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Sánchez Rosillo y Andrés Trapiello: amistad y poesía

Eloy Sánchez Rosillo, Elena Medel y Andrés Trapiello. MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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Los dos escritores conversan en la Capilla de san Bartolomé, en la Facultad de Filosofía y Letras

A pesar de sus respectivos y poderosos yo propio de los escritores, los poetas Eloy Sánchez Rosillo y son amigos. Amigos especiales unidos por otros amigos especiales que además están muertos. Como Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado, referentes que les unen y con los que criban también sus círculos próximos. “Si alguien te dice que no le gusta Juan Ramón es como si te dice que odia a Shakespeare: mal vamos”, dejó caer ayer Sánchez Rosillo, dejando asomar un yo con las ideas muy claras. Se encontraba con Trapiello, compartiendo una mesa en la capilla mudéjar de San Bartolomé, frente a un público que abarrotaba la sala para oírles hablar en este encuentro organizado por Cosmopoética.

Eloy Sánchez Rosillo y Andrés Trapiello son buenos amigos. Sobre el papel, su amistad comenzó a sellarse en 1984 cuando el primero publicó Elegías, editado por el segundo. “Pero antes ya éramos amigos”, reconoce Eloy, “tenemos una amistas que va más allá de la poesía”. El arte que ambos cultivan tiende a encerrarse en sí mismo en círculos cada vez más estrechos. “Además, la poesía está muy relacionada con los lugares, momentos e idiomas

en que se desarrolla“, añade Trapiello. Esos hechos, que tienden a hacer un poco más hermética la vida del poeta se ve compensada por la búsqueda de una confraternización entre iguales que ofrezca una alegría por compartir, un estímulo, un acicate. ”Cuando pienso en mi amistad con Eloy y media docena de poetas más pienso que tiene que ver con eso“, añade Trapiello.

A Andrés le recuerda a algo que escribió Nietzsche: “Nosotros, los solitarios”. A Trapiello esa expresión que parece contradictoria en sí misma le gusta. “Me recuerda que hay una mancomunidad de solitarios que pueden llegar a relacionarse para dejar de sentirse solos pero sin romper con esa soledad”, prosigue Trapiello,

Eloy le añade: “Es fundamental el diálogo, incluso con los poetas muertos. De hecho es más fácil, porque el ego le hace a los poetas no querer saber nada de los poetas vivos”, dijo con sorna.

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