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Los guardianes de la Historia que recuperaron la Sinagoga

Interior de la Sinagoga de Córdoba | MADERO CUBERO

Carmen Reina

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Un trabajo de documentación reconoce la labor de quienes en el siglo XIX y XX lucharon por sacar a la luz y preservar el templo judío que ahora cumple 700 años

“Hay que conocer la historia material del patrimonio y esa historia no sólo es un edificio sino también las personas que con un esfuerzo ímprobo luchan por él”. Son palabras de la ex directora del Museo de Bellas Artes de Córdoba, Fuensanta García de la Torre, que ha reelaborado mediante documentación histórica y de hemeroteca la historia de las personas que desde finales del siglo XIX hasta las dos primeras décadas del siglo XX pusieron su empeño en sacar a la luz la Sinagoga de Córdoba y preservar este monumento.

Ahora, que se cumplen 700 años de su construcción, la conferencia Un ejemplo de recuperación del patrimonio: Rafael Romero Barros y la Sinagoga de Córdoba ofrece al público este minucioso estudio de García de la Torre para “todas esas personas que trabajaron por la recuperación de la Sinagoga y hasta ahora no se le ha hecho justicia a su esfuerzo tan singular”.

Este trabajo acota el desarrollo de la recuperación, investigación y difusión de la Sinagoga que comenzó Rafael Romero Barros -pintor y promotor en Córdoba de la Escuela de Música, la Escuela Provincial de Bellas Artes y el Museo Arqueológico, entre otras cosas- y que siguieron una larga lista de personajes hasta desembocar en el trabajo que llevo a cabo en el mismo sentido su propio hijo Enrique Romero de Torres.

“En ese período de unos cincuenta años, la lucha de cordobeses en la propia ciudad y de otros cordobeses y andaluces desde Madrid propiciaron la restauración de la Sinagoga y que se adscribiera a Patrimonio”, cuenta García de la Torre. Y es que desde que se descubren los primeros restos que hacen pensar que hubo una Sinagoga en lo que entonces se tenía por una ermita hasta que se toma conciencia de la importancia del templo judío, el empeño de todas esas personas no cejó.

“Y no es hasta 1878 cuando se toma conciencia de esa importancia”, de tal manera que es entonces cuando se lucha por la intervención de la Comisión de Monumentos y la Real Academia de la Historia, como los dos organismos donde se planta esa batalla para que sea reconocida la Sinagoga.

“Los artículos que se publicaban en la época en periódicos por parte de Enrique Romero de Torres sirven también para dar la voz de alarma”: La Sinagoga en peligro se titulaba uno de ellos y “es entonces cuando se empieza a dar respuesta a la necesidad de recuperación y conservación” del monumento.

“La lucha de estas personas, su interés, empeño y constancia hacen lo imposible porque se consigan librar los fondos económicos para la restauración”, se detalla en la documentación histórica al respecto. Y ese empeño y esfuerzo continúan hasta que en 1916 “Enrique Romero de Torres consigue que la Sinagoga quede bajo la custodia y la tutela de la Comisión de Patrimonio”. Es el objetivo conseguido de una lucha que comenzó su propio padre en el siglo anterior y que ahora se reconoce como clave para la preservación del singular monumento de la Judería cordobesa que ha llegado hasta nuestros días.

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