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“El Evangelio tiene sal y la sal escuece”

FOTO: MADERO CUBERO

Redacción Cordópolis

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Al obispo de Córdoba, Demetrio Fernández (Toledo, 1950), le gustan las entrevistas. No pierde la media sonrisa ante las preguntas más incómodas. Mira a los ojos, echa el cuerpo hacia adelante para enfatizar sus respuestas y mantiene siempre un tono de voz neutro, plano, sin altibajos. No tiene prisa. Durante la entrevista, el iPhone le ha sonado ya tres veces porque en la puerta de su gigantesco despacho del Palacio Episcopal le espera una treintena de monjas que tenían una reunión con él. “Que esperen un poco. No tenemos prisa”. Y hace un gesto pidiendo otra pregunta.

PREGUNTA. ¿Se siente cómodo con la algarabía que genera cada vez que habla en los medios de comunicación?

RESPUESTA. No es una cuestión que yo mismo domine o maneje. Es algo que viene dado. Ninguno de mis antecesores ha vivido en una era o época digital tan avanzada como esta. Y el que venga detrás de mí pues supongo que lo vivirá mucho más. Quiero decir que ninguno estaba haciendo esto que estáis haciendo vosotros. Los tiempos y más en este campo avanzan a una velocidad enorme. No estamos en una situación estática en la que uno hace una innovación, sino que son los mismos medios los que han cambiado mucho y dices una cosa y da la vuelta al mundo.

Depende también de qué temas sean y en qué momentos los dices. Muchas veces puedes estar hablando con unos amigos y lo que dices puede dar la vuelta al mundo. No lo pretendo de manera directa, pero sé que los medios, entre los que me pongo, pues están en la aldea global y por tanto es lógico que lo que uno habla, así en un grupo de amigos, sea oído, leído, conocido o visualizado en el mundo entero. Pero no es culpa mía, es de los medios.

El eufemismo 'culto compartido' significa 'váyanse ustedes de aquí'

P. ¿Se ha sentido incómodo con alguno de los temas polémicos que ha abordado desde que ha llegado a Córdoba?

R. No. Todo lo que he afirmado normalmente lo he hecho en el ejercicio de mi misión recordando el Evangelio. El Evangelio tiene sal y la sal escuece a veces. Pero yo no quiero cambiar la sal del Evangelio en azúcar porque eso sería una diabetes que no estoy dispuesto a provocar. La sal del Evangelio es sal. Sal, sana, cura. Y escuece. No lo hago para que escueza sino, sencillamente para sanar, para aportar luz, para ejercer mi misión que es la de transmitir el Evangelio. Todas las afirmaciones, algunas de ellas han dado la vuelta al mundo, son afirmaciones con textos de la Escritura, es decir, son afirmaciones del magisterio de la Iglesia. Bueno, pues, ¿qué tiene mucho eco? Pues bendito sea Dios. San Pablo se alegraría mucho de que su mensaje llegara al mundo entero.

P. Quizás fue la primera declaración que hizo la que dio la vuelta al mundo. Nos referimos al tema de la Mezquita, cuando usted dijo que debería llamarse Catedral de Córdoba. Pero en el imaginario cordobés ese nombre, el de Mezquita, ha perdurado durante 700 años. ¿Cree usted que podrá cambiarlo?

R. En ese tema separaría varios aspectos. Primero, lo que yo manifesté estaba en plena continuidad con lo que habían defendido mis antecesores. No fue nada nuevo, no fue un cambio radical, simplemente dije lo que había dicho mi antecesor. Segundo, por medio estaba el tema del culto compartido. Si en este templo podían convivir las dos religiones, cristiana y musulmana. Es obvio que por parte musulmana no es posible. Y por parte cristiana tampoco, pero con menos rigor. Es mucho más rigurosa la postura musulmana que la católica en ese punto. Por tanto, el eufemismo 'culto compartido' significa ‘váyanse ustedes de aquí’. Lo mismo que el eufemismo interrupción voluntaria del embarazo significa aborto. Es una manera bonita de decir una cosa, pero hay que ir a la realidad. Por tanto, la petición del culto compartido significa váyanse ustedes y déjennos este templo que fue construido para el culto musulmán. Yo creo que en beneficio de Córdoba, desde el primer día que llegué dije esto con toda claridad. Llamó mucho la atención que lo dijera con tanta claridad, pero bueno quizás sea una manera de ser mía que tiene sus ventajas y quizás algún inconveniente. No decir las cosas con eufemismos sino decirlas con toda claridad.

