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Mariano Aguayo: “La partida del 2016 aún no ha terminado”

Redacción Cordópolis

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FOTO: MADERO CUBERO - VIDEO: VICTOR MOLINO

Mariano Aguayo es un abogado tuitero, algo que no se estila en su profesión. Cada mañana, muy temprano y esté donde esté, da sus buenos días particulares a través del hashtag #BOEcalentito. De esa manera, y siempre desde un punto de vista optimista, divulga a sus casi 1.200 seguidores correcciones al Plan Nacional de Contabilidad, una nueva zona de restricción aérea en Algeciras (lleva la defensa de los controladores aéreos que se pusieron en huelga en 2010) o los premios a los mejores aceites de oliva de España (la mitad cordobeses).

La entrevista se cierra a través de mensajes internos en Twitter después de que el mismo 24 de abril trascienda que el Tribunal Supremo ha dado un paso más en el proceso iniciado por Mariano Aguayo en “la injusticia del 2016”. A través de esta red social, Aguayo confirma que el Tribunal Supremo ha rechazado el recurso presentado por el Ayuntamiento de San Sebastián para impedir que Córdoba pueda seguir litigando contra la decisión del jurado de la Capitalidad Cultural. A través de Twitter, Aguayo también confirma que pasará tres horas por su despacho el jueves, en un viaje entre Madrid y Antequera. Tenemos entrevista.

PREGUNTA. Eres el abogado tuitero.

RESPUESTA. La verdad es que el Twitter me divierte mucho. Hemos hecho un mundo digital que está en medio de toda esta historia y que tiene una penetración tremenda en la sociedad. La gente no sabe hasta qué punto puedes penetrar en muchos temas de una manera absolutamente vertical y muy curiosa. Depende del tema que te interese y de las personas a las que quieras seguir y conocer. Twitter te lo pone sencillo. Es un instrumento que todavía hoy la gente desprecia, por desconocimiento o miedo a lo desconocido.

P. El Twitter es muy democrático y cercano. Usted es un abogado de prestigio al que, si no fuera por las redes sociales, la gente con menos recursos no podría acceder de una forma tan directa y ágil.

R. Bueno, Twitter más que una vía de consulta, lo veo como una vía de comunicación con el sector que más te divierte o más te interesa en cada momento. O sea, está muy extendido entre los periodistas y los políticos, pero muy poco extendido a nivel social. Tengo 49 años y de mis amigos nadie lo usa. Y no saben lo que se pierden. No por nada, sino porque tiene unas facilidades espectaculares. Para mí es apasionante el mundo de las redes. Nuestro despacho ya tuvo un portal de Internet en 1994. Cuando la gente no tenía web, nosotros creamos un portal que se llamaba Tu estación de servicio y que daba todas las noticias del sector al que servíamos.

P. Más de Twitter que de Facebook, entonces.

R. No son comparables. Facebook es más para las amistades. El Facebook profesional no me convence. Twitter es absolutamente universal, es abierto, es al instante y dura diez minutos. Es una herramienta que revoluciona la comunicación. Hay compañeros que me dicen “no, es que la prensa escrita y tal”. Y yo les digo que la prensa escrita es del pasado y va a durar un tiempo. No creo que vaya a durar mucho.

Twitter es universal, abierto, es al instante y dura diez minutos

P. Por eso estamos nosotros aquí.

R. (Risas) Los de CORDÓPOLIS sois un ejemplo de cómo te puedes saltar a la piola toda la película. (Risas). Hombre, habiendo llegado del mundo de papel... En el fondo somos todos inmigrantes.

P. ¿Cree que las cifras del paro que hemos conocido, con 6,2 millones de desempleados en España, se deben en parte a que no hemos hecho bien la inmigración a las nuevas tecnologías?

