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Jane descubre los jardines escondidos de un obispo del siglo XVIII

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Alfonso Alba

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La tercera edición de los Paseos de Jane arrancan en Córdoba con un descubrimiento: el único jardín laberinto de Andalucía, que se conserva en la antigua Granja del Estado, hoy sede del Ifapa

Jane Jacobs siempre sorprende. Esta mañana, ha descubierto a un centenar de personas un lugar de Córdoba que no habían visto jamás y que además está a punto de convertirse en Bien de Interés Cultural (BIC), un conjunto de dos jardines único en Andalucía y que además es obra de un obispo de Córdoba del siglo XVIII al que se debe que hoy la ciudad acoja uno de los centros más avanzados de España en innovación agroganadera. Pero antes el paseo.

Cerca, muy cerca del Guadalquivir (tanto que hace cuatro años el río sacó sus escrituras y lo puso todo perdido de lodo) crecen desde hace tres siglos los que hoy por hoy son los únicos jardines con forma de laberinto de Andalucía. “En España habrá otros cuatro o cinco”, explicaba el guía de este sorprendente Paseo de Jacobs, Pepe González Arenas, que es científico del Ifapa y divulgador, precisamente, del lugar en el que crecen estos jardines: la Alameda del Obispo, también conocida como la Granja del Estado.

El laberinto, que está a punto de convertirse en Bien de Interés Cultural por su importancia, está hoy un poco más asilvestrado de lo que debería por culpa de los recortes económicos. Hasta hace poco, tres jardineros cuidaban de él. Hoy hay uno, y encima está de baja, como bromeaba el guía de este paseo que descubrió a un centenar de asombradas personas un rincón cordobés “con un microclima” diferente. Pero no es el único. Antes de alcanzar el jardín laberinto está el de Tobías, con una fuente central con una estatua que también hace tres años quedó sepultada por el lodazal que trajo la crecida del Guadalquivir. Los dos jardines están separados por un corredor, sombreados por una espectacular parra y adornados con el escudo del obispo de Córdoba que los mandó construir: Martín de Barcia.

Al igual que sus jardines y el rincón de tecnología que hoy es el Ifapa, este obispo de Córdoba también es un gran desconocido. Por no tener, no tiene ni entrada en la Cordobapedia, donde lo único que consta es que fue obispo entre 1756 y 1771. En su paseo, Pepe González Arenas explicó, antes de nada, que la finca es propiedad de la Iglesia desde que Alejandro VI (Borgia) era Papa, cuando resolvió en su contra una disputa contra la Casa de Guzmán. Desde entonces, el lugar se convirtió en el rincón de ocio y recreo de los obispos de Córdoba, el sitio al que se retiraban para descansar o respirar. Y el que más lo aprovechó fue precisamente Martín de Barcia.

Además de un jardín laberinto que hoy día hace las delicias de las excursiones de niños que acuden a conocer el Ifapa, Martín de Barcia mandó sembrar y cultivar en la Alameda del Obispo más de 40 variedades distintas de árboles frutales. ¿Para qué? Para suministrar a los hospitales cordobeses, ya que el obispo era un convencido de que una dieta rica en piezas de fruta variada era algo más que un estimulante para la salud. “Un adelantado a su tiempo”, explicaba Pepe González Arenas.

Tan adelantado fue que así fue como la Alameda del Obispo se convirtió en el germen de lo que hoy es: un centro de innovación y experimentación tecnológica en la que trabajan docenas de científicos con el objetivo de trasladar sus avances al campo andaluz. Hoy, en la Alameda del Obispo se trabaja en más de 70 proyectos de investigación que una vez concluidos trasladarán sus avances directamente al agricultor y al ganadero, en un lugar que le debe su nombre y su espíritu a un obispo de Córdoba.

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