El arte de la Mezquita no es musulmán. Es bizantino, es arte cristiano

Lo pensé detenidamente, lo consulté. Y al fin y al cabo era una postura ya establecida, no era ninguna innovación. Lo que fue muy chocante fue que el obispo al llegar diga eso, pero creo que diciéndolo quedó muy clara cuál es la postura de la Diócesis, de la Iglesia Católica en Córdoba. Si alguien tenía en ese momento en su mente la posibilidad de que el nuevo obispo permitiera ese culto compartido quedaba descartado. Y lo hice. En primer lugar porque la religión musulmana no lo permite en ningún lugar del mundo. Cuando nos están pidiendo el uso compartido -pero además quien lo pide normalmente no tiene que ver ni con los musulmanes ni con los católicos- nos están diciendo en último término ‘váyanse ustedes católicos de aquí y que los musulmanes recuperen el templo’. Entonces mi respuesta es no.

Este lugar hace ocho siglos que ha sido conquistado pacíficamente, sin sangre, por el rey Fernando III el Santo que entró en Córdoba pactando y negociando con los musulmanes. Ellos se llevaron el botín que tenían que llevarse y que el rey les permitió. Y por el Puente Romano salieron y por el Puente Romano entraron los otros. Y este templo grandioso es un templo que han construido los musulmanes, nadie lo ha negado nunca, era una mezquita pero hace ocho siglos que se ha convertido en templo católico. Como sucede a la inversa en varios templos del oriente y del medio oriente. Mire usted Damasco: se construyó la basílica de San Juan y hoy es la mezquita. A nadie se le ocurre decir 'mira la basílica de San Juan'. Y ay de ti como estando allí digas dónde está la basílica, porque es mezquita. Y lo mismo sucede en Chipre y en otros lugares. Ay de ti como llegues allí preguntando por la basílica cristiana o aunque digas antigua basílica cristiana. Nosotros aquí permitimos decir antigua mezquita, es que lo fue, en cuanto a construcción fue mezquita durante un tiempo muy largo. Pero lleva mucho más tiempo siendo iglesia cristiana.

Los cordobeses se tienen que dar cuenta que en una mezquita no se da misa

En el arte, por ejemplo, cuando yo estudiaba bachiller me decían Arte musulmán: la mezquita de Córdoba. Y cuando llego a Córdoba y he estado con personas muy entendidas que me han explicado la Mezquita de Córdoba, resulta que el arte no es musulmán. Es bizantino, son los bizantinos de Damasco y del oriente los que en occidente, a petición de los musulmanes vienen e hicieron esta mezquita. Las cúpulas, los arcos, no es arte musulmán, es arte cristiano.

P. ¿Porqué esta confusión?

R. Hay una serie de cosas que te preguntas, bueno, a quién interesa, quién aprovecha esta confusión. Desde luego a los cristianos no. Por ejemplo, por qué el silencio pretendido de que antes de que aquí hubiese una mezquita ha habido una basílica enorme, cuyos restos están ahí, casi en su mínima expresión. ¿Casi que hay que taparlo para que nadie sepa que aquí antes de una mezquita hubo una basílica cristiana? No pasa nada. Fue una basílica cristiana, luego fue una mezquita y ha sido convertida en iglesia católica. Y no pasa nada.

