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Pedro, el héroe en la memoria del cordobesismo

Pedro, en la fiesta del ascenso en El Arcángel | ÁLVARO CARMONA

Paco Merino

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El extremo de Aspe, una de las piezas fundamentales en el último ascenso del Córdoba a Primera División, regresa con el Zaragoza a El Arcángel, donde un día le aclamaron

La última vez que pisó El Arcángel terminó subido encima del larguero, con una camiseta de lunares y unas gafas de plástico, cantando y gritando con sus compañeros bajo los efluvios de una fiesta monumental y plenamente justificada: el Córdoba acababa de subir a Primera División después de 42 años de ausencia. Y él había tenido algo que ver en ello. Mucho. Pedro Sánchez Moñino (Aspe, 1986) fue uno de los jugadores referenciales del Córdoba que salió de la Segunda División del modo más kafkiano que pueda soñarse. Acuérdense: gol en el último segundo del tiempo añadido después de una suspensión en Las Palmas. De locura. El final de la fiesta estuvo a la altura de los prolegómenos.

Con Pedro empezó todo. El Córdoba acudía un buen día a El Molinón para enfrentarse con el Sporting de Gijón con la amenaza latente de la cercanía de los puestos de descenso y un fútbol que, la verdad, no estusiasmaba a nadie. Aquella tarde todo el mundo estaba bajo sospecha. Y ocurrió lo increíble. El Córdoba venció, Pedro marcó dos goles y todo el mundo entró en una nueva dimensión. Faltaban diez jornadas y los blanquiverdes se transformaron en una máquina de rentabilidad máxima. Huyendo del descenso, el Córdoba acabó ascendiendo y sorprendiendo a todo el fútbol español. Desde aquella tarde de la mutación asturiana, los de Chapi Ferrer solamente perdieron un partido. Fue en casa, ante el Zaragoza. Precisamente el equipo en el que ahora milita Pedro, aquel héroe que se quedó en la memoria del cordobesismo.

En las semanas posteriores al ascenso se habló de ofertas de Primera. Que lo quería el Espanyol y éste y el otro. La cuestión es que no se quedó en el Córdoba y terminó fichando, en agosto, por el Real Zaragoza, un histórico en horas bajas. Le contrataron por cuatro años, hasta 2018. Con los maños se ha afianzado como un futbolista importante en las dos campaña que lleva en nómina. Con los de La Romareda jugó otro play off de ascenso, pero no tuvo tanta suerte como en el Córdoba. Tiene 29 años y no ha pisado aún los campos de Primera División. Esa espina se la quiere sacar el extremo levantino, que este domingo pisará un césped en el que se ganó la condición de ídolo. Con el Zaragoza ha disputado esta temporada 18 partidos, con dos goles marcados y cinco asistencias. En la época más enloquecida del grupo llegó a alternar presencias como extremo en ambas bandas o mediocentro ofensivo. Tras el despido de Popovic y la llegada de Carreras al banquillo, Pedro ha seguido actuando como interior derecho. En Córdoba le recuerdan bien. Jugó 80 partidos oficiales con la blanquiverde, más que en ningún otro club en su trayectoria deportiva. De su época quedan pocos en el campo. Luso, Caballero, López Silva... Al menos tendrá a alguien a quien dar un abrazo y compartir un guiño cómplice. Luego tocará pelear por lo suyo. Ley de fútbol.

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