R. La cifra del paro, que me parece terrorífica, la achaco a que lo que no hemos hecho es la inmigración hacia la globalidad en la que estamos. Mientras los medios sí son globales, los derechos sociales no son globales. Queremos agarrarnos a unos derechos que creemos que tenemos adquiridos pero no están adquiridos. Y no lo están porque no se pueden pagar. Y es mucho más profundo y mucho más grave de lo que la gente se cree. Yo entiendo que esto no es una crisis sino otra etapa de la civilización que tendremos que adaptar y crear entre todos. Lo que sí es verdad es que lo que ha favorecido la Red inmensamente es a la globalización. En cualquier aldea de África la gente está conectada a Internet y ve lo que está pasando en una calle de Nueva York. Y eso es un cambio muy trascendente para el mundo.

P. Córdoba, una de las ciudades con la tasa de paro más alta de España, depositó muchas ilusiones en el 2016. Hoy parece un poco recurrente que con tanto paro volvamos a hablar de la oportunidad histórica que era la Capitalidad para la ciudad.

R. No podemos esperar que ningún 2016, como algo que va a venir de fuera, vaya a salvar a Córdoba del paro. El paro lo vamos a superar los cordobeses creando, trabajando, moviéndonos, viajando, importando productos de éxito, acogiendo a la gente que viene, enseñando nuestra ciudad, participando, saliendo a la calle... Así es como vamos a transformar el paro en empleo. Es que eso de esperar siempre a que sea alguien de fuera el venga a resolvernos la papeleta no es así. No nos engañemos.

No podemos esperar que ningún 2016, como algo que va a venir de fuera, vaya a salvar el paro en Córdoba

P. ¿Cómo recuerda esa tarde de julio cuando de repente aparece el nombre de San Sebastián?

R. Yo lo recuerdo como uno de los momentos más tristes, personalmente, de mi vida. Estaba en casa con mi mujer Elena, esperando escuchar la palabra Córdoba. Cuando salió aquel señor y dijo lo que dijo se nos cayó el mundo encima. Bueno, las ilusiones tienen eso. Fue un mazazo. Fue una cosa tremenda. Por suerte o por desgracia se habían generado muchas expectativas. Quizás en otras ciudades no existieron tantas expectativas. Después de trabajar, cogimos la bici y nos fuimos a Las Tendillas. Cuando llegué allí, me acuerdo de que venían los políticos por la calle Nueva y se montaron en el tenderete que se había instalado para dar la enhorabuena y no para lo que estaba sucediendo. Había gente que estaba cantando el Soy cordobés. Se me revolvieron las tripas. ¡Otra vez vamos a volver al Soy cordobés! De verdad. No me da la gana. Esa no es mi cultura, ni eso es lo que yo entiendo por cultura, con todos los respetos a todo el que le gusten las canciones tradicionales. Pero no es la ciudad que yo quiero ni que yo sueño. Entonces, me fui a tomar una caña en el Correo, cogí mi bici y me vine a mi casa. Esa noche le di muchas vueltas al tema. Y llegó un momento en el que dije, joder, si esto es una barbaridad y recurrimos cualquier acto que entendemos que no es justo por pequeño que sea, ¿cómo nos vamos a tragar esta? Es tan sencillo como eso. Fue una reacción de un abogado normal de la calle, sencillo. Te ponen un tema que no lo ves y dices, vamos a recurrirlo. ¿Qué va a pasar? Pues no lo sé. Al día siguiente, me vine aquí [a su despacho de abogados]. A las 8.00 tenemos una pequeña junta de socios en la Boutipán donde, tomándonos el cafelito, le damos un repaso a las cosas. Ahí ya dije: “Vamos a recurrir la Capitalidad”. Imagínate entonces. (Risas)

El día que se perdió la Capitalidad en la fiesta de las Tendillas había gente cantando el Soy cordobés. ¡Otra vez vamos a volver al Soy cordobés! No me da la gana. Esa no es mi cultura

