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El filial de los milagros: ¿Dónde está el límite del Córdoba B?

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Paco Merino

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El apabullante 0-6 en Los Barrios ha sido el último aldabonazo del Córdoba B en una temporada de extraordinario mérito del filial blanquiverde, que aporrea las puertas del éxito con unos argumentos de peso. A falta de siete jornadas para el final en el Grupo X de Tercera División, el equipo se ha situado en la segunda posición -a sólo tres de distancia del líder, el histórico Algeciras-, con 58 puntos agarrados y seis de ventaja sobre el quinto puesto, que ocupa el Cabecense sevillano. De terminar entre el cuarteto de cabeza, el conjunto que adiestra el exjugador blanquiverde Pablo Villa jugará las eliminatorias por el ascenso a Segunda División B por primera vez en su historia. Va camino de lograrlo. Es hoy, con 48 tantos anotados, el segundo en este aspecto por detrás del Algeciras (51), y cuenta en sus filas con dos de los diez mejores realizadores de la Liga: Javi López (13, segundo en el ranking global tras Francis, con 15, del Recre B) y Juan Guerra (9).

La última exhibición en el estadio San Rafael de la localidad campogibraltereña tuvo, además, el protagonismo añadido de Javi Cabezas, asiduo ya en las convocatorias de Berges en el primer equipo, que aportó un par de dianas. La posibilidad cierta de subir en el escalafón y debutar en Segunda estimula de un modo singular a los jóvenes del B, algunos de los cuales han visto relanzadas sus carreras después de superar periodos de incertidumbre por distintas razones, ya fuesen percances físicos o poco protagonismo en sus anteriores destinos. Son los casos de Mane, que regresó a casa tras su paso por el Lucena después de un efímero debut en Segunda con Alcaraz; Raíllo, que había pasado por el filial del Betis tras proyectarse desde el Pozoblanco; Toni Seoane, que salió de una grave lesión y un discreto paso por el Lucena, o el mismo Javi Cabezas, que tenía en su expediente escalas anteriores en Peñarroya y Pozoblanco.

Pero lo que le aporta verdadera notoriedad no sólo en su grupo, sino en toda la categoría y en las principales competiciones nacionales españolas, es su balance defensivo: 16 goles concedidos en 31 citas. Algo así como medio gol por partido. Sencillamente brutal. Su guardameta titular, Sillero, es obviamente el mejor de toda la competición en este aspecto. El meta, de 19 años, es uno de los jugadores que más expectación despierta en la cantera cordobesista. Recibió 13 goles en 26 partidos, mientras que los otros 3 los encajó en las 5 citas restantes su compañero Fernando Molero. En esos números de récord juegan un papel crucial futbolistas cuya madurez, tanto personal como futbolística, se deja sentir. Los hermanos Cruz -Fran y Bernardo-, Toscano o Raíllo han dado un paso adelante notorio. El orden defensivo es una de las señas de identidad de un Córdoba B que ha encontrado además un filón ofensivo en jugadores como el sevillano Juan Guerra o el consistente ariete Javi López. El filial parece no tener límites.

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