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López Busquets: “En el mundo árabe, Córdoba sigue viva”

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Manuel J. Albert

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Eduardo López Busquets atiende a CORDOPOLIS justo antes de que comience el maremágnum. Estamos en el parador de La Arruzafa y el director de Casa Árabe ha citado allí a unos 150 activistas de la oposición moderada siria al régimen de Bachar Al Asad. El país, pieza clave de Oriente Próximo, vive sumido en una feroz guerra civil desde hace casi tres años en la que han perdido la vida más de 150.000 personas.

López Busquets (Valencia, 1957), diplomático de carrera, ha sido el encargado de coordinar, junto con la Universidad de Córdoba, este encuentro en la antigua capital omeya, hermanada a su vez con la capital siria, Damasco. Un paso previo para que la miriada de grupos encuentre un discurso común con el que sentarse a la mesa de negociación real que este mes se celebrará en Suiza -en una reunión llamada Ginebra 2- y que les sentará cara a cara con la gente del Gobierno sirio.

PREGUNTA. Córdoba es una ciudad simbólica para los árabes y especialmente para los sirios.

RESPUESTA. Córdoba es un lugar ideal para este tipo de diálogos porque tenemos una historia común y posiblemente algunas de las obras artísticas más potentes del conjunto del mundo islámico. No es solo una visión romántica del Al-Andalus hace 1.000 años, sino que tenemos unas condiciones prácticas específicas que permiten y facilitan el diálogo.

P. En el mundo de la diplomacia, ¿estos elementos simbólicos son importantes?

R. Son muy importantes cuando uno aborda el mundo árabe. Cuando vengo a Córdoba acompañando a algún dignatario árabe, me encuentro con que ya ha estado en Córdoba pero no lo ha interiorizado, no hay una narrativa de Córdoba. Uno de los temas que hay que superar es la noción objetiva de que Córdoba llama por sí sola. No. Hay que construir, hay que trabajar y hay que hacer una serie de esfuerzos para poner en valor esos activos. Por eso, nosotros sacamos hace tres meses el número de Awraq [revista de análisis y pensamiento sobre el mundo árabe e islámico contemporáneo, editado por Casa Árabe] dedicado a la relevancia actual de lo que pasó hace 1.000 años en Córdoba. Cuando uno visita el Museo de Arte Islámico de Doha, en Catar, te das cuenta que se busca una conversación museística con Medina Azahara. Es decir, la parte del arte islámico español que exhibe está jugando con Medina Azahara. Si en Medina hay siete capiteles, allí hay siete; si hay un cervatillo en Medina, pues en Catar también. Esto es realidad, no mito. La relevancia de Córdoba sigue viva en términos intelectuales pero también económicos y turísticos.

Uno de los temas que hay que superar es la noción objetiva de que Córdoba llama por sí sola. No. Hay que construir, hay que trabajar y hay que hacer una serie de esfuerzos para poner en valor esos activos

P. Me sigue llamando la atención el uso que puede hacer un diplomático de todo ese legado. Entiendo el diálogo que pueden establecer los museos, pero me sigue sorprendiendo que todo ese legado pueda servir para ayudar en una negociación como la interna de la oposición siria.

R. El caso de esta reunión es un poco atípico porque se desarrolla en el parador de la Arruzafa, en un contexto algo más aislado por cuestiones de seguridad y de comodidad. Pero en otras reuniones que ha organizado Casa Árabe en Córdoba, los enclaves de la ciudad juegan un papel muy importante. Por ejemplo, en el seminario que tuvimos en el mes de diciembre sobre liderazgo -dentro de la metodología del Aspen Institute de Estados Unidos-, supuso alojar durante 48 horas a jóvenes líderes del mundo empresarial, político y de los medios de comunicación de países del norte de África y de Oriente Próximo en hoteles del centro, justo en frente de la Mezquita. Durante dos días estuvieron trabajando a 100 metros de la Mezquita y cuando querían liberarse o interactuar entre ellos, tenían la propia Casa Árabe o toda el barrio de la Judería. Por otro lado, como son reuniones discretas, sin una dimensión pública en sí mismas, la gente pasa completamente desapercibida. Córdoba es maravillosa en ese sentido. Por otro lado, la Casa Árabe es muy plástica. Tiene un auditorio con capacidad para 100 personas que se puede modificar para hacerla una sala de discusión de 40 personas; y hay otra sala con unos frescos del siglo XV muy emotivos porque son la representación de la vinculación entre las estructuras de diseño islámicas y algunas imágenes cristianas.