P. La gente se cayó de espaldas.

R. Me decían, ¿qué estás diciendo?

P. Pero cuando tomó esa decisión, todavía no habían llegado los sobres ni se sabía nada de los CD anónimos...

R. No, es que el sobre viene por esa decisión. No quiero ser petulante, pero entiendo que si no damos el paso de recurrirlo y sale en toda la prensa que Córdoba no se conformaba con la resolución, no hubiera llegado el sobre. Es que llega aproximadamente ocho o diez días después. El sobre llega cuando hay alguien dentro del jurado que se da cuenta que Córdoba había recurrido. Es que hicimos mucho ruido. Además, curiosamente el Ayuntamiento se adhirió después. Y la gente nos preguntaba ¿quién tiene los papeles? ¡Qué más da! ¿Es justo o no es justo? Si no es justo, vamos a recurrirlo. Esos días fueron muy bonitos. La gente venía a firmar a la puerta. En aquel momento yo no estaba en Twitter pero habríamos tenido miles de seguidores, porque el impacto fue tremendo. La gente estaba como loca. Pero no íbamos contra nadie. Yo soy un enamorado de San Sebastián. De hecho, este fin de semana he estado allí.

Si no damos el paso de recurrir la Capitalidad no hubiera llegado el sobre [anónimo con los CDs denunciando la incompatibilidad de una de los miembros del jurado]

P. ¿Y ha tomado apuntes sobre lo que están haciendo en San Sebastián con su proyecto de 2016?

R. Pues mira, me he dado un paseo por la Concha en bicicleta y estaba lleno de carteles con San Sebastián-Donostia 2016. Jo, qué pena.

P. Se le revolvían las tripas otra vez.

R. Claro, otra vez. Y cuando me llaman el otro día y me dicen: “ Oye, que ha pasado esto y tal... [Se refiere a la llamada del periódico El Día de Córdoba, que informó sobre la decisión del Tribunal Supremo sobre el recurso del 2016]. Esa resolución del Supremo es del mes de febrero, notificada en el mes de marzo. Llevaba más de un mes en la carpeta del despacho porque entendemos que es una resolución que simplemente rechaza la intención de San Sebastián de impedir, tan siquiera, el acceso de nuestro recurso al Tribunal Supremo. Y además, les condenan en costas a pagar la cantidad simbólica de 600 euros. Cuando llegó esa resolución nos tuvimos que reunir para decidir qué hacíamos con ella. En principio, si se hubiera dado a los medios, la gente podría magnificarla. Y es un tema procesal y de trámite previo incluso al estudio más en profundidad del recurso al Tribunal Supremo. La verdad es que lo hemos tenido guardado por discreción y para no levantar unas expectativas que, creemos, no se ajustan a la realidad. La hemos tenido guardada hasta quen unos periodistas nos llamaron antes de anoche y nos dijeron, oye que vamos a sacar esto y tal. Pero bueno, ha pasado como ha pasado, y si es un pasito adelante bienvenido sea.

Si en el Supremo hubiera ganado San Sebastián no habríamos podido seguir adelante

P. ¿Entonces no es exactamente una admisión a trámite?

R. Es el rechazo a un recurso de San Sebastián para que nuestro recurso no se admita a trámite por motivos formales.

P. Eso no cabe en un titular.

R. Claro, es que era muy difícil de comunicar. A mí me encanta el mundo de los medios, pero era casi imposible comunicarlo en ellos. Cómo le explicas tú eso a la gente. Nuestra gente decía: “Cuidado, cuidado, cuidado”.

P. Es simplemente que el proceso sigue adelante.

R. Exacto. Si hubiera ganado San Sebastián, no habríamos podido seguir adelante.

P. Y habría acabado la carrera judicial del 2016.

R. Claro, porque habríamos tenido que archivar el procedimiento de una manera definitiva.

P. El alcalde de San Sebastián dice que está muy tranquilo. Si usted fuera su abogado, ¿lo estaría?

R. (Risas) Vamos a ver. Yo estoy muy satisfecho con el recurso que tenemos, porque técnicamente se ha hecho todo lo que se podía hacer y más. ¿Que toda Córdoba sabía que esto era complicado? Por supuesto. Cuando algo es injusto a mí me gusta recurrirlo. Aunque yo supiera que lo íbamos a perder, yo lo habría presentado simplemente para que el mundo se diera cuenta de que no era justo lo que había ocurrido. ¿Me explico? La gente nos decía: “Eso no va a cambiar, para qué lo presentamos”. Tenemos que cambiar la idiosincracia del cordobés. ¿Para qué? Posiblemente para nada. No pasa nada. Pero todos los cordobeses sabíamos que era injusto lo que nos habían hecho. Así que señores, recurrámoslo. Simplemente por sangre.