En otros lugares de España, donde había igual que aquí mezquitas aunque no fueran tan preciosa, se ha arrasado la mezquita y se ha hecho una catedral. A los cordobeses les cabe el honor de no haber arrasado en la época antigua. Fue el propio rey Fernando III el Santo, porque los musulmanes presentes, al verse acorralados, quisieron destruir la mezquita antes de salir de la ciudad. Y fue el rey Fernando III el Santo el que dijo no por favor, dejad el templo tal como está. Luego, ellos lo construyeron, el rey Fernando los salvó y otros lo han mantenido hasta el día de hoy. No pasa nada por decir que es antigua mezquita. A mí no me da ninguna vergüenza, es un templo que hicieron los musulmanes para el culto a Alá. Y me parece muy bien hecho.

Parece que Córdoba es Córdoba desde que llegaron los moros

A día de hoy qué es eso, una mezquita o una catedral. Pues depende, si te pones desde el punto de vista puramente material, pues sí, fue una mezquita. Yo por eso prefiero, porque el uso que tiene es de catedral… es un poco contradictorio decir vamos a misa a la mezquita. Y eso los cordobeses se tienen que dar cuenta, que en un mezquita no se da una misa.

Es esto simplemente, ¿Es una cuestión de palabras? No porque el lenguaje dice más, explica mucho más de lo que se quiere decir. Llamarla mezquita, solo mezquita y siempre mezquita me parece mal. Me parece bien que en el subtítulo se haga alusión a que fue mezquita. Debe de llamarse catedral, antigua mezquita. En todo caso prevalece en el mobiliario urbano Mezquita guión catedral. Yo no soy el dueño del mobiliario urbano pero es una sugerencia para que los cristianos que vienen de todo el mundo sepan que hay una catedral. Y cuando entren que digan, anda, esto fue una antigua mezquita. No es ningún deshonor. Pero es catedral desde 1236. Lleva más tiempo de catedral católica que de mezquita, respetando todo el arte, casi casi tocándola con guantes. Se ve un respeto enorme hacia los que han construido la mezquita, más que el ellos tuvieron con la construcción anterior de la basílica de San Vicente, que ha desaparecido. No vamos a entrar en esas disquisiciones.

Y eso que dicen de que de toda la vida se le ha llamado mezquita. No, toda vuestra vida. La gente más mayor siempre ha dicho que iba a la catedral. La nominación de mezquita, solo mezquita y siempre mezquita es algo más nueva de lo que parece. Luego es algo intencionado. Y es algo que tiene unas consecuencias culturales muy importantes. Porque Córdoba es Córdoba desde mucho antes de que llegaran los musulmanes, tiene un esplendor enorme en la época romana, ahí está Osio de Córdoba que es el catequista de Constantino, que le lleva el cristianismo, que es amigo del emperador, que preside el concilio de Nicea. Y es el obispo de Córdoba. Decir que Córdoba ha llegado a ser Córdoba cuando han llegado los musulmanes, me parece un reduccionismo y una ignorancia histórica. Reconozcamos todas las épocas. El cristianismo llega a Córdoba en los primerísimos tiempos gracias a la infraestructura romana y se extendió por todo el imperio. Y eso lo hace extendiéndose especialísimamente en los lugares punteros del imperio. Y Córdoba lo era, era la capital de la Bética en aquel momento. ¿Por qué toda esa etapa se silencia totalmente? Si somos herederos de una historia los somos de toda la historia. Uno tiene abuelos no solo por parte de madre sino de padre y tatarabuelos, muchos. A uno le gusta conocerlos a todos. Todos somos herederos y no solo de la época musulmana, somos herederos de una época también más rica que es la época cristiana.

Parece que Córdoba es Córdoba desde que llegaron los moros, los musulmanes. No es verdad, Córdoba es Córdoba desde mucho antes de que llegaran ellos y ellos contribuyeron a su esplendor. Eso está claro. Pero si hoy en día somos tolerantes y pluralistas, no seamos selectivos. Córdoba no es solo musulmana. Lo fue durante cuatro siglos, pero ha sido cristiana durante 17.

