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El mercado oculto de las peonadas

Mujeres trabajando en la recogida de aceituna FOTO: MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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Las malas cosechas, junto al mínimo de jornales para cobrar el subsidio provoca algunos episodios de compraventa de sueldos

En años como este, muchos jornaleros no llegarán ni siquiera a las 20 peonadas que el Gobierno ha accedido reducir para poder acceder al subsidio agrario. Así que algunos tendrán que hacer lo que se ha hecho desde hace años: comprar la peonada para lograr el mínimo necesario.

Las patronales minimizan estos episodios y les restan importancia. En parte, los hechos les dan la razón. La inspección de trabajo apenas si ha tocado el tema. Y los propios afectados son los primeros que no denuncian. “Porque muchos de nosotros las vamos a tener que comprar”, reconocía hace unos días un agricultor. “En mi caso va a ser mi mujer porque ella solo ha trabajado dos días en dos meses”, se quejaba otro.

El problema de la escasez de peonadas para poder cobrar las ayudas se ceba especialmente con las mujeres, como reconoce un agricultor de la subbética cordobesa. “Es un tema de fuerza bruta. La opinión general es que no son buenas para acarrear fardos y se contrata mayoritariamente a hombres”. Es un fenómeno inverso al de la provincia de Huelva, donde los extensos cultivos freseros buscan especialmente a mujeres, apreciándose su trabajo más delicado con el fruto, pero también por su diligencia a la hora de acarrear trabajos pesados.

El mecanismo de la compra es bastante sencillo. “Alguien se acerca a un empresario que ya conozca de campañas anteriores; le explica que no llega al mínimo y el empresario le vende las peonadas, apuntándoselas”, señala el agricultor. ¿Y el precio? “Quien la compra suele pagar por la jornada lo mismo que hubiese cobrado del empresario si las hubiese trabajado realmente. Pero siempre puede haber alguien que lo venda más caro para sacar un beneficio…”.

La reducción del número de peonadas imprescindible para tener acceso a las ayudas sería una de las soluciones, señala un agricultor del olivar de Baena (Córdoba), consultado. Pero hay quien va mucho más lejos. El Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) reclama la anulación de la exigencia mínima de peonadas. “Simplemente porque, tal y como está el campo, muy pocos pueden llegar ahora a las 35 o 20 exigidas”, sostiene Lola Álvarez, portavoz del SAT en Córdoba.

Tanto ella como su sindicato defienden que los abusos son generalizados y opinan que si el campo diese todo el empleo potencial que puede generarse en tierras no cultivadas o mal explotadas, “no estaríamos hablando de todo estos temas de peonadas ni de compraventa de nada de nada”. Mientras tanto, plantean un PER extraordinario de cuatro meses para que los trabajadores rurales puedan sobrevivir este año.

La misma idea tiene el agricultor de Baena. “Este sistema de las peonadas está viciado desde hace años. Lo más lógico sería instaurar un plan especial de trabajo, tipo PER. Así, además, nos ahorraríamos otras formas de irregularidades que se producen, como el de personas que nunca han ido al campo y que compran una peonada para seguir estando en la Seguridad Social y optando a las ayudas”, termina el empresario.

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