Cuando algo es injusto a mí me gusta recurrirlo

P. Pero ese recurso, ¿es un recurso visceral?

R. No, no. Es supertécnico jurídicamente hablando. Es un recurso que está bastante bien argumentado, porque después se fueron uniendo muchas horas de estudio y fueron surgiendo otras cosas. Al principio fue un rechazo a la argumentación injusta. Después, se fue transformando en un análisis del proceso del jurado en profundidad y en ese momento surgieron temas fundamentales. Es entonces cuando nos mandan la carta en la que vienen unos datos indicándonos que un miembro del jurado, Cristina Ortega, había colaborado [con la candidatura de San Sebastián]. También nos pasan unos documentos -que venían de Alemania, evidentemente de otro de los miembros del jurado- asegurando que había estado colaborando con una de las ciudades candidatas. Eso ya invalidaría que se tratase de un proceso justo. Ya es injusto. Siempre diré que estoy encantado de haber presentado el recurso. Si pasara otra vez, lo volvería a hacer. Entiendo que para Córdoba fue muy bueno hacerlo y que, bueno, la partida aún no ha terminado.

La partida del 2016 aún no ha terminado

P. ¿Qué perspectiva le ve al asunto, sobre todo después del rechazo de la Audiencia Nacional?

R. Esta decisión la tomó el Ministerio de Cultura a través de un organismo que nadie sabía muy bien cómo funcionaba, un jurado que estaba de aquella manera, todo un poco entre amigos... Pensad que en otros países no se ha formado ni jurado. Ha sido una decisión puramente política. Cuando se me explicaba todo esto, yo decía que muy bien, que si lo quiere decidir el ministro de Cultura o el bedel del secretario me parece fenomenal, pero que no me tomen el pelo. Lo que no me pueden tener a mí es ocho años haciendo el payaso si, al final, esto no se va a ajustar a las bases. Ese es nuestro razonamiento. Nuestras expectativas, a día de hoy, es seguir luchando como lo estamos haciendo. Gracias a Dios, estamos a nuestra costa, a nuestra instancia; lo llevamos a nuestra espalda. Y esto va a ser largo. Cuánto va a durar, no lo sabe nadie. La prueba es que esta decisión del Tribunal Supremo es de febrero de 2013.

P. Nos podemos encontrar con que llegue 2016...

R. … y no esté resuelto totalmente. Podría ser. Podría ser. En cualquier caso, sería un tema que se transformaría en una indemnización de daños y perjuicios. Si, finalmente, se declarase que la decisión fue injusta, los daños y perjuicios son muy claros: lo que nos gastamos cada una de las ciudades en llegar hasta ese momento. Estamos hablando de muchos millones de euros, por no hablar de la ilusión, que es mucho más difícil de indemnizar.

Alguna satisfacción nos tendrán que dar si finalmente se demuestra que la decisión [del jurado de la Capitalidad] no fue justa

P. Lo que parece cada vez más complicado es que se revoque la decisión y se convoque un nuevo jurado.

R. Se me ponen los pelos de punta solo de pensar que eso pueda ocurrir, como a todos. (Risas) Es muy complicado. El sentido común lo sigo aplicando. No nos hagamos trampas al solitario. Pero alguna satisfacción tendrán que dar a Córdoba, si finalmente se demuestra que la decisión no fue justa. Ya veo otra vez las redes con lo de “no, si Córdoba vale más, tiene más cultura y tal”. Es que no tiene nada que ver con eso. Lo que me quedó claro el otro día en San Sebastián es que se ha invertido mucho, mucho, mucho más dinero en esa ciudad, que está mucho más adelantada en infraestructuras y urbanismo que Córdoba. En las bases del jurado constaba que el impulso para la ciudad era fundamental. Pero no como dice la gente: por la historia. Es que eso no competía. ¡Si es todo lo contrario! Lo que competía era un proyecto de futuro para ver si podíamos dimensionar hacia el futuro la cultura.

