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“¿Pero de verdad hemos estado tan mal?”

Aficionados del Córdoba cariacontecidos en el Camp Nou.

Paco Merino

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Los seguidores blanquiverdes aceptan resignados el varapalo del Camp Nou y esperan que haya fichajes que den un giro a la situación de manera urgente

Exceptuando a los miembros del club de los optimistas patológicos, muy pocos esperaban que el Córdoba consiguiera un resultado mejor que el que ha venido cosechando desde siempre. Fue por primera vez en 1962 y perdió. Hoy ha vuelto 52 años después y también ha terminado con un marcador en contra. Como las nueve veces entre esas dos fechas. Nunca ganó. Casi siempre terminó llevándose un saco de goles. En la Copa del Rey de 2013, con Berges en el banquillo y algunos jugadores supervivientes en la formación de la tarde del sábado -como López Silva o Saizar-, cayó por 5-0 en la vuelta de los octavos del torneo. En la ida había sucumbido en El Arcángel por 0-2 con dos tantos de Leo Messi, que esta vez se entretuvo en hacerle otro doblete para redonder un 5-0 dolorosísimo.

“Hemos hecho un ridículo espantoso y lo hemos hecho todos. Los jugadores y yo, como responsable”, dijo, al borde de la combustión espontánea, el serbio Djukic en la sala de prensa. El entrenador dijo que sintió “vergüenza”. ¿Tan mal lo vieron los demás? Entre los seguidores blanquiverdes se detectaba al final del partido un sentimiento de resignación. El final fue muy feo, con el equipo entregado al baile culé y Messi, que jugó prácticamente andando, firmando sus dos golitos. Pero es que el principio no fue mejor: Juan Carlos encajó el 1-0 en el primer minuto de juego. “Hemos hecho lo que hemos podido”, coincidían los expedicionarios de una de las excursiones que hicieron un maratón en autobús soñando con un milagro que no se produjo. “Será a la próxima”, decían los más positivos.

El caso es que las amargas reflexiones de Djukic parecieron excesivas a muchos seguidores. “Esta no es nuestra Liga”, dicen. Tampoco lo vio demasiado mal, o al menos no quiso hurgar en la herida, el homólogo de Djukic en el Barcelona, Luis Enrique, quien dijo que los blanquiverdes “fueron como cualquier otro equipo de los que pasan por el Camp Nou: metidos atrás y esperando una contra. Lo que ocurre es que el partido se abrió en el primer minuto”.

La cuestión es que las vacaciones llegan con un ambiente de ruptura. Djukic se va enfadado y decepcionado con la actitud que mostraron sus jugadores ante el Barcelona. Los jugadores, saturados por la presión y conscientes muchos de ellos que su porvenir en la casa es nulo, se afanarán por desconectar de todo -a algunos se les vio ya muy risueños nada más abandonar las instalaciones azulgranas- y pensar en el retorno a la actividad: será el domingo 28 de diciembre, festividad de los Santos Inocentes. Seguramente, ese día ya no estarán algunos de los señalados como “culpables” de la mediocre trayectoria cordobesista en Primera. Porque hay algo en lo que todos coinciden. Si no hay refuerzos, el Córdoba será un paladín del quiero y no puedo o, como le sucedió en el Nou Camp, un equipo encasillado en su propio papel de víctima.

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