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Ramin Jahanbegloo: “Preservar el paradigma de Córdoba garantiza la paz”

Ramin Jahanbegloo. | ÁLVARO CARMONA

Manuel J. Albert

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Hace cuatro años, el filósofo iraní y profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Toronto, Ramin Jahanbegloo (Teherán, 1956) acuñó el término paradigma de Córdoba para sintetizar la idea de que era posible la convivencia entre las principales religiones y culturas de raíz monoteístas: judaísmo, cristianismo e islam. Su propuesta recordaba los momentos en los que en la ciudad andaluza convivieron los tres cultos de Abraham que preservaron y recuperaron las raíces clasícas griegas y romanas del Mediterráneo. Todo ello convirtió a Córdoba, durante el siglo X, en la principal capital del saber en Europa. Hace unos días, el profesor Jahanbegloo visitó de nuevo la ciudad, invitado por la Universidad de Córdoba para, impartir el curso sobre No Violencia y resistencia civil. Y ello, justo cuando Israel intensificaba su campaña de bombardeos e iniciaba la invasión terrestre de la franja de Gaza, dejando centenares de muertos, la mayoría civiles.

PREGUNTA. Hablar del paradigma de Córdoba cuando hace días que Gaza está siendo bombardeada resulta...

RESPUESTA. No es para nada extraño hablar del paradigma de Córdoba mientras se bombardea Gaza. No es extraño en absoluto. De hecho es necesario, siempre ha habido guerras y por eso es necesario tener presente más que nunca este paradigma: para resolver los conflictos, para buscar un entendimiento mutuo más allá de los estereotipos, para crear un sistema de reciprocidad mutua entre las culturas.

Hablar del paradigma de Córdoba mientras se bombardea Gaza no es extraño en absoluto. De hecho es necesario

P. ¿Cuáles son las coincidencias y diferencias entre la Córdoba del siglo X y la Jerusalén del siglo XXI?

R. No hay tantas diferencias, en realidad. De hecho, hay una gran similitud porque los prejuicios que había entonces existen todavía hoy. Y en aquel entonces, como pasa actualmente, hay personas a ambos lados que buscan el diálogo. Podemos encontrar un Maimónides y un Averroes en la Jerusalén de hoy en día.

Para llegar a una victoria real a largo plazo hay que hablar bajito como lo hacía Gandhi o Martin Luther King

P. Pero parece que siempre se oye mucho más a los que abogan por endurecer el conflicto que los que buscan el diálogo para resolver los problemas.

R. Los ignorantes, los hooligans, los dictadores siempre hablan más alto. Pero para llegar a una victoria real a largo plazo hay que hablar bajito como lo hacía Gandhi o Martin Luther King.

P. ¿Hay más miedo o hay más ignorancia?

R. El miedo y la ignorancia están vinculados. La ignorancia crea el miedo; el miedo lleva al odio; el odio empuja a la venganza y la venganza cae en la violencia. Para evitar ese ciclo hay que educar a los ciudadanos, al pueblo. Y en buena medida eso es tu trabajo como periodista, es una labor en la que la prensa juega un papel clave.

Podemos encontrar un Maimónides y un Averroes en la Jerusalén de hoy en día buscando el diálogo

P. ¿Y cuál es el rol de la religión?

R. Creo que hay una visión unidimensional de la religión, pero la religión tiene varios aspectos, no solo el teológico o de las leyes, también tiene una parte de ética. Y esa ética es espiritual. Gandhi defendía la espiritualización de la política en el sentido de llevar la ética a la política. La religión no tiene que verse solo desde la óptica de los fanáticos o de la teología, sino desde el punto de vista ético que aporta. En este sentido, las personas religiosas pueden ser muy útiles en estos procesos porque comprenden el concepto de paz, porque comprenden el concepto de no violencia y comprenden cómo las personas pueden estar interconectadas. Y a eso debemos de apelar. La religión, como el arte o la filosofía, es una parte fundamental de la civilización humana. Pero hay una parte de ella que es el fanatismo y el fanatismo no es sino una parte malvada del ser humano. Tenemos que reemplazar esa parte malvada por la parte espiritual.