Todo lo que sea reducir el aborto es bueno, pero yo lo suprimiría totalmente

P. Hace referencia al uso del lenguaje, a los eufemismos, ha hecho un apunte al aborto y nos ha venido a la memoria la reforma que se ha discutido sobre la ley del aborto.

R. No la conozco, está en ciernes. Todo lo que sea reducir los efectos del aborto es bueno. Todo lo que sea reducirlo, porque estamos en una media actualmente que es la más permisiva del mundo. Todo lo que sea reducir ese efecto, esa plaga, pues yo lo aplaudo. Lo que no sé es hasta dónde va a llegar. A mí si me pregunta le diría, suprímalo totalmente porque la vergüenza mayor que vamos a tener que aguantar en nuestra generación dentro de 100 años es que permitimos impunemente el crimen del aborto, eso es lo que pienso con la doctrina de la Iglesia en la mano y la razón natural. Se ha producido ahí una división también intencionada con el tema de la implantación o preimplantación del embrión. Y hoy en día la ciencia lo dice de manera clara y cierta: la fecundación lleva consigo la animación y por tanto el comienzo de un nuevo código genético y de una nueva persona antes de ser implantado. Y nadie, nadie ni fuera ni dentro puede suprimir esa vida. Todo lo que sea edulcorar este tema de que así de que asá… hay que ser comprensivo con las personas pero esa idea que está diciendo es un camelo. Se trata de matar al niño en el vientre de su madre que tendría que ser el lugar más dulce y seguro del mundo. Y esto sucede en España, en Europa y en el mundo occidental, todos los días así [y hace un gesto con las manos]. Estamos en una degradación tremenda. Por eso cuando viene un ministro y me dice que va a reducir, pues yo le aplaudo. Pero si me pregunta le diría hasta donde hay que llegar, otra cosa es que me aguante.

P. ¿Cómo se lo explica usted a las mujeres? Muchas dicen que al ser su cuerpo tienen todo el derecho a decidir.

R. Me parece que hay un lenguaje interesado. Asistimos a una revolución sexual en los 60 donde el sexo libre pues lógicamente produce y genera nuevos seres. Una época en donde o se introducen los anticonceptivos de todo tipo o se elimina todo embarazo no deseado. En la raíz está una concepción de la sexualidad como muy desbaratada. La sexualidad, desde el punto de vista cristiano, tal como nos viene en la revelación es el precioso lenguaje del amor verdadero. La sexualidad tiene lugar evidentemente en el matrimonio estable santificado por Dios que es quien ha inventado el matrimonio, no lo han inventado los hombres, ¿no? En la primera página del Génesis se dice que Dios creó al hombre y la mujer y vio que era muy bueno.

Cuando se dice que una mujer tiene derecho a elegir (sobre el aborto) que elija tener o no relaciones

Pero esto del aborto no es nuevo, es más antiguo que los imperios. Cuando los imperios han llegado a su grandeza y esplendor, a su gran desarrollo, una de las cosas que más han practicado ha sido el aborto. ¿Por qué? Porque una nueva vida supone, si no es fruto del amor, una incomodidad. Por eso ahora cuando se dice 'no es que la mujer tiene ahora el derecho a elegir'. Que elija o no tener relaciones, eso es así. Pero una vez que ha concebido a un hijo, aquí no se trata del derecho de elegir, se trata del derecho a ser o no ser. A una nueva persona que existe, hay que respetarla. La Madre Teresa se hartó de decir por todo el mundo que el aborto era una de las plagas mayores de nuestra época.

P. Cuando se planteó la reforma de la ley del aborto por el anterior gobierno hubo manifestaciones en contra a las que acudieron incluso obispos. Hoy la gente está saliendo a la calle para protestar por los recortes sociales que lleva a cabo el Gobierno. ¿La Iglesia va a salir a la calle ante recortes como los de la ley de dependencia o los sanitarios?

