Cuando nos levantamos el día 3 de julio, vimos que Paco no cogía su móvil desde las 00:17 de ese mismo día. Llamamos y el móvil no estaba operativo”. Isidro señala que no recuerda si el terminal estaba apagado o fuera de cobertura. “Lo que sí sé es que no pudimos hablar con el”, relata.

Ante esa situación, a las 12:00 del mediodía del 3 de julio, y al no saber nada de Paco, Isidro y Rosa empezaron a llamar a los amigos de su hijo. Fue cuando ya supieron que su hijo no les había dicho toda la verdad. Aquella noche no durmió en la casa del amigo al que él se refirió. En ese momento, Isidro y Rosa interpusieron la denuncia de la desaparición en la comisaría de Campo Madre de Dios sobre las 17:30. En este punto, se encontraron con el primer escollo. Los Grupos de Menores de la Policía cierran los fines de semana y la denuncia se interpuso un viernes ante los agentes que se encontraban de guardia en la comisaría de Las Lonjas. Según cuenta Rosa, “esta situación provoca que la denuncia de la desaparición de mi hijo no llega a los Grupos de Menores hasta el lunes, cuando Paco lleva desaparecido desde el viernes. Es más, quienes dan con la línea de autobús no era el Grupo de Menores, sino estos policías de guardia que pudieron dedicarse al caso ya que ese fin de semana no hubo muchos incidentes”.

Según cuenta Isidro, “tras las declaraciones del conductor del autobús que reconoce la cara de Paco, sabemos que sobre esa hora cogió el autocar en dirección Madrid”. Porque eso es lo único claro de toda la investigación. Paco viajó a Madrid en un autobús que hacía parada en Pedro Abad. Pero el único testimonio oral es la única prueba que permite abordar la pesquisa del viaje de Paco a Madrid.

Pero, ¿cogió realmente ese autobús? ¿Llegó finalmente a la capital? Los padres de Paco no son capaces de responder con rotundidad. Lo que sí saben es que ni la Polícia ni la Guardia Civil pidieron las cámaras de las tres estaciones de autobuses. Isidro cuenta que “a día de hoy, no nos consta que la Policía pidiera esas cámaras de seguridad. Ni que hayan ido a Pedro Abad. Hemos estado en cada una de ellas y hemos visto que están plagadas de cámaras”. Isidro cuenta que conseguir esos vídeos “se convirtió en una obsesión”, un hecho que no se ha visto materializado ya que las grabaciones se borran al mes de su grabación.

Varias son las líneas de investigación que la Policía de Madrid ha abierto para este caso, donde se baraja la hipótesis de una secta, entre otras. El rastreo del ordenador personal de Paco tampoco ha posibilitado establecer un motivo principal de la desaparición. Así, ante la falta de indicios, “todo queda en nada”. Ante esto, la posición de los padres de Paco siempre ha sido clara: “La desaparición de nuestro hijo no fue voluntaria. La Policía debe hacer más caso al conocimiento que los padres tienen de su hijo. Por eso, pedimos desde un primer momento que se cogieran las cámaras de seguridad”. Señalan que su hijo “no es una persona confiada ni que se vaya con cualquiera. Quizás se fio de alguien que le contó una realidad de la que ahora no puede salir”.

Echando la vista atrás, Isidro y Rosa afirman con rotundidad que si esto les pasara de nuevo, no actuarían como lo han hecho hasta ahora. “Primero, moveríamos cielo y tierra para conseguir esas cámaras de seguridad. Segundo, utilizaríamos mucho más los medios de comunicación porque son la primera vía en dar voz ante una desaparición”, apuntan. Son conscientes de que la Policía sigue trabajando en su caso, pero Paco sigue desaparecido. “Nos gustaría saber qué están investigando o por qué líneas van, pero no nos cuentan nada, también para no interferir. Sabemos que son muy minuciosos y que lo están mirando todo con mucho detalle, pero seguimos igual que hace un año. Nosotros, cada vez peor. La investigación estará avanzada o no, pero seguimos sin nuestro hijo”, señalan los padres del joven.

No obstante, ambos también destacan la dedicación de ese grupo de investigación, que está a disposición de los padres día y noche y todos los días del año. Isidro cuenta que “todo aquello que se nos ocurre, lo más mínimo, se lo comentamos a ellos en cualquier momento y no hay ningún problema”.

Sin indicios a los que agarrarse, Isidro ha puesto en marcha una campaña en redes sociales dirigida a todo aquel que estuviera en las estaciones de autobuses de Córdoba, Pedro Abad y Madrid y se hiciera una fotografía. Isidro expone que “puede ser que en esa foto se vea a Paco o no, pero no perdemos nada”. Con errores o sin ellos, Isidro y Rosa siguen esperando a su hijo. No desisten ni pierden la esperanza. No pueden perderla.

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