La relevancia de Córdoba sigue viva en términos intelectuales pero también económicos y turísticos

P. Las 150 personas que han venido a Córdoba lo hacen desde puntos muy distintos del mundo.

R. Hay un gran movimiento de refugiados en Siria y también dentro de ella. Alepo, Homs, son ciudades muy castigadas. Pero también se han dado muchas deserciones de grupos que antes estaban en el Gobierno o de grupos étnicos y sociales que apoyaban al Gobierno y que tratan de salir y suelen concentrarse en regiones cercanas. En el caso de Siria, además, hay una realidad geopolítica regional muy fuerte con apoyo de zonas emergentes a las distintas fuerzas. Turquía es un país emergente que ha tratado de ejercer cada vez más influencia, aunque últimamente está cada vez más limitado. Pero Catar, con su potencia de hidrocarburos, trata de ejercer cada vez más influencia. Lo mismo se puede decir de Emiratos Árabes o Arabia Saudí. Y hay una relación dialéctica compleja entre ellos.

Hay que darse prisa para que no haya un deslizamiento del conflicto hacia esa radicalidad de Al Qaeda

P. ¿Los representantes de la oposición que han venido a Córdoba proceden de estos países que ejercen influencia?

R. Aproximadamente, hay un 33% que viene de la propia Siria; y las dos terceras partes restantes vienen mayormente de Jordania, Turquía o los países del Golfo. Los sirios son tradicionalmente una élite intelectual en el mundo árabe. Siria se ve a sí misma como el embrión de la Gran Siria que hoy sería todo el Oriente Próximo. Los sirios han sido intelectualmente un pueblo muy potente desde la época de los omeyas y siguen siéndolo en la actualidad. Así que, cuando se exilian o se van del país, suelen terminar ocupando posiciones relevantes en institutos, think tanks o universidades.

P. Entonces, ¿el nivel académico y de representación en Córdoba es alto?

R. Si, por ejemplo, viene un analista de Estados Unidos que es el autor de uno de los libros más conocidos y reputados sobre el régimen actual sirio. Viene gente de Australia, Europa, países nórdicos...

P. ¿Cuál es la intención de la comunidad internacional con respecto a Siria?

R. Lo principal es evitar que suceda lo mismo que en Irak, donde se adoptó una decisión absolutamente errónea y donde se hizo lo que estaba clarísimo que no se debía hacer: desmantelar las estructuras políticas y administrativas del Estado. En Siria hay un Estado pero hay zonas que no están ocupadas por éste. El Estado tiene otros problemas. Está controlado por una minoría alauita y que cuenta, por un lado, con el apoyo de la burguesía suní, pero también con el de las minorías cristianas, temerosas de la irrupción del islamismo más extremo. Es decir, dentro del régimen hay una oposición moderada y tolerada. Y esa tolerancia obedece, por un lado, a la necesidad de tener integrado a estos grupos en la propia argamasa del Estado. No todos los alauitas son pro régimen: aquí en Córdoba han venido alauitas. En la tolerancia, también prevalece un elemento de sostenibilidad: no podemos mantener un régimen de esta manera si no lo abrimos a más gente. Esas son las explicaciones. Así que, por un lado, hay un Estado con el que la oposición puede interactuar, pero hay zonas que no son controladas por el Estado. Todo eso es lo que hace complicada una reunión como esta. Podíamos haber contado con una representación adicional muy potente pero habría colapsado porque no todo el mundo estaría de acuerdo con su presencia.

Los sirios han sido intelectualmente un pueblo muy potente desde la época de los omeyas y siguen siéndolo en la actualidad. Así que, cuando se exilian o se van del país, suelen terminar ocupando posiciones relevantes en institutos, think tanks o universidades

P. Está España apoyando a la oposición abiertamente.

R. Cuidado que aquí puede haber un problema de percepción que no es correcto. España no se posiciona con la oposición moderada. España está en un ejercicio de negociación política cuyo marco es claramente Ginebra 2, que sí incluye al régimen de Al Assad. Ese es el gran cambio.

P. ¿Alguna vez se pensó en sentar aquí a representantes del gobierno sirio?

R. No, porque en el juego de la comunidad internacional -y por esos activos que comentábamos antes que tiene Córdoba- a nosotros nos tocaba gestionar esta parte. Pero la posición de España no es una posición de alineamiento con la oposición moderada en contra del Gobierno sirio; es una posición constructiva en una situación actual donde la presencia de los rusos determina esa sostenibilidad del régimen sirio. Hay muchos periodos de transición parecidos. Sin que tenga que pasar eso, recuerdo la manera en que se democratizaron Alemania y Japón tras la Segunda Guerra Mundial, manteniendo estructuras del Estado anterior.

Todo lo que sea generar consenso es bueno, todo lo que sea polarizar puede ser muy peligroso

P. ¿Se puede democratizar siria manteniendo al partido Baaz de Al Asad?

R. Lo relevante de esta situación es que en reuniones como esta te puedes encontrar con personas que han sido muy relevantes dentro del régimen, como el director general de la Televisión Siria hace unos años y que ahora está en Córdoba.Y este señor que acaba de pasar era el vicegobernador de Damasco. Otro que hay por ahí era el de Alepo. Esto es lo que sucede cuando tienes una guerra civil: la gente opta, o le toca optar, por un bando por las circunstancias que sean. Eso es lo que hace que los regímenes colapsen: la desafección de algunos de sus integrantes.

P. ¿Se puede convertir Siria o el resto de países en conflicto en estados fallidos?

R. Hay un debate desde el final de la Primera Guerra Mundial, cuando se delimitaron las fronteras de la zona, en si aquellos países eran estados o solo uniones tribales con banderas. Ese debate no está zanjado, pero hay unas realidades estatales que vienen de la época otomana y anteriores que hacen diferentes a los países. El que haya fronteras lineales obedece a que son zonas desérticas con tribus distintas y entremezcladas, pero está claro que Siria es un país con una tradición y una historia. Hay quien considera que es una historia común con Líbano e incluso con Palestina, pero son realidades nacionales. Y son estados con estructuras. La Constitución siria es una de las pocas que no reconoce al islam como la religión oficial; es un régimen laico pero las estructuras de gestión de la relación entre mayorías y minorías tribales tiene 300 años.

Lo principal es evitar que suceda lo mismo que en Irak, donde se adoptó una decisión absolutamente errónea y donde se hizo lo que estaba clarísimo que no se debía hacer: desmantelar las estructuras políticas y administrativas del Estado

P. En un conflicto como el sirio, la presencia de Al Qaeda en el terreno, que es el enemigo común para un sector de la oposición y el propio régimen, ¿puede redefinir la negociación?

R. Más que eso, redefine el calendario. Hay que darse prisa para que no haya un deslizamiento del conflicto hacia esa radicalidad.

P. ¿Facilitaría esa premura el diálogo en la mesa de negociación?

R. Sí, creo que intensificará el calendario.

P. Porque hay miedo real de que Al Qaeda ocupe zonas importante.

R. El problema de Al Qaeda es que genera sus propias fuentes de financiación y que no las controla nadie. Vienen de productos de la extorsión, de tráficos ilegales de todo tipo, de la política del miedo... Por ejemplo, hace unos días recibimos el telegrama de un señor de un país del golfo diciendo que no podía acudir a la reunión de Córdoba a pesar de tener billete y visado. Y no podía por razones administrativas. Éstas pueden ser sencillamente que alguien en ese país ha dicho este señor no va. Hay una serie de países que dan residencia a una serie de fuerzas sirias, esperando que de aquella a la que apoya surja el próximo presidente de Siria. Pero esas fuerzas son controlables a partir de una conferencia internacional.

La posición de España no es una posición de alineamiento con la oposición moderada en contra del Gobierno sirio; es una posición constructiva en una situación actual donde la presencia de los rusos determina esa sostenibilidad del régimen sirio

P. Al igual que hay un Ginebra 2, ¿tendremos un Córdoba 2?

R. No, pero sí una gran cantidad de cursos de formación y reforzamiento institucional de esos países. Es decir, no tendremos una reunión de 150 activistas, pero tendremos una especie de Córdoba 2 como cursos de formación y reuniones específicas ligadas al conflicto sirio. Si Ginebra 2 es un éxito -y esperamos que así lo sea y se establecen unos parámetros de transición que dé lugar a un nuevo marco político- habrá que explicar cosas tan básicas como los sistemas de voto, diseñar un reforzamiento judicial, exigir normas de transparencia. Como se hizo en la transición española, cuando las formaciones socialdemócratas y democristianas contribuyeron a formar a nuestros líderes. Y hay quien dice que no solo formaron a nuestros líderes, sino que transformaron las propias estructuras. El partido socialdemócrata alemán eligió a una parte dentro del PSOE y esa fue la que después asumió la posición que todos conocemos. Y podemos estar ante un modelo de esas características: una transición como la española pero con la diferencia de que hay ejércitos armados y lógicas distintas. Porque en España se llamaba mucho al consenso y en los países árabes se llama a la polarización extrema. Todo lo que sea generar consenso es bueno, todo lo que sea polarizar puede ser muy peligroso.

P. ¿Y en qué lado del péndulo estamos?

R. Aquí en Córdoba y mientras siga viva Ginebra 2, el péndulo tiende al consenso. Lo que pasa es que todos lo que quedan fuera de ese consenso están más libre de tratar de ser disruptivos. La imagen puede ser caleidoscópica, pero estamos más cerca del consenso que hace tres o cuatro meses.

El problema de Al Qaeda es que genera sus propias fuentes de financiación y que no las controla nadie. Vienen de productos de la extorsión, de tráficos ilegales de todo tipo, de la política del miedo...

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