R. Lo primero que ha hecho la Iglesia ante esta situación es dar de comer a la gente. Es importante eso. Y eso no sale en los clamores de la calle. Lo digo porque hay dos maneras de reaccionar ante los hechos que todos estamos padeciendo. Una manera es la de chillar o gritar, y otra la de ponerse a atender a quienes tienen necesidad. La Iglesia está haciendo esto. Y lo está haciendo en toda España. En este momento la situación está siendo sostenible gracias a que la Iglesia, discretamente, está haciendo lo que debe hacer. Y lo hace con mucha gente. Y no un día, sino un año entero. Y la Iglesia no se lo saca de la manga sino de los donativos de los fieles. La gente se ha hecho muy generosa, los donativos en Cáritas y en las organizaciones se han duplicado o triplicado.

En la crisis hay dos maneras de actuar: una es la de chillar y otra es la de atender a los necesitados

Todo este tema de los recortes es muy complicado porquer está la política. No hay dinero pero no sabemos para qué hay y para qué no hay. En definitiva, es un lío poderlo apreciar. Pero lo cierto es que la gente se muerde de hambre si no le das de comer. La gente más sencilla y cercana, de quien primero y principalmente se fía es de Cáritas y de la Iglesia, y del comedor social de los Trinitarios. Porque mientras están discutiendo unos y otros sobre por dónde empezamos, seguimos o qué hacemos, lo que hay que hacer es dar de comer. También invitamos a todos nuestros fieles a que recorten ellos mismos su sueldo, los sacerdotes se han recortado de la nómina extraordinaria de verano. Y lo hicieron muchos y con aquel dinero dimos de comer a muchas familias. También pagamos hipotecas, la luz. Conozco parroquias en el sector sur, con personas con límites de pobreza, que te lo agradecen mucho.

P. ¿Esa ayuda se reduciría si la Iglesia tributara?

R. No. Primero hay que decir que la Iglesia tributa, ese es otro bulo que se ha transmitido según las leyes. La exención que la Iglesia tiene de algunos tributos es la misma que tienen todas las demás organizaciones.

P. ¿Se reduciría si se pagase en esas exenciones?

R. No, porque en esas situaciones que nos manda tributar no nos sacaría de apuros ni nos llevaría a la ruina. Tendríamos menos medios… Pero la Iglesia no es rica. Vivimos cada año del presupuesto del dinero que recauda de los fieles.

La exención tributaria de la Iglesia es la misma que en otras organizaciones

P. ¿Qué piensa de esas voces que piden que la Iglesia tribute esos impuestos de los que ahora mismo está exenta?

R. Yo creo que son voces interesadas. Por tanto, hablándolo con ellos estoy seguro que ellos mismos estarían de acuerdo en que la situación se quede como está. Pero bueno, una cosa es lo que se dice y otra es la realidad. Son voces interesadas.

La Iglesia no es rica. Vive del dinero que recauda a sus fieles

P. ¿Cree que los recortes se están haciendo de la manera correcta?

R. No lo sé, en eso entramos en el campo político y no lo sé. Tanto si gobierna el PSOE o IU o ahora el PP, me parece que es una concreción práctica. Porque a ver, hay dinero, más o menos pero hay. ¿Cómo se distribuye? Ah, yo no lo sé. Eso es el político el que decide cuáles son los criterios preferenciales. Unos incidirán más en un aspecto, otros en otro. Ahí entramos en un mundo que es muy discutible y en el que cual yo ni soy especialista ni me corresponde. Cuando yo he pedido a los curas de Tarazona que dejen su paga te estoy hablando de hace tres años. Teníamos otro gobierno distinto al de ahora y ya las estábamos pasando canutas. Ahora estamos con este gobierno igual. Y si mañana viniera otro de signo contrario me parece que estaríamos un poco más deprimidos. La situación es la que es. Evidentemente a uno le toca más o menos según el gobierno que haya. Pero si las medidas que está tomando el gobierno actual son buenas o malas no te las sé decir, como tampoco te lo sabría decir si las tomó el gobierno anterior, todas las que tomó, si fueron buenas o malas. No es mi competencia.