La ignorancia crea el miedo; el miedo lleva al odio; el odio empuja a la venganza y la venganza cae en la violencia. Para evitar ese ciclo hay que educar a los ciudadanos

P. Los seres humanos siempre buscamos símbolos que resuman los conceptos en una imagen, en una sola idea, ¿es la Mezquita de Córdoba un resumen, un símbolo de cómo pueden congeniar distintas civilizaciones y formas de ver el mundo?

R. Por supuesto, absolutamente, yo siempre he hablado de la Mezquita -pero me gusta llamarla Mezquita Catedral- y sí, es un símbolo de ese territorio común en el cual no se lucha. Y se ha llegado a una especie de acuerdo entre dos religiones abrahámicas en un ejemplo -no solo desde el punto de vista arquitectónico, sino político y social- de cómo se puede llegar a un acuerdo común y a compartir ese espacio.

La religión no tiene que verse solo desde la óptica de los fanáticos o de la teología, sino desde el punto de vista ético que aporta

P. Pero desde hace años, y especialmente en los últimos meses, se ha intensfificado el debate en la ciudad sobre cómo la Iglesia ha cambiado la forma de contar la historia del edificio reduciendo al mínimo el pasado y esencia andalusí del templo. Para empezar, únicamente lo llama catedral. ¿A qué cree que puede deberse esa forma de cambiar la visión de un edificio como este? ¿Es miedo, es ignorancia?

R. ¿Ignorancia? ¿Miedo? Bueno yo creo que más que todo eso son prejuicios, creo que nosotros -y cuando hablo de nosotros me refiero al ciudadano de Córdoba y a la gente que se siente cercana a Córdoba, como yo- tenemos que revivir la memoria de esta armonía de comunidades que se dio una vez en Córdoba. Tenemos que preservar esa memoria, aunque sea solo una forma de preservar también la armonía y la paz del futuro. Pienso que hay muchos retos actualmente que están causados por prejuicios y estereotipos que producen fobias como la islamofobia, la fobia a los terroristas... Tenemos que ir más allá de eso para llegar a una paz y a una armonía auténticas.

La Mezquita-Catedral es un símbolo de ese territorio común en el cual no se lucha

P. En las últimas elecciones europeas hubo un fuerte aumento de los partidos de extrema derecha antieuropeos y xenófobos. ¿Estamos repitiendo los mismos errores del pasado en este continente?

R. Creo que este alzamiento de la ultraderecha en toda Europa puede ser algo muy problemático pero lo que está sucediendo es que se están buscando chivos expiatorios; alguien a quien echarle las culpas de todo lo que sale mal en vez de pensar en los problemas económicos o en el paro o la emigración. Se busca un enemigo externo al que se señala como razón de todo lo malo que pasa. De la misma forma que hizo Hitler con los judíos o Franco con los comunistas. De esta forma se crea un nuevo estereotipo, una nueva fobia, un nuevo miedo. Y precisamente de eso trata el paradigma de Córdoba, de crear nuevos supuestos públicos que puedan llevar al diálogo; un diálogo que nos lleve más allá de ese estereotipo, de ese miedo y ese chivo expiatorio. Solo de esta forma podrá Europa preservar el legado que tiene de crear armonía entre distintos grupos religiosos, sociales y multiculturales. Y esa es la única manera que tiene la Unión Europea de sobrevivir.

Tenemos que revivir la memoria de esta armonía de comunidades religiosas que se dio una vez en Córdoba

P. Hace un año fue elegido un nuevo Papa que parece tener unas ideas aperturistas, más abiertas y dialogantes. ¿Cree qué el papa Francisco puede jugar un papel importante en este nuevo mapa político que se está dibujando en Europa?