P. En el recurso, lo que estamos litigando es que la decisión no fue justa. No que la Capitalidad se la tuviera que llevar Córdoba.

R. Lo único que estamos discutiendo es que en el proceso y en la decisión ha habido irregularidades que lo invalidan. No que tenga que ser otra ciudad en concreto. No podemos sustituir la decisión del jurado.

Estamos hablando de un proceso complicado, largo, difícil y que políticamente es incómodo para el poder

P. Estamos hablando de unos futuribles que, teniendo los pies en la tierra, se complican.

R. Estamos hablando de un proceso complicado, largo, difícil y que políticamente es incómodo para el poder. Muy incómodo. Aunque sea de otro gobierno.

En Mariano Aguayo Abogados, el 2016 es nuestro 0,7%

P. Una última pregunta sobre el 2016. Evidentemente, Mariano Aguayo Abogados se ha proyectado muchísimo con este recurso. ¿Ha sido una buena publicidad también desde el punto de vista empresarial?

R. En Córdoba soy el abogado del 2016, sí. Si me preguntáis si esto tuvo trascendencia para la firma, yo os diré que sentimentalmente mucha. Para mí es un honor. Voy a una boda de un amigo al que no veo desde hace muchos años y lo primero que me pregunta es cómo va lo del 2016. Para mí es un honor. Lo que pasa es que nuestro modelo de negocio se basa en que cogemos muy pocos asuntos a lo largo del año. Por tanto, no tiene especial trascendencia para lo que es nuestra cuenta de explotación. Cogemos muy pocos asuntos al año en los que volcamos a gente de mucho nivel. Y son asuntos con un volumen económico importante para sostener a ese equipo. O sea, el 2016 es nuestro 0,7%. Pero detrás de ese 0,7% yo no pretendo llevar muchos asuntos más que podrían surgir con la popularización del despacho. Es más, hay un gran debate en el despacho con respecto a la aceptación de determinados asuntos porque nosotros, si tenemos una clave como modelo de negocio, es que llevamos 20 años rechazando asuntos. No por nada, sino porque entendemos que solo nos podemos dedicar a unos cuantos. Tenemos una teoría de despacho totalmente distinta a la inmensa mayoría de la abogacía, que piensa que mientras más asuntos tienes mejor despacho tienes. Nosotros pensamos que quizás el volumen de asuntos perjudica al rendimiento del equipo, desde el punto de vista de la calidad.

P. ¿Cómo llega Mariano Aguayo a especializarse en Córdoba en litigios de biocombustibles, energías renovables...? Sectores que no son, a priori, el campo económico de la ciudad.

R. Es que nosotros no trabajamos para Córdoba. En Córdoba tenemos unos cuantos asuntos, pero nuestro pulmón es España. Nosotros empezamos en la energía por el mundo de las estaciones de servicio. Y ahí somos pioneros y referencia. En este mundo, fuimos uno a uno. La primera fue una estación que había en Almodóvar, luego empezaron con otra... Así hasta que se extingue Campsa y empezamos a llevar todos los conflictos entre las pequeñas estaciones y la petrolera. Empezamos a crecer y nos fuimos a Bruselas, donde denunciamos el asunto de cómo se estaba suministrando el combustible con abuso de las grandes compañías sobre las estaciones de servicio. Y conseguimos las primeras condenas a Repsol y a Cepsa en el mundo de los hidrocarburos por el Tribunal de la Competencia. En ese momento, teníamos clientes en toda España y montamos despacho en Madrid. Después, lo de venirnos al Brillante fue una apuesta un poco por estar en Córdoba. Cuando estábamos en Colón teníamos cinco pisos unidos. Lo que pasa es que no nos conocía nadie. Una prima de mi mujer, cuando vio el cartel del despacho en el Brillante, le dijo que venía un despacho de Madrid a instalarse en Córdoba. No nos conocía nadie. Durante 15 de nuestros 20 años, todo lo que trabajamos fue fuera de Córdoba. Después sí nos integramos bastante en la sociedad cordobesa al fichar a dos profesionales de primerísimo nivel como a José Angel Castillo Cano Cortés, un magistrado con mucho prestigio en lo Contencioso-Administrativo, y a Carlos Rodríguez Vallecillo, que era el Abogado del Estado. A partir de ahí y de la trascendencia del despacho en Córdoba ya hemos tenido más asuntos aquí. Pero esto no está montando para Córdoba, sino que trabajamos para gente de España y de fuera, incluso.