No sé si las medidas que está tomando el Gobierno son buenas o malas

P. Hablando de una en concreto: limitar la asistencia sanitaria a los inmigrantes irregulares. ¿Es humanitaria una medida así?

R. No tengo datos. Lo que he leído en el periódico es que nadie se va a quedar sin asistencia. Eso lo he leído pero no sé si es verdad o no. Tampoco sé si es verdad o no si se van a quedar sin ella. No lo sé cómo está. Evidentemente, todo el mundo por el principio humanitario, por una urgencia, necesita asistencia, yo creo que lo atenderían, lo atenderán o estará previsto que lo atiendan. No lo sé. No sé cómo está eso. Pero vamos, por principio yo soy partidario, lógicamente, claro [de que les atiendan].

P. En cuanto a la ley, hay una sentencia del Supremo que prohíbe las ayudas públicas a los centros de enseñanza que segregan a niños y niñas.

R. El otro día leía un artículo en el periódico que decía que la diferencia está dada ya. En la naturaleza hay chicos y chicas. Hay una postura ante eso para que todos estén juntos. Se llama coeducación. Otra dice que no, que señala que lo mejor es la educación gradual chicos con chicos y chicas con chicas. Porque es un momento de crecimiento y bueno, hay momentos en que se pueden juntar antes o después. Pero no está tan clara la postura netamente de coeducación no goza de todos los apoyos y todos los aplausos como se suele dar por hecho.

Lo que un varón quiere de una mujer es que sea femenina

P. ¿Qué es lo ideal?

R. A mí me parece que todo ciudadano tiene derecho a la educación que él quiera y que sus padres quieran. Eso lo dice la Constitución. Por tanto, habría que ver si es constitucional o no [la sentencia del Supremo] porque si todo individuo tiene derecho a ser educado según sus propias convicciones o, en este caso no son religiosas, sino de tipo pedagógico, por qué tiene que ir un chico con una chica necesariamente a clase. Y más cuando hay muchos autores que te dicen que, por otro lado, que un chico y una chica no crecen al mismo tiempo. A mí me lo han dicho muchos maestros. Las chicas por ejemplo de quinto, que no han comenzado la pubertad son distintas de los chicos. Ellas son más listas. Si los chicos se educaran ellos solos en ese momento, podrían medirse con los propios chicos. Esto sucede en el deporte y nadie se asusta. No tienen las mismas fuerzas ni los mismos desarrollos ni los mismos plazos. Por qué un chico y una chica de 13 años tienen que estar juntos en la misma clase cuando la chica lleva dos años de adelanto biológica y psicológicamente. Además es una etapa en la cual es muy chirriante, se ve en el recreo, los chicos se van con los chicos y las chicas con las chicas. Esto es así, experiencia ordinaria.

Entonces, que haya padres que digan yo quiero que mi hijo o mi hija tenga una educación diferenciada. Cuyo resultados son de rendimiento mayor desde el punto de vista académico y de desarrollo mejor desde el punto de vista psicológico y todos los aspectos. Tenemos que respetar esa opinión. No estamos hablando de principios religiosos sino de los puros principios pedagógicos. Y eso está demostrado, ¿eh? Conozco un colegio de chicas en Talavera que tiene unos resultados académicos excelentísimos. Y las chicas salen normales. Los chicos de Talavera a esas chicas las tienen especial predilección. Porque suelen ser muy femeninas, que es lo que un varón quiere de una mujer. Ahora, toda esta mezcolanza, que puede tener sus ventajas, también, porque hay gente partidaria de la coeducación, respeto esa opinión, aunque la discutiría, no tenemos que pasarla como un dogma de fe. ¿Cómo va a ser un dogma de fe que los chicos de 11, 12, 13 y 14 años tengan que estar juntos todos el día? Si están a años luz ellos de ellas. Ya vendrá el momento de que se junten para ser complementarios. Pero déjales crecer cada uno por su cuenta.