R. Por supuesto, creo que puede tener un papel crucial. Hoy, a nuestro mundo, le faltan más voces morales. Gente como el Papa, como el Dalai Lama, como activistas políticos, que no haga ruido, sino que de información a la gente. Esas personas pueden llegar a crear una diferencia fundamental, increíble y enorme. Por ejemplo, hablando en contra de la violencia, de la guerra. De la misma forma que lo hizo antes Juan Pablo II criticando la pobreza y las guerras, intentando resolver el conflicto palestino-israelí. Y el Papa Francisco no es solo importante para los católicos que serían los que le escucharían en un principio, sino a todo el mundo porque es una voz del sentido común y hay muy poca gente que hable con sentido común hoy en día.

Si Europa no preserva el legado que tiene de crear armonía entre distintos grupos religiosos, sociales y multiculturales, no va a sobrevivir

P. ¿Y qué queda de la Primavera Árabe? En el Magreb y en Oriente Próximo han cambiado regímenes, algunos se han abierto otros siguen siendo dictaduras. Y hay ejemplos dramáticos como la guerra en Siria.

R. Los retos y los problemas que hay ahora mismo en Oriente Medio no son solamente el resultado de la Primavera Árabe sino de una serie de problemas políticos. Estas revoluciones han sucedido sin que se haya dado una revolución de los valores. Eso lo vemos en Túnez, en Libia. Y en Siria, los problemas sectarios que había antes de la guerra siguen presentes. Lo que Oriente Medio necesita ahora mismo son soluciones reales de sus problemas, necesitan salir del sectarismo, resolver sus problemas de pobreza, resolver los conflictos en las relaciones entre las religiones. Y para eso, lo que hace falta es un proceso de pacificación, crear espacios de diálogo para que puedan dialogar todos con todos: los judíos con los árabes, los partidos políticos como los Hermanos Musulmanes, en Egipto, con el Ejército que gobierna el país. Si no, lo que vamos a hacer es pasar del caos al caos. Los líderes políticos han demostrado ya que no son capaces de resolver estos problemas porque solo piensan en cambiar la superficie con la ayuda de la Unión Europea o de Estados Unidos y no están trayendo nuevos valores verdaderamente revolucionarios que cambien los viejos valores que hay erradicar.

El Papa Francisco no es solo importante para los católicos , sino para todo el mundo porque es una voz del sentido común y hay muy poca gente que hable con sentido

P. Parte de las raíces de Córdoba vienen de Oriente Medio. Los Omeyas procedían de Siria. Y las religiones judía y cristiana tienen su origen de Oriente Medio. ¿Puede el paradigma de Córdoba que usted reivindica inspirar una solución para esta zona del mundo? O tal vez sea una propuesta un poco romántica...

R. No es romántica en absoluto. Por supuesto que el paradigma de Córdoba puede ayudar al diálogo porque demuestra varias cosas. En primer lugar, no puede hablarse de paz sin diálogo y no puede haber diálogo con miedo. En segundo lugar, vivimos en una casa común. Los judíos y los musulmanes juntos viven en la misma casa. Y cuando vives en la misma casa y esta se incendia no sales corriendo sin ayudar a tu hermano, primero le ayudas a él.

Lo que Oriente Medio necesita ahora mismo son soluciones reales de sus problemas, si no, lo que vamos a hacer es pasar del caos al caos

Tenemos que entender que, para vivir en la misma casa, tenemos que ayudarnos los unos a los otros. Y hay una última razón, pero no por ello menos importante, en la importancia del paradigma de Córdoba: y es que puede enseñar al mundo que existe un islam no violento. Tanto en Córdoba como en el sureste asiático ha existido una tradición de islam no violento que cree en la paz; los musulmanes tienen que conocer y comprender que tienen una herencia de no violencia. Y solo de esa manera se puede comparar lo que enseña esa herencia no violenta con las enseñanzas de grupos como Al Qaeda o ISIS.

El paradigma de Córdoba puede enseñar al mundo que existe un islam no violento

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