En nuestro despacho hemos crecido porque hemos ido escogiendo sólo unos cuantos asuntos

P. ¿Tienen clientes internacionales?

R. Sí, sí. Muchos que han intentado entrar en el mundo de la energía y han dicho: “Con estos de la mano” [refiriéndose a su despacho]. Nosotros somos un despacho pequeñito que funcionamos con 20 profesionales en régimen muy parecido a los despachos grandes. Si hemos ido creciendo es porque hemos ido escogiendo sólo unos cuantos asuntos. Es un despacho que coge la Capitalidad Cultural antes de tener el cliente. Eso lo hemos hecho antes en más de una ocasión. Yo siempre cuento que, con la OPA de Endesa, cuando Gas Natural ofreció 18 euros por acción a los accionistas de Endesa para quedarse con la firma -los daba en papelitos, o sea en acciones- nosotros nos fuimos a Bruselas. Entendíamos que se estaba haciendo una arbietrariedad espectacular y echamos a andar lo que fue la oposición de las bases de Endesa a los accionistas. Montamos una web que se llamaba Endesa vale 30 en euros, y empezamos a difundir nuestra idea. Cada vez que subía un euro la acción, eran mil millones de euros para los accionistas minoritarios. Y nosotros no teníamos clientes en ese momento. Fuimos haciendo de todo. Al final, terminó la historia en que el Tribunal Supremo reconoció que la OPA había que pararla y había que darle derecho a que entraran otros operadores, como fue Eon, y que se pagaron más de 40 euros por acción. Se ganaron más de 20.000 millones de euros. O sea, nosotros siempre hemos sido como la hormiguita de todos los asuntos en los que nos hemos metido. Pero es muy divertido y muy creativo. Es una abogacía muy creativa. Es que ves algo y dices: ahí hay. Y te tiras. También la composición institucional del despacho, el hecho de ser muy pocos y llevarnos muy bien... es que eso no lo hace nadie.

Nuestro despacho coge la Capitalidad antes de tener al cliente. Eso lo hemos hecho antes en más de una ocasión

P. También representan a los empleados públicos de la Junta. ¿Les buscaron ellos o los buscaron ustedes?

R. Estaban buscando despacho. Habían contratado a un superadministrativista de muchísimo prestigio de Sevilla. Hubo un grupo de empleados públicos, en concreto Rafael Delgado, que le había hablado de nosotros. Vino y estuvo aquí una tarde entera. Para echar a andar un asunto de ese calibre tiene que haber feeling, te tienes que conocer. Cuando llevaba una hora, nos dijo que no sabía lo que le íbamos a cobrar, pero que nosotros íbamos a ser sus abogados.

Los trabajadores públicos que han accedido con todas las garantías legales no pueden estar en las mismas condiciones de cara a un recorte que los que no han entrado bien

P. Recientemente, en Portugal su Tribunal Constitucional ha tomado una decisión que parece que tiene algo que ver con lo que están defendiendo de los trabajadores públicos andaluces. Han tumbando los recortes que se le estaban aplicando a los funcionarios, como la eliminación de la paga extra. ¿Se miran los trabajadores de la Junta en ese tipo de decisiones del país vecino?

R. Lo duro de los empleados públicos de la Junta es que ellos han accedido en condiciones de legalidad, mientras que hay mucha otra gente que han sido introducida en la Administración en circunstancias distintas. Una administración como la andaluza no puede soportar esa carga, pero los que han accedido con todas las garantías legales no pueden estar en las mismas condiciones de cara a un recorte o a un derecho que los que no han entrado bien. Ese es el problema. El tema de Portugal y lo que está pasando en España lo conecto un poco con lo que comentábamos antes. No hablo de un colectivo u otro, sino a nivel general. El problema es que hemos querido hacer un mundo en el que tenemos más derechos adquiridos de los que estamos en condiciones de soportar. Si recordamos cómo vivíamos en los 80 o los 70 y lo que hay ahora no se parece nada. A lo mejor nos hemos pasado de frenada en lo que son obligaciones por parte del Estado y nos creemos que hay derecho a cosas que no son soportables económicamente.

Hemos querido hacer un mundo en el que tenemos más derechos adquiridos de los que estamos en condiciones de soportar

P. ¿Sanidad universal, educación universal?

R. No, yo la sanidad y la educación entiendo que es fundamental.

P. ¿A qué derechos se refiere?

R. No, yo tiendo hacia la optimización de los recursos del Estado a la hora de distribuirlos. Por supuesto que la educación y la sanidad son derechos fundamentales. No sólo son derechos fundamentales sino que yo creo que son las claves de la sociedad. Ahora, ¿se puede pagar lo que se le está pagando a los sindicatos y los partidos políticos en la España que tenemos? ¿Podemos seguir soportando este tipo de Estado en el que en el Senado se tiene que hablar en no sé cuántas lenguas? Nos estamos pasando de frenada en temas que no son tales. La educación, a muerte. La sanidad, a muerte. La protección social, por supuesto que a muerte. Ahora, ¿tenemos capacidad de tener 17 comunidades autónomas con un montón de parlamentos, de dietas, de coches oficiales, de comidas? Yo creo que no. Entiendo que tenemos que transformar mucho la sociedad para poder seguir viviendo con dignidad todos. Esto no cabe. Porque no es una crisis como la gente cree; la gente está sentada esperando a que acabe la crisis y no es así. Recuerdo que hubo mucha gente que se tiró muchos años diciendo: “Es que hasta no se vaya Zapatero...”. Y yo les decía: “Perdóname, no es un problema de Zapatero, es un problema tuyo. O cambiamos nosotros o no cambia nada.

Cordópolis es un ejemplo de cómo vosotros sí os habéis transformado.

P. Bueno, hemos salido de la desesperación, casi.

R. Vamos a ver, es que transformarse desde la opulencia es casi imposible (risas). O te transformas o te tiras por la ventana. Pero lo que nunca perdonaría a mis hijos es que, por esperar, no salieran. Lo que decía antes, buscamos excusas: el 2016, cuando cambie el gobierno, cuando cambie el alcalde... Es que no. El que tienes que cambiar eres tú. Y si tú cambias, todo va a empezar a cambiar a tu alrededor.

P. La gente está empezando a cambiar hacia el cabreo.

R. Es que lo que está pasando en España es muy grande. Es que son seis millones de parados. ¿Qué porcentaje de parados tenemos en Andalucía?

P. Más del 36%

R. Es que con esa tasa lo que es increíble es...

P. Que no pase nada.

R. Bueno, a ver. Es que es muy duro esto. Tenemos que tener otro tipo de iniciativas, o salir al extranjero, o volver del extranjero. Porque es que no sé. Siempre, cuando a alguien le ha faltado el trabajo, tiene esa actitud activa de salir fuera o de cambiar de actividad... Pero es muy complicado. Y os lo dice uno que tiene un despacho en constante transformación. Hace cinco años, yo me bastaba y me sobraba con mis empresarios de estaciones de servicio para llevar esta firma sin ningún problema. Pero yo me di cuenta de que eso estaba muy bien pero que esto venía muy, muy torcido. Lo que hicimos fue transformarnos e invertir en lo nuestro, en lo que conocíamos. Porque lo que no puedes hacer es invertir en lo que no conoces. Entonces lo que estaríamos haciendo sería especulación. Así que invertimos en lo nuestro, que son recursos humanos. Yo estoy aquí por el maravilloso equipo profesional que somos. Yo le debo todo lo que está pasando aquí a una serie de profesionales.

Cuando vimos que esto venía muy muy torcido nos transformamos e invertimos en lo nuestro, en lo que conocíamos

P. ¿Y esa transformación se puede hacer como ciudad?

R. Las ciudades somos las personas. Las ciudades no andan ni padecen. Somos los cordobeses los que tenemos que dar el paso. Las ciudades se transforman por los ciudadanos.

P. Volviendo a 2016, parece que era una especie de catalizador para transformar a la ciudad a través de la cultura. Habiendo perdido eso, ¿estamos desnortados?

R. Yo no me encuentro desnortado. Los cordobeses lo estaríamos si hubiéramos puesto el Norte sólo en eso. Tenemos que darnos cuenta de que, como ciudad, podemos hacer cosas. Pero si solo porque un señor nos haya puesto la zancadilla y nos haya hecho una fullería, nos vamos a desnortar, poco podemos esperar de esta ciudad y de los cordobeses. De verdad: nadie nos va a sacar las castañas del fuego. Somos nosotros los que tenemos que dar el paso. Dentro de cada uno de nosotros está su éxito y su fracaso. La decisión más importante que toma una persona en su vida es saber que todo lo que le va a ocurrir es culpa suya. Hay gente que se muere y no se ha enterado de eso. Y está echando la culpa primero a sus padres, después a su novia, después a su mujer, después a sus niños, después a su jefe, después al político...

Poco podemos esperar de esta ciudad y de los cordobeses si nos vamos a desnortar porque un señor nos haya metido la pata y nos haya hecho una fullería

P. Bueno, ahora se le echan a los bancos, que parece que tienen bastante culpa de todo.

R. Sí, efectivamente. Nos han utilizado. Nos hemos dejado utilizar. A nadie le pusieron una pistola en el pecho para que firmara su hipoteca.

P. Pero hay casos como los preferentes donde sí se ha estafado.

R. Es que eso no son los bancos. Vamos a ver. Una cosa son los bancos en general, que los necesitamos, ojo. Es que sin bancos no crecemos.

P. O estaríamos hablando de otro sistema económico.

R. Que no se conoce todavía. Pero vamos a ver. Que yo he utilizado a los bancos y los bancos me han utilizado a mí. El problema es el abuso. El problema no son los bancos, el problema es la estafa. Es que estamos utilizando a las entidades financieras para estafar a las personas. Creo que nos engañamos si queremos echarle la culpa a los bancos. Los bancos son herramientas.

P. Quizás la culpa es nuestra por no haber controlado a los bancos.

R. Absolutamente. Es que la culpa es nuestra.

P. La justicia está ahora revuelta. Hemos visto un paro de jueces, fiscales y abogados. Como abogado, ¿cómo ve eso de que la justicia, hasta ahora gratuita, empiece a costarle dinero a la gente que quiera poner un pleito?

R. Las tasas ya estaban. Lo que es tremendamente injusto el sistema que se ha establecido. Las grandes empresas ya pagaban tasas por acudir a la justicia antes de la reforma. Y en Europa se pagan tasas en muchos sitios. Vamos a ver, lo que yo entiendo es que las tasas nunca pueden ser limitativas del derecho a litigar. Y eso es lo que ocurre con las tasas que se han puesto ahora en España, que están mal hechas. Entiendo que la justicia necesita recursos, que los jueces están muy mal pagados. Ahora bien. El sistema de tasas no me gusta. Entiendo que cuando un juez sale a la calle a manifestarse es porque no tiene más remedio. A ninguno nos gusta manifestarnos. A eso hay que darle una vuelta.

P. Parece como si la justicia dejase de ser justa al poner esas tasas tan altas. El pobre no llega al mismo nivel del rico.

R. Bueno, el Gobierno es el que no es justo. Los profesionales de la Justicia lo sufren igual que nosotros. Realmente la litigiosidad ha caído una barbaridad. Quizás también había un exceso de litigios en el país. No podemos resolver todos los litigios que se le ocurran a cualquiera de manera gratuita y sin límite alguno, porque pasa lo que está pasando. Se colapsan los juzgados con asuntos que son absolutos abusos de la justicia.

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