Desde el punto de vista constitucional hay un derecho en el que uno tiene derecho a elegir el tipo de educación que quiere para sus hijos. Hay padres que quieren que sus hijas se eduquen con chicas solamente y otros que sus hijos se eduquen con chicos solamente. Que aprendan a ser viril lo más posible, que cuando sea mayor sea varón del todo y completo. Ese es un derecho constitucional. Por tanto ahora está por discutir ese aspecto todavía.

Dios no da perdón a quien no lo pide

P. ¿Qué opina de la excarcelación del etarra que secuestró a Ortega lara por enfermedad terminal?

R. En este tema la luz más abundante me ha venido de la homilía del obispo de san Sebastián. Dice que evidentemente no soy contrario a las medidas de gracia y por tanto, en virtud de esas medidas, y teniendo en cuenta que la ley lo contempla, sea encarcelado. Tampoco soy contrario a que permanezca. El obispo dice a mí lo que me importa es que si está en la etapa final de su vida, se convierta, es decir, que se abra a la gracia de Dios y al perdón. Y Dios no lo da al que no lo pide. Me parece una referencia muy exacta esa perspectiva y es en la que yo me sitúo. Este señor me parece bien que muera dignamente si ha llegado su hora, pero lo que me preocupa es que este señor, si en su vida hay crímenes, se arrepienta de ellos delante de Dios. Para revivir el perdón de Dios y para hacer llegar la vida a la que Dios le tiene preparado y destinado. Esa homilía me parece una pieza maestra porque el obispo ha entrado como obispo y no como político.

P. Córdoba es la diócesis con más vocaciones sacerdotales de Europa.

R. Nos acercamos al centenar. 40 en el seminario mayor diocesano y 20 en el menor, que vienen de otros lugares pero que aquí los criamos como curas. Y hay otros 30…

P. ¿Por qué hay tantos?

R. Los curas de Córdoba se creen que eso de ser cura es muy importante y los chicos quieren ser como los curas. El factor fundamental para que haya vocación es que los curas viven con entusiasmo y alegría el ser cura. Entonces, los chicos se abren y entienden. Yo diría en conjunto que está una parte en los propios sacerdotes, otra en las familias –hay un humus y un caldo de cultivo muy favorable por parte de la familia, aunque también hay excepciones, hay algunas que se oponen rotundamente a que su hijo o su hija se metan a curas o a monjas, eso sucede en Córdoba ahora mismo y es noticia mundial, pero son casos especiales-. Todo eso favorece.

Madre mía de la que Dios nos ha librado en Cajasur

P. La imbricación de la Iglesia en Córdoba está clara. Y es histórica. Durante más de un siglo estuvo presente en la sociedad a través de Cajasur. Se van a cumplir dos años desde que perdieron la caja. ¿Cómo ha vivido la iglesia este hecho?

R. Gracias a Dios, cuando yo llegué eso estaba casi resuelto. Y ahora, viendo la situación, pienso que menos mal que de este lío salimos. Al que le ha tocado el marrón ha sido al obispo anterior. Pero el tenía muy claro cuáles eran las posturas de la Iglesia. Hay que remotarse al origen del Monte de Piedad, un origen de ayudar a los pobres. Durante 150 años Cajasur hizo eso. En las últimas décadas cambió todo. Y sobre todo hubo muchos enredos de tipo político… lo veo como algo ajeno porque no he estado metido en el lío, en ninguna de las decisiones. Y me alegro de no haber estado. Porque a los que han estado, les ha hecho sufrir muchísimo. Una cosa es que la Iglesia haya hecho esta tarea durante 150 años y que creo que en su conjunto ha sido un gran bien para la sociedad y otra cosa es quiénes tengan que gestionarlo, curas o seglares. Y está claro que tienen que ser seglares. Y si nos dejaban hacerlo o no… había un lío allí que, yo ahora, mirándolo desde lejos me digo “madre mía, de la que Dios nos ha librado”.

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