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La familia que le ganó al banco su derecho a un techo

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Manuel J. Albert

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Un juez sentencia en la misma vista del juicio que una pareja y su hija de dos años puedan seguir viviendo en una casa vacía y propiedad de una entidad financiera

Hace un año y medio, Carmen Vázquez Camacho y su pareja, José Manuel García, tuvieron que dejar precipitadamente la casa donde vivían por problemas con otros miembros de su familia. De repente, los dos, junto con su hija de pocos meses, se vieron prácticamente en la calle. Sin apenas recursos y en paro, buscaron un techo bajo el que quedarse los tres. Entonces no lo sabían, pero aquella vivienda de dos habitaciones y 55 metros cuadrados era propiedad de Cajasur y terminaron en los juzgados. Hace unos días se celebró la vista y, en la misma, el juez dictaminó que la pareja se podía quedar, mientras tramitaban un alquiler social. Por una vez, la hormiga vence al elefante.

“Cuando nos quedamos en la calle, unos vecinos nos dijeron que había un piso que llevaba más de diez años abandonado y que estaba abierto”, cuenta José Manuel, de 22 años. Esa primera noche, con poco más que un colchón de espuma y algo de abrigo, pasaron la noche en el piso. “Estaba abierto y ya había entrado mucha gente antes porque estaba completamente reventado por dentro; destrozado”, recuerda el joven. “Yo me he encargado de arreglar las paredes, las puertas, el suelo, todo”, prosigue.

Pero aquella primera noche también trajo otra sorpresa: la visita de unos agentes de la Policía. “Ahí fue cuando nos enteramos de verdad que la casa era de un banco; nosotros solo pensábamos que estaba abandonada”, señala Carmen. “Nos dijeron que nos teníamos que ir. Pero no podíamos irnos con la niña a estar en la calle. Era mejor estar en la casa”, añade José Manuel.

La pareja cuenta que han podido empadronarse en la casa y que su intención era quedarse allí. “Por eso la hemos estado arreglando. También pagamos la comunidad de vecinos y no hemos tenido problema con nadie”. Afirman que del banco nunca tuvieron noticias hasta que llegó una notificación judicial. “Nos habían denunciado y nos llevaban a juicio. Pero tres días antes de la vista vino una persona que dijo que era del banco para negociar un alquiler social. Dijimos que sí, pero nunca volvieron”, cuenta Carmen. Y se celebró el juicio que, finalmente, ganaron.

Entre tanto, la familia ha vivido estos meses con ansiedad. “Miedo de todo. Miedo de quién viene, de quién llama, de cualquier ruido. Muchos nervios todo el rato”, cuenta la mujer. Y ya después del juicio, el temor no se les va del cuerpo. “Ahora lo que queremos es lograr una casa con alquiler social que podamos pagar”, reconocen. Lo próximo que van a hacer es ir a la Oficina de la Vivienda del Ayuntamiento de Córdoba.

La abogada, María del Mar Jiménez, cuenta que Cajasur ha destinado el piso a un fondo de viviendas sociales que va a poner a disposición del Ayuntamiento. “Lo que nos gustaría es poder quedarnos en esta casa y pagarle al banco un alquiler social que podamos afrontar mientras seguimos buscando trabajo”, termina José Manuel.

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