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Aguilar y Cabrerizo: “Pulimos nuestra estupidez a mejor”

Selfie de Santiago Aguilar y Felipe Cabrerizo, en La Palabrería

Manuel J. Albert

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Los autores del ensayo 'Un bigote para dos' sobre la película perdida de Tono y Mihura y editada por Bandaàparte, se consideran docentes del humor absurdo y la gracia estúpida

En el trecho más oscuro de la parte más negra que fue el largo túnel de la posguerra en España, una pandilla de intelectuales que oficialmente habían pertenecido al bando ganador, se pusieron a descojonarse prácticamente de todo y de todos de una forma tan absurda que ni la censura más cerril se percataba. De aquel delirante surtido de escritores, destacaron Tono (Antonio de Lara) y Mihura (Miguel). Dos descacharrantes amigos que, además de fundar la piedra filosofal del humor patrio, La Codorniz, crearon una sección demencial y de nombre casi religioso, La gracia estúpida, que en cierto modo ha llegado al siglo XXI de la mano de chanantes y muchachadas.

Una de las joyas de la gracia estúpida fue la película austriaca, Unsterbliche melodien, de 1935 y que originalmente trató los amores y desamores del compositor Johan Strauss. Pero tras pasar por la centrifugadora de Tono y Mihura -que se encargaron de doblar la cinta con voces desternillantes y diálogos delirantes- aquel dramático folletín se convirtió en una apoteosis del absurdo más castizo.

La película, estrenada en 1940 en unos poco cines bajo el título de Un bigote para dos, se perdió durante décadas. Pero Santiago Aguilar y Felipe Cabrerizo la encontraron y terminaron escribiendo un ensayo sobre la obra que les ha permitido, además, subtitularla con los diálogos escritos por los fundadores de La Codorniz.

El ensayo de Un bigote para dos lo ha publicado Bandaàparte Editores que, para este sábado, ha organizado una proyección en la Filmoteca de Andalucía, a las 19.00, con la presencia de los autores. ¿Con Tono y Mihura? ¡No, alelao, que están muertos! Con la presencia de Aguilar y Cabrerizo. Y con ambos se ha citado este viernes CORDOPOLIS en unos de los rincones más alegremente absurdos del paisaje cordobés: La Palabrería, el puesto del mercado de la Corredera que vende libros al peso.

PREGUNTA. Estáis en un puesto de mercado donde se venden libros al peso. Un poco de Tono y Mihura esto también, ¿no?

FELIPE CABRERIZO. Está bien el sitio, ¿no? ¿Hemos empezado ya? Ah, espera que empezaba a divagar ya.... A ver, esto es un poco una metáfora también del valor que tiene la cultura hoy en día. Del peso, sobre todo, de la cultura en este caso.

P. Santiago, ¿tú cómo lo ves?

SANTIAGO AGUILAR. Bien.

P. Definidme qué es la gracia estúpida.

FELIPE CABRERIZO. La gracia estúpida es la más estúpida de todas las gracias.

SANTIAGO AGUILAR. La gracia estúpida era una sección que tenían Tono y Mihura en una revista que se llamaba La Ametralladora, durante la guerra civil. Constaba de pies de foto absurdos para fotos absurdas. Pensaron que eso se podía llevar al cine y que se podía hacer igual.

P. ¿Qué estúpido tiene más gracia hoy en día?

SANTIAGO AGUILAR. Joder qué preguntas más difíciles...

FELIPE CABRERIZO. (Risas) Y qué malos somos para estos cuestionarios, además... No sé qué decir.

P. Cuando encendéis la tele, ¿qué tipo de estúpidos os encontráis?

FELIPE CABRERIZO. Bueno, cuando encendemos la tele salen muchos directamente y es difícil elegir, por la amplitud de oferta que tenemos hoy en día, la verdad. Es una impresión que tenemos continuamente. Pones la radio y también salen estúpidos.

SANTIAGO AGUILAR. Y nosotros mismos, claro.

FELIPE CABRERIZO. Claro, nosotros mismo también entramos en ese saco de estúpidos sin ningún tipo de problemas.

P. El gracioso estúpido, ¿nace o se hace? En vuestro caso, por ejemplo.

FELIPE CABRERIZO. Sí, sí, nosotros nacimos así.

SANTIAGO AGUILAR. Estupidos nacimos y luego nos hemos contagiado más el uno al otro partes de nuestras propias estupideces.

FELIPE CABRERIZO. Exacto, hemos ido puliendo nuestra propia estupidez siempre hacia mejor. Pero está claro que veníamos ya de un funcionamiento estúpido.

P. La gracia estúpida se puede enseñar, entonces.

SANTIAGO AGUILAR. Se debe enseñar. Y eso es lo que estamos haciendo nosotros, una labor docente.

P. Joder, no entiendo mi letra. Iba a leeros la siguiente pregunta pero... No sé qué pone.

SANTIAGO AGUILAR. ¿Ves? Esa es la mayor estupidez que hemos escuchado hasta ahora.

P. (Silencio)

SANTIAGO AGUILAR. (Silencio)

FELIPE CABRERIZO. (Silencio)

P. (Silencio) Ah, sí, ya sé que pone. ¿No habéis encontrado a ningún gracioso estúpido lo suficientemente estúpido como para doblar la película?

FELIPE CABRERIZO. Encontrar lo hemos encontrado pero nos hemos negado porque queríamos hacer una reconstrucción filológica que se aferrara lo más posible a lo que era la película original desparecida. Meter a cualquier estúpido gracioso o cualquier gracioso estúpido en todo esto y que pudiese crear algunas transformaciones en la película, lo hemos desechado. Más adelante ya veremos.

SANTIAGO AGUILAR. Alguna experiencia habrá, pero puntual. Por ahora, no...

FELIPE CABRERIZO. Bueno, creo que lo podemos decir, porque está en todos lado ya: Raúl Cimas, de Muchachada, que está enamorado de la película también, va a hacer un doblaje en directo en un curso de verano que tenemos en El Escorial.

SANTIAGO AGUILAR. Serán algunas escenas.

FELIPE CABRERIZO. Sí, no sabemos exactamente cuáles. Esté manejando algunas pero vamos, Raúl es el genio así que se lo vaya pensando.

P. ¿Qué nos enseña a los estúpidos del siglo XXI Un bigote para dos?

SANTIAGO AGUILAR. El absurdo cotidiano y contemporáneo. Que cada cosa tiene su vuelta, su revés humorístico.

FELIPE CABRERIZO. Y que posiblemente la estupidez ha ido aumentando con el paso de los años, en vez de replegándose, que es como debería ser.

P. ¿A más estupidez, más gracia, tal vez?

FELIPE CABRERIZO. Sí, pero depende. Hay cosas que no tienen ninguna gracia y son muy estúpidas también.

P. Por lógica, Un bigote para dos es una segunda parte, porque si no ese dos no tiene ningún sentido. ¿Para cuándo Un bigote para tres?

FELIPE CABRERIZO. Lo estamos pensando. Cuando recojamos los generosos emolumentos que nos está trayendo todo esto, pondremos la tercera en marcha. Y va a ser mucho mejor que Ocho apellidos catalanes.

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