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Media sonrisa final en un partido puro de Segunda

Iago Bouzón celebra el gol ante el Alavés. FOTO: MADERO CUBERO

Paco Merino

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Un gol de Iago Bouzón permite al Córdoba agarrar un punto en un duelo con tintes pendencieros ante un solvente Alavés

Pudo ser mejor. También pudo ser peor. Decir que el Córdoba mereció ganar el partido quizá sea decir demasiado. Expuso más, como es lógico. Es lo que correspondía a un equipo que jugaba en casa y peleaba por el liderato, además de la posibilidad real de alcanzar unos cuantos récords de esos que sirven para que los aficionados saquen pecho y comparen con tiempos pasados que no siempre fueron mejores. El intento blanquiverde se quedó a medias. El equipo de Villa amasó ocasiones suficientes como para sumar los tres puntos, pero por una u otra razón no acabaron concretándose. Pudo ser mejor. También el Alavés, saliendo a la contra y aprovechando que los anfitriones se habían lanzado a tumba abierta -con línea de tres atrás y con Strahman y Ayina al lado de Xisco-, gozó de un par de situaciones que acongojaron a la parroquia de El Arcángel. Pudo ser peor. Al final, media sonrisa. Un empatito al zurrón y a seguir modelando un estilo que debe reportar al Córdoba buenos réditos, siempre y cuando encuentre la forma de aumentar su productividad arriba. Los blanquiverdes siguen invictos. Los alavesistas continúan sin ganar. Y, sobre el césped, las diferencias son mínimas. Al menos, por lo que se pudo comprobar sobre el horrible piso del estadio ribereño.

Villa repitió el once que tan agradables sensaciones ofreció en las dos primeras jornadas. Hizo pleno de puntos y no recibió ni un solo gol. Para qué cambiar. Al Alavés eso le daba lo mismo. Traía su guión interiorizado, su rol perfectamente asumido. No tiene estrellas, ni jugadores que sobresalgan del resto por una u otra virtud. Son todos muy parecidos, como piezas intercambiables de una máquina diseñada con una función: sacar de quicio al adversario a través del orden y de una disposición agresiva, con presión cuando el contrario cruza la línea del mediocampo. No realizó el Alavés, como algunos pronosticaban, un homaneja al cerrojazo italiano. Se afanó por preservar su portería y eso, para un conjunto que llegaba sin conocer la victoria después de dos jornadas al campo de uno de los líderes de la categoría, no puede considerarse un pecado sino un ejercicio de coherencia. El Córdoba empezó dominante, con la intención de dirigir el ritmo del partido. Pero todo era una ficción. Los alavesistas se dejaban hacer. Permanecían mudos en lo que atañe al fútbol de ataque pero no renunciaban a decir la última palabra. Con dos delanteros natos, Ion Vélez y Borja Viguera, el Alavés creaba inquietud con Óscar Serrano y el ex blanquiverde Guzmán Casaseca en los flancos.

Después de unos primeros veinte minutos en los que el Córdoba pudo adelantarse con una acción entre Caballero y Pedro y un trallazo de Raúl Bravo, el estadio enmudeció ante una acción de pizarra que provocó el primer disgusto del curso para Mikel Saizar. En una falta lateral, Luciano se la puso a Mora para que éste peinara la pelota mandándola junto al palo. Poco antes, el meta tolosarra del Córdoba había repelido de forma angustiosa un remate desde cerca de Viguera. El Alavés se encontró con lo que el Córdoba buscaba. Hay distintos caminos para llegar al gol. Los vitorianos ya tenían un botín que defender y lo hicieron a conciencia, aguantando las acometidas de un Córdoba que encontró un estimulo extra en el aliento de un graderío predispuesto a la hazaña. A los de Villa, sin embargo, les costaba sacar limpiamente el balón. El exceso de tráfico en el centro del campo no encontró respuestas adecuadas en el Córdoba, que movía el balón hacia donde podía y no hacia donde quería. Un tiro de Caballero fue la última opción local antes de que llegara el intermedio. En el ambiente flotaban extrañas sensaciones.

La puesta en escena tras el descanso fue fulgurante. Arengado en la caseta, el Córdoba puso un plus de fogosidad combinado con unas formulas más claras para acosar la meta de Goitia. Presionó desde arriba y encontró, como parece que será muy habitual esta temporada, la llave para el gol en una acción de estrategia. A los cinco minutos, tras un saque de esquina, Abel colocó el balón en el corazón del área para que llegara a toda pastilla Iago Bouzón. El central de Redondela conectó un cabezazo brutal que se clavó en las redes y corrió hacia el fondo besándose el escudo de la camiseta. El gesto emocionó a la grada. Y un par de acciones absurdas, con balones que no se devolvían o se hacían de mala manera con cordobesistas tirados en el suelo, terminaron por encender los ánimos. El pleito entró en una fase barriobajera, con numerosos piques entre jugadores que se repartían estopa lejos del campo de visión del árbitro. Cada entrada era un clamor. En cada choque se pedía tarjeta. Arcediano Monescillo trató de salir del paso con gestos enérgicos y muchas amonestaciones verbales. La cosa, por fortuna, no pasó a mayores. Pero el pleito resultó áspero ya hasta la conclusión.

El Córdoba la tuvo para ganar en los pies de Xisco, que con toda la portería encima le pegó con toda la furia que le fue posible para dar con el balón en el cuerpo de Jaume, que andaba desesperado en la línea de gol como parapeto de un batido Goitia. Abel también pudo anotar el suyo y López Silva intentó su habitual vaselina, pero se le fue arriba. Villa se lo jugó todo. Metió a todo el arsenal atacante y no puso sobre el verde a Pacheco porque el chaval estaba en la grada y será presentado hoy. Pedro, hecho polvo por el esfuerzo, salió del terreno de juego. En los últimos estertores, un cansado Córdoba estuvo a punto de recibir una puñalada traicionera. Óscar Rubio estuvo a punto de aprovechar un resbalón de Saizar. Los aficionados se miraban entre sí. Daban por bueno el empate. Y así terminó el asunto.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA CF, 1: Saizar, Janse (Strahman, 69´), Iago Bouzón, Fran Cruz, Raúl Bravo; Pedro (Joselu, 74'), Luso (Ayina, 81'), Abel, López Silva, Caballero y Xisco.

DEPORTIVO ALAVÉS, 1: Goitia, Óscar Rubio, Luciano, Mora, Manu García, Jaume, Carlos Lázaro, Guzmán (Laborda, 84'), Óscar Serrano (Emilio Sánchez, 66´). Ion Vélez y Viguera (Álex Ortiz, 75').

ÁRBITRO: Arcediano Monescillo (Comité Castellano-Manchego). Amonestó al visitante Óscar Serrano.

GOLES: 0-1 (25') Mora. 1-1 (50') Iago Bouzón.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la tercera jornada de Segunda A, disputado en El Arcángel, con terreno de juego en malas condiciones. 9.521 espectadores en las gradas. Antes de comenzar el partido se guardó un minuto de silencio en memoria de Ignacio Eizaguirre, entrenador Córdoba en la temporada 1964-65, la mejor de la historia de la entidad, que finalizón con un quinto puesto en Primera División.

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