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La historia de un vínculo a través del Gran Capitán

Rafael Ávalos

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La Caridad está acompañada por el Tercio Primero de la Legión desde 1952, después de que un año antes se le nombrara hermano de honor por la relación con la cofradía del noble montillano

Tras un cristal, en una vitrina, se encuentran dos dalmáticas de los Reyes Católicos. Son réplicas exactas de las originales, que se hallan en Granada. Más adelante, en el pasillo, junto a uno de los armarios en que se guardan documentos y archivos de tiempos pretéritos, se alza un guión de los mismos monarcas. También se trata de una fiel copia del existente en la catedral de la ciudad nazarí. La Historia se da cita en cada rincón. Es la Casa de Hermandad de la Caridad, situada junto a la iglesia de San Francisco y San Eulogio. Desde el templo fundado por Fernando III el Santo, en su origen como convento de San Pedro el Real, sale cada Jueves Santo la citada cofradía. Lo hace en compañía de miembros del Tercio Gran Capitán, primero de la Legión. Esa estación de penitencia es quizá una de las más populares de la Semana Santa cordobesa. Es el legado de un vínculo cuyas primeras páginas se escriben en el siglo XV.

En la Casa de Hermandad, también existe un banderín del citado Tercio, con sede en Melilla. Es, en modo alguno, una representación de la relación entre la hermandad y la Legión, sin cuya presencia quizá no se entendería de la misma manera un día como el que se vivirá hoy. No son pocos cuantos esperan en las calles de la ciudad el paso del Señor de la Caridad y de los legionarios. Pero esa unión no sólo lo es para la estación de penitencia y tiene además un significado histórico importante. Si bien se refundó en 1939, es decir, hace 75 años, la cofradía cuenta con pasado mucho más lejano. Fue en el siglo XV, con variación en la fecha según el estudioso, cuando apareció. Lo hizo en el Hospital de la Caridad, el actual Museo de Bellas Artes -en la plaza del Potro-, con la idea de ayudar a los más desfavorecidos. Entonces, no había procesión alguna; no queda constancia al menos.

Por aquellos tiempos, el trabajo de la hermandad resultó tan destacado que recibió grandes beneficios por parte de los Reyes Católicos. Los de Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón son sólo parte de los muchos nombres que se ligan a la amplia Historia a la amplia historia de la Caridad. Entre ellos, los de varios monarcas como Juana I, Carlos I o Felipe II. Pero quizá resuene con mayor intensidad el de un noble nacido en Montilla llamado Gonzalo Fernández de Córdoba. El Gran Capitán formó parte de la cofradía. En esa circunstancia se halla el origen de un vínculo que nació en 1951, cuando el Tercio que lleva su nombre se convirtió en hermano de honor de la corporación. Un año después, la relación se dejó ver en las calles de Córdoba.

Fue en 1952 cuando los legionarios empezaron a acompañar al Señor de la Caridad en sus salidas procesionales, que se mantiene gracias a un compromiso sellado ya en la década de los noventa. Por medio de un documento de dicha época se buscó que el vínculo quedara reforzado, después de que en 1995 y 1996 faltara la presencia del Tercio Gran Capitán, algo que sin embargo se volvió a dar en 2009. Esa situación se dio por motivos presupuestarios del Ministerio de Defensa. Pero más allá de aquellos días en que no se vivió lo que normalmente sucede cada Jueves Santo, está el nexo entre la cofradía y el cuerpo militar con sede en Melilla. El hermano mayor de la corporación cordobesa explica que “surgió todo porque el Gran Capitán fue hermano de la cofradía y esa vinculación se quería llevar a la actualidad y realizar un pequeño homenaje, así que la idea fue hacer hermano de honor al Tercio Gran Capitán”.

Es lo que, como se relató anteriormente, ocurrió allá por 1951. A día de hoy, se trata de una tradición con la que, a la fuerza, se reconoce a la Caridad. “Esa vinculación no se puede negar ni evitar, es un sello de la hermandad”, señala Emilio León, que además asegura que es “un orgullo” que así sea. “Creo que es algo que hay que mantener, ya que no sólo es algo profesional, sino también sentimental”, cuenta. No en vano, indica que son muchos los que repiten la experiencia de caminar por las calles de Córdoba. Con todo, no es ése el único signo de la relación, que se hace palpable también cada 20 de septiembre, día en que se conmemora la fundación de la Legión. A la celebración es invitada una comisión de la cofradía, formada por miembros de la Junta de Gobierno. Es una parte más de una historia común, que también se tiene una representación permanente en Melilla, por medio de un guión entregado por la hermandad al Tercio Primero. Lo que cada Jueves Santo se ve en la ciudad no es más que un vínculo cuyo origen se puede tener en la figura del Gran